LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA

Laura Latorre: "Zaragoza, cargada de historia, es un escenario perfecto para la inspiración"

La joven periodista zaragozana debuta en la ficción con su libro de cuentos 'Una martes cualquiera' (Pregunta) donde aborda temas duros y crudos

Laura Latorre mete el dedo en la llaga de algunos conflictos cotidianos vinculados al amor, a la familia y a la depresión.
Laura Latorre mete el dedo en la llaga de algunos conflictos cotidianos vinculados al amor, a la familia y a la depresión.
Francisco Jiménez.

Laura Latorre Molins (Zaragoza, 1993) se multiplica por doquier en el periodismo de actualidad y en el cultural como ‘freelance’. Ha trabajado para el Gobierno de Aragón, el Instituto Aragonés de la Mujer o la Casa de la Mujer, y ha colaborado en ‘El Periódico de Aragón’ o en HERALDO. Publica su primer libro: los cuentos de ‘Un martes cualquiera’. De entrada, habría que decir que le echa coraje y que se atreve a lanzar a la imaginación del lector aires maléficos, fantasmas, terrores, crímenes y algunos amores difíciles.

¿Cómo llega la literatura a su vida, cómo despierta en usted? ¿Hay maestros, profesores, lecturas concretas?

La literatura llegó a mi vida gracias a mis padres, que nos contaban y leían cuentos a mi hermano y a mí desde muy pequeños. Eso me hizo convertirme en lectora desde la infancia. Recuerdo leer los libros de Enid Blyton; versiones infantiles de ‘La Odisea’; ‘El nido de los sueños’, de Rosa Montero, o ‘Caperucita en Manhattan’, de Carmen Martín Gaite. Además, tuve la suerte de contar, tanto en el colegio como en el instituto, con profesores y profesoras que me animaron a descubrir nuevos libros y a no dejar de escribir.

¿Qué fue primero: el periodismo o la literatura?

La literatura fue lo primero. Escribir ha sido siempre mi mayor pasión, elegí estudiar periodismo en base a eso y porque me gustaba la idea de dedicarme al periodismo cultural. De Periodismo en la Universidad de Zaragoza me llevé, además, grandes amigos. Uno de mis compañeros de estudios fue Mariano Millán, coordinador de ‘Con Mucho gusto’ en estas páginas.

"Al ser un ámbito privado, es fácil que se oculten realidades durísimas en el seno de la familia. Y eso es lo que trato de plasmar en algunos relatos, la indefensión que puede suponer para alguien vulnerable sufrir algún tipo de violencia por parte de familiares que queda silenciada"

Ha trabajado en muchos medios. ¿De qué aprende más el escritor: del periodismo, de la vida o de eso fantasmas que uno lleva dentro?

Creo que es una mezcla de todo ello. Las experiencias vitales y los fantasmas propios conforman en muchas ocasiones la base de las historias. A veces hay temas que te obsesionan y escribir sobre ellos es acercarse a comprenderlos o a exorcizarlos. Ficcionar alguna vivencia también resulta interesante, divertido o incluso liberador. Por otro lado, el periodismo (no solo el que ejerzo, sobre todo el que leo) y el ejercicio profesional también me proporcionan una visión de la realidad o me acerca a ciertos temas sociales que me interesan y que he querido abordar desde lo literario.

En uno de sus cuentos, la protagonista debe contar a sus amigas la experiencia de su primer acto amoroso.
En uno de sus cuentos, la protagonista debe contar a sus amigas la experiencia de su primer acto amoroso.
Francisco Jiménez.

¿Tiene la sensación de que vivimos en un mundo complejo, lleno de terribles secretos o de amenazas continuas e inesperadas?

Aunque mis relatos sean en su mayoría duros o crudos, en el día a día intento ver también lo luminoso de la vida (como cantaban los Monty Phyton). Creo que vivimos en un mundo muy complejo y reducirlo a “todo es horrible” o a una visión naif superficial positiva es quedarse a medias. El mundo es cruel e injusto, pero hay también amor, belleza y esperanza. Depende del prisma con el que lo mires, me gusta abordarlo desde ópticas distintas.

Parece sugerir que vivimos en un planeta lleno de terribles secretos o de amenazas continuas e inesperadas...

Si te paras a pensar en que estamos rodeados de amenazas, que estamos sujetos al azar y que cada día nos puede suceder cualquier cosa, es fácil dejarse llevar por la angustia más absoluta. Hay que tratar de equilibrar. 

¿En qué medida ha sido determinante en la mirada de conjunto del libro la visión femenina, su perspectiva de mujer?

Ser mujer ha influido, igual que otros factores que, inevitablemente determinan la mirada con la que me asomo al mundo como ser europea, feminista, el siglo en el que he nacido, las vivencias que me han marcado, mis pensamientos ideológicos…

Insisto un poco más. ¿Diría que viven sus personajes, y no sé si usted o todos, en un mundo profundamente hostil y agresivo?

Como decía antes, supongo que depende de dónde quieras poner el foco porque vivimos en un mundo tremendamente poliédrico. Pero supongo que en cierto modo sí es hostil en muchos sentidos. Por ejemplo, cuando la sociedad se rige por parámetros extremadamente individualistas y competitivos, las condiciones laborales son precarias o el acceso a la vivienda es complejo, se dificulta que las personas jóvenes o con menos recursos puedan desarrollar plenamente su proyecto de vida y entonces, sí, la sociedad se vuelve hostil para mucha gente.

Portada de Óscar Sanmartín Vargas para el sello Pregunta.
Portada de Óscar Sanmartín Vargas para el sello Pregunta.
O. Sanmartín/Pregunta.

Un tema constante es el amor y sus derivados: el deseo, el sexo, la imposibilidad de comunicarse o de atreverse… ¿Lo tuvo siempre así de claro?

Las ideas han ido brotando, no fue algo premeditado, pero me interesa el amor, tanto como escritora como lectora, desde diferentes puntos de vista. Es decir, no solo me interesa el amor romántico, también el amor en contextos familiares o de amistad, ámbitos a los que a veces se les concede menor importancia socialmente que al amor de pareja pero que considero fundamentales para el desarrollo personal.

"No podemos dar pasos hacia atrás en lo concerniente a violencia de género ni dejar de denunciar todo tipo de agresiones y violencias. Creo que es importante también hacerlo desde la literatura"

Toca muchos asuntos que saltan a menudo a la prensa: la violencia de género, el maltrato, la pederastia, la irrupción del desamor, el divorcio, la enfermedad, la depresión, hasta la pérdida de la virginidad... ¿Por qué le interesan tanto esos asuntos?

Son temas sociales que siempre me han importado y preocupado mucho y por ello quería abordarlos y denunciarlos desde lo literario. Me alegra que, como sociedad y desde los medios de comunicación se hable y se informe más y mejor sobre este tipo de temáticas. No podemos dar pasos hacia atrás en lo concerniente a violencia de género ni dejar de denunciar todo tipo de agresiones y violencias. Creo que es importante también hacerlo desde la literatura.

¿Qué ocurre cuándo se acaba el amor?

Como se suele decir, no hay dos amores iguales y por ello, pienso que no hay dos desamores iguales. Depende muchísimo de las personas involucradas. Así que puede suceder de todo, desde el rencor o el deseo de olvidar hasta la amistad, porque el amor simplemente se transforma. Depende de tantos factores... Pero imagino que, si no ha sido una relación terrible, violenta o traumática, siempre puede quedar un poso, un afecto.

Otra obsesión capital son las enfermedades mentales, las dependencias psicológicas. ¿Por qué?

Me alegra que en los últimos años se esté hablando mucho más de salud mental, especialmente las generaciones más jóvenes. Hemos perdido la vergüenza y el miedo a decir que vamos a terapia, a admitir que no podemos con todo o que necesitamos ayuda. Creo que es importante poner el foco ahí como sociedad, visibilizando y normalizando realidades que hasta hace bien poco han estado silenciadas. Tenemos que romper ese tabú relacionado con las enfermedades mentales, aprender a pedir ayuda y a saber qué decir a quien padece, por ejemplo, una depresión. La salud mental importa tanto como la física y, a raíz de la pandemia, hemos visto que, por desgracia, hay ciertos trastornos y enfermedades que son muy frecuentes. En el relato de ‘Agosto’ quería reflejar lo que pasa por la cabeza de una persona que está atravesando un momento vital complejo, que transita un proceso depresivo y que sufre ansiedad. También quería plasmar cómo, a veces, controlar nuestros pensamientos o nuestra mente y salir adelante se convierte en una tarea prácticamente imposible y necesitamos pedir ayuda.

¿Es para usted la familia un laboratorio de peligros y de náuseas? ¿Qué le perturba de ella?

Tengo que decir que yo he tenido la suerte de tener una familia increíble, un verdadero refugio y fuente de apoyo y amor. Pero la familia no tiene por qué ser siempre una institución sagrada, algunas pueden ser también todo lo contrario a lo que yo he vivido. Al ser un ámbito privado, es fácil que se oculten realidades durísimas en su seno. Y eso es lo que trato de plasmar en algunos relatos, la indefensión que puede suponer para alguien vulnerable sufrir algún tipo de violencia por parte de familiares que queda silenciada.

¿Qué hay de Laura Latorre en tantos personajes que cuentan en primera persona con una visión sombría de la existencia?

De mí hay varias reflexiones y que algunos personajes afrontan sus momentos vitales llenos de dudas, dándoles mil vueltas a todo, como yo. De mí también está el amor por la música y ciertas preocupaciones. Te diría que, aunque es inevitable que alguna reflexión o recuerdo personal se cuele por las historias, este es un libro de ficción donde he querido dar rienda suelta a mi imaginación. A veces partiendo de alguna anécdota relacionada con mi entorno (como el relato de ‘Viudas y silencios’, que parte de una dura historia familiar) o de reflexiones personales, pero es un libro de ficción.

¿Por qué es tan persistente la música en sus ficciones?

La música es un vehículo perfecto para recorrer los recuerdos, para revivir, para caer en la nostalgia y para crear nuevos comienzos. Su poder evocador es tan fuerte que resulta inevitable que sea tan inspiradora. La música nos salva, aunque también puede hundirnos porque ¿quién no ha dejado de escuchar alguna canción porque le recordaba a algo o alguien demasiado doloroso, demasiado triste?

¿Cuál es su idea del cuento? ¿Cómo lo entiende, qué debe tener? 

Un cuento, tal y como yo lo entiendo, tiene que ser un golpe o una burbuja breve, un pequeño universo donde no pueden sobrar elementos que entorpezcan la lectura y no aporten al conjunto. Aunque conforme leo a más cuentistas, más maneras distintas encuentro de enfocar los cuentos que me fascinan.

¿Quiénes son tus maestros o referentes a los que sigue?

Entre mis maestras y referentes, aunque hay decenas, destaco a Patricia Esteban Erlés, Mariana Enríquez, Marta Jiménez Serrano, Rosa Montero, Almudena Grandes, Jorge Luis Borges, Emilia Pardo Bazán (que escribió cuentos sobre la violencia de género increíbles, avanzados para su tiempo)…

Tiene 30 años. Los jóvenes son materia constante de análisis y de reflexión. ¿Qué no entendemos ni los más veteranos ni los gobiernos de ustedes?

Quizá el error que todos cometemos con las personas más jóvenes que nosotros es creer que no podemos aprender de ellas. Es importante que los gobiernos, que la gente más mayor en general, hagan un ejercicio de empatía y de escucha activa para comprender lo que viven los jóvenes y desterrar ideas falsas y tópicos como que somos generaciones de cristal o que no toleramos la frustración. La empatía es fundamental.

"Una 'freelance' sobrevive...Tienes cierta libertad, eso es verdad, y puedes embarcarte en muchos proyectos diferentes. Pero ello también entraña bastante incertidumbre y falta de algo sólido que aporte seguridad"

Apenas cita ningún lugar reconocible. ¿Por qué? ¿Dónde sucederían sus cuentos?

Creo que casi todos ellos podrían suceder en cualquier lugar, ya que gran parte de los cuentos acontecen en escenarios privados (hoteles, colegios y, sobre todo, casas). El hecho de que no se mencione en muchos casos la ciudad donde se sitúan hace que el lector también pueda sentirlos más cercanos. De todas formas, sin ánimo de hacer ‘spoiler’, en el relato más extenso, ‘Agosto’, sí se dice explícitamente que tiene lugar en Zaragoza y, como en el último cuento del libro se mezclan personajes de varios relatos en la misma ciudad, podemos deducir que todos esos cuentos tienen lugar también aquí. Zaragoza es una ciudad llena de historia, rebosante de proyectos e iniciativas culturales, rincones de lo más diversos... Creo que todo eso hace de ella un escenario perfecto para la inspiración.

Hace muchas cosas en el periodismo de empresa y también en el cultural, sobre todo. ¿Se siente realizada como periodista o qué ambiciona?

Realmente, mi gran pasión es la literatura y la cultura y hasta ahora he podido trabajar en temas culturales y sociales en muchas ocasiones, tanto desde un ámbito puramente periodístico como desde la comunicación corporativa y las redes sociales, por lo que me siento afortunada. En el futuro, me encantaría poder dedicarme a temas culturales.

¿Cómo vive una 'freelance'?

Bueno… sobrevive. Tienes cierta libertad, eso es verdad, y puedes embarcarte en muchos proyectos diferentes. Pero ello también entraña bastante incertidumbre y falta de algo sólido que aporte seguridad. 

Laura Latorre también se imagina pasiones ideales e incluso algún crimen.
Laura Latorre también se imagina pasiones ideales e incluso algún crimen.
Francisco Jiménez.
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