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José María Conget «Para mí la pasión es la experiencia esencial de la vida»

El Premio de las Letras Aragonesas, autor de más de una veintena de títulos, publica un volumen de cuentos 'La verdad sobre el amor' (Pre-textos)

José María Conget reflexiona sobre las distintas formas del amor: pasión, infidelidad, obsesiones, fetichismo, jazz, etc.
José María Conget reflexiona sobre las distintas formas del amor: pasión, infidelidad, obsesiones, fetichismo, jazz, etc.
Francisco Jiménez.

«El título del libro ‘La verdad sobre el amor’ (Pre-textos. Valencia, 2023 nace del estribillo de un poema del gran poeta W. H. Auden. Y es un libro que empecé a escribir en la pandemia. Salvo uno, todos los cuentos son recientes», dice José María Conget (Zaragoza, 1948), que está pasando unos días en su ciudad.

Vayamos con el libro.

El primer cuento surge de unas confidencias de una amiga; se me quedaron ahí y decidí elaborar una historia a partir de esa amiga que se divorciaba. Lo había metido en un libro de cuentos anteriores, pero me dio cosa: era muy amiga, sabía que lo iba a leer e igual me decía, «Oye, ¿cómo me has metido ahí?». Total, que decidí no publicarlo. Pero ahora como se ha vuelto a juntar con otro, se ha vuelto a divorciar, pienso que ya puedo publicarlo.

¿A lo mejor hasta se lo dijo?

Sí. Y me dijo que no había ningún problema. Los otros surgieron en la pandemia. Creo que por eso todos salen tan tristes. Fue otra amiga de Sevilla, en el principio de la pandemia, la que me dijo: «Esto es malo para mucha gente. Pero hay algo en lo que nadie tiene en cuenta. ¿Y los amantes? Si son secretos, no se van a poder encontrar». Y ahí empezó todo.

Hay un cuento donde aborda específicamente ese tema.

Sí, me interesa escribir de ello, imaginar qué podría suceder. Y luego fui escribiendo a partir de ahí cosas que recuerdo, que me han contado, que me imagino.

Parece que aprendemos a amar a través del wasap, vivimos amores ardientes y virtuales, y cuando te citas con el amor da la sensación de que no sabes ni cómo empezar.

Pensé que podía ocurrir: que lo virtual sustituya completamente a la realidad. Lo cual es casi una barbaridad. Yo creo que a mí jamás me habría ocurrido eso, pero, bueno, nunca se sabe. En un cuento sucede, sí. Y en el cuento ‘Coleccionistas’ surge la anécdota de que unos personajes coleccionaban cromos que salían en un yogur. Y como conocían a alguien vinculado con la casa, podían encontrar el que fuese. Al final, decían: «Como los tenemos todos, hemos perdido la ilusión». A partir de ahí brota la idea de alguien que quiera hacer una colección de algo que no se vaya a acabar nunca, por ejemplo, coleccionar mujeres. No he sido yo.

Fue otra amiga de Sevilla, en el principio de la pandemia, la que me dijo: «Esto es malo para mucha gente. Pero hay algo en lo que nadie tiene en cuenta. ¿Y los amantes? Si son secretos, no se van a poder encontrar». Y ahí empezó todo.

Ja, ja. Usted no ha sido fetichista ni mitómano. Lleva mas de 20 libros...

No. Soy muy cinéfilo, voy dos o tres veces al cine a la semana, pero no soy mitómano. Me ha gustado mucho el cine y, además, me gusta el cine en las salas de cine. Y eso se ve en este libro.

José María Conget alterna las novelas con los libros de cuentos y dice que sus ficciones se suspenden en la memoria.
José María Conget alterna las novelas con los libros de cuentos y dice que sus ficciones se suspenden en la memoria.
Antón Castro.

¿Cree que le ha marcado el cine literariamente? En este libro hay un cuento entero dialogado.

Creo que es de los pocos que he hecho así. Lo hice porque hay mucha gente que me dice: «¿Por qué escribes cuentos donde no hay guión?». A mí me molestan un poco directores como José Luis Garci, que no me gusta nada, porque todas sus películas, en los diálogos, son plano-contraplano, y a mí me gusta lo que decía Eric Rohmer, que tenía los personajes delante y los deja hablar. Literariamente yo quiero hacer eso: que hablen los personajes sin necesidad de estar cambiando. Por eso no ponía guiones. Yo pensaba que escribir guiones era mucho más fácil.

¿Lo es?

Creo que no. Creo que ese cuento es el peor del libro. Dialogan dos personajes que están en los primeros años de convivencia, ya están peleados, cosa que pasa con mucha frecuencia. Me dicen que hay gente que se divorcia poco después de casarse, tras el viaje de novios. Gente que lleva de noviazgo dos, tres o cuatro años, se casa y la firma del contrato es el principio casi inmediato del fin.

¿Por qué cree que sucede eso?

Quizá porque tienen ocasión de hacer el amor hasta la náusea, y se preguntan: «Y luego qué?».

Algo así sucede en su libro. Hay una época donde se ama apasionadamente, pero luego el dilema parece ser cómo se mantiene la conversación…

Ya ya. Por supuesto. La verdad es que hay una experiencia que les pasa a algunos personajes y que yo no he tenido nunca: el tedio conyugal. Nunca me he aburrido con mi mujer, Maribel Cruzado. Es una mujer inteligente, divertida, crítica, demasiado crítica, ja ja ja. Es muy lúcida.

He intentado que estén muchas claves del amor: el fervor inicial, la pasión y la necesidad del sexo, la convivencia, la infidelidad, la necesidad de un proyecto propio, la presencia de la cultura.

Llevan juntos más de 50 años.

Sí. Ella es muy buena lectora y muy buena escritora secreta. Escribe mucho, muy bien y nunca quiere publicar. No sé si es pereza o pudor porque me dice: «No sé cómo organizar mis cosas». Lee con una gran atención.

‘La verdad sobre el amor’ es un libro muy suyo: un poco pesimista y a la vez vital, de alguien que ama la vida y la cultura.

Bueno, he intentado que estén muchas claves del amor: el fervor inicial, la pasión y la necesidad del sexo, la convivencia, la infidelidad, la necesidad de un proyecto propio, la presencia de la cultura. Es curioso, el culturalismo que yo practico en mis libros me suele molestar en otros.

Usted habla de seres humanos con sus contradicciones.

A mí el arte, el cine y la literatura me gustan en relación con las personas. Y en relación a las vivencias y a las emociones. A veces te ayudan a entender algunas situaciones o percepciones que no había captado del todo.

José María Conget reside en Sevilla con su mujer Maribel Cruzado pero ha vivido en muchas ciudades del mundo.
José María Conget reside en Sevilla con su mujer Maribel Cruzado pero ha vivido en muchas ciudades del mundo.
Antón Castro.

Dice: «La memoria erótica es casi la única que conservo intacta».

Lo dice un personaje y yo lo podría suscribir. Y esas cosas intensas, ahora que estás llegando al final del camino, no se olvidan.

Si tuviera que definir el amor, ¿cómo lo resumiría?

No lo sé. Todos mis libros son sobre la memoria y el sexo, son de problemas de parejas. La pasión es la experiencia esencial de la vida. Estoy de acuerdo con el poema de Luis Cernuda. «Si no te conozco, no he vivido; / si muero sin conocerte, no muero porque no he vivido». Para mí la vivencia más positiva es la del amor en plenitud física y psíquica.

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