fotografía. ocio y cultura

Julio Álvarez: "'Blow-Up' de Michelangelo Antonioni marcó mi pasión por la fotografía"

El galerista pone fin a 45 años como galerista en Spectrum con una exposición del artista francés Jean Dieuzaide y la sala seguirá ofreciendo talleres

Julio Álvarez fue atleta, cofundador de Scorpio, fotógrafo y galerista de fotografía, con 45 años a sus espaldas.
Julio Álvarez fue atleta, cofundador de Scorpio, fotógrafo y galerista de fotografía, con 45 años a sus espaldas.
Guillermo Mestre.

La pasada semana se inauguraba en la galería Spectrum de Julio Álvarez Sotos (Monzón, Huesca, 1950), que se ha dedicado durante 45 a la promoción de la fotografía con exposiciones, talleres y cursos, una exposición dedicada al fotógrafo francés Jean Dieuzaide. Con ella, Álvarez pone broche a su carrera, aunque en la galería seguirán ofreciéndose cursos de fotografía bajo una nueva dirección y con otras ambiciones.

Estuvo usted en el entierro del guitarrista y cantante Iñaqui Fernández. ¿Fueron amigos de niños en Monzón?

No. Yo era algo mayor que él y solo vivía allí hasta los nueve años. Hasta los trece viví en Lérida y nos instalamos aquí en 1963: llevo 60 años viviendo en Zaragoza, donde me formé. A Iñaqui lo conocí ya en Zaragoza. Supe que era de Monzón, fui a verlo en uno de esos conciertos extraordinarios de versiones de Los Beatles, y desde entonces hubo siempre una corriente de admiración y cariño.

Usted fue atleta, pero no se puede decir que esté inscrito en la tradición montisonense.

No. Era muy joven, aunque el atletismo fue muy importante en mi vida. Hacía carreras de velocidad, de 80 y 100 metros, e incluso creo que gané un campeonato provincial en el que no compitieron los mejores.

¿Recuerda cómo llegó a la fotografía?

De una manera curiosa. Primero a través de un tío mío, que había nacido en Chihuahua (México), que era sastre y al que le gustaba mucho la fotografía. Él fue el primer contacto. Mi padre luego me regaló una cámara. Y, como entonces no se podía estudiar fotografía si no era por correspondencia, hice un curso de AFHA que incluía una ampliadora. Y también me hice asiduo de la revista ‘Arte fotográfico’. Poco después, me compré una Nikon y mi primera obsesión fue hacer fotos del atletismo.

Julio Álvarez fue vicepresidente de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza.
Julio Álvarez fue vicepresidente de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza.
Guillermo Mestre.

O sea que ahí nació su pasión.

Bueno, ahí, y de otro lugar. Por entonces se estrenó la película ‘Blow-Up’ de Michelangelo Antonioni, basada en el cuento de Julio Cortázar. Aquella película, donde se descubría que, ampliando ampliando ampliando, en un lateral de la foto había un muerto, me enseñó a mirar de otro modo. Años después, hablando con el gran fotógrafo Joan Fontcuberta, me dijo que a él le había pasado lo mismo: aquella película le había marcado la vida. Y que le había sucedido a otra mucha gente.

Sigamos. Empezó haciendo fotos. ¿Cómo dio el paso para ser galerista?

Sucedieron unas cuantas cosas. Participé en la fundación del Scorpio 77 de atletismo y a la vez me incorporé a la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza, donde llegué a ser vicepresidente. Como sabe se hacía una foto más académica, de concursos. Participábamos mucho. De repente veo que en Cadaqués iban a dar unos talleres de fotografía. Pensé que no conocía ese pueblo tan vinculado a Dalí y que podía ser un buen proyecto para pasar unos días de verano. Me aceptaron como fotógrafo joven y emergente, y allá me fui. Allí conocí a mucha gente y vi que también existía otra orientación, otra estética. Y ahí empezó un poco todo.

¿Todo?

El galerista Alberto Guspi fue clave en mi trayectoria. Un día me llamó y me dijo que Canon patrocinaban galerías de fotografía en España y me lo propuso. Galerías que tuviesen tuviese una escuela, talleres, para cuyos cursos dejaban sus propias cámaras. Me patrocinaron durante cinco años. Y fue una experiencia fantástica que se prolongó durante 45 años. Me gustaría recordar que cierra la galería como centro de exposiciones, pero continúa impartiendo clases de fotografía. Eso que quede muy claro.

"La fotografía es mi vida. Y, entre otros proyectos, quiero presentar al fotógrafo valenciano, interesado por la arquitectura, Antonio Girbés en la Lonja y quiero organizar una gran exposición de la fotógrafa aragonesa Luisa Rojo", dice Julio Álvarez

Gracias. Spectrum Canon, como se llamaba al principio, fue una galería que hizo sus apuestas y a la vez nos enseñó fotos a casi todo el mundo en Zaragoza.

Está claro que al principio, en los diez o quince primeros años, asumimos la tarea de divulgar la historia de la fotografía y sus grandes nombres. Casi todos. Aprendí todo lo que pude de libros, de exposiciones, de fotógrafos españoles, compramos muchos catálogos. Al principio apostamos por la fotografía de las vanguardias y también por los valores emergentes de la fotografía española, la lista de nombres lo dice todo, pero luego, cuando las instituciones empezaron a exponer a asumir la tarea de exponer, apostamos por una línea no sé si decir más creativa o más personal. Hicimos apuestas, muchas apuestas. Para acertar hay que atreverse a asumir riesgos. Y eso ya lo decía Leo Castelli.

Julio Álvarez seguirá colaborando en diversos proyectos, entre ellos una gran exposición de Luisa Rojo.
Julio Álvarez seguirá colaborando en diversos proyectos, entre ellos una gran exposición de Luisa Rojo.
Guillermo Mestre.

¿Se arrepiente de algo?

No. He trabajado, supongo que habré cometido errores, pero también he tenido unos cuantos aciertos. He intentado ser consecuente. Y los tiempos han ido cambiando mucho.

¿Quién le ha marcado de manera especial?

La lista sería muy larga, como se puede imaginar. Hay gente a la que he admirado mucho y no he conocido, y gente que me ha enseñado con su actitud, con su compromiso y su rebeldía. Por ejemplo, Pedro Avellaned. Siempre ha ido a su aire, me ha encantado su independencia y la búsqueda de su propia estética. Y Alberto García-Alix: vivía la foto como pocos, en cualquier sitio veía una foto. Llevaba y lleva las fotos en la cabeza y en la sangre. Recuerdo que era más creativo que todos sus alumnos juntos; donde ellos no veían nada, él solo veía fotos y fotos. Y con ellos, entre otros muchos, tendría que citar a Pablo Pérez Mínguez, Javier Valhontrat o Daniel Canogar. Y muchos más.

Y acaba con Jean Dieuzaide.

He barajado otros nombres. Me habría gustado exponer a Robert Frank, que es para mí el Dios y el Picasso de la fotografía, pero era muy complicado hacerlo porque sus obras son carísimas. Hay muchos fotógrafos que me gustan, que me han interesado, que he expuesto, pero Robert Frank es mucho más que el fotógrafo de ‘Los americanos’. Me impresiona muchísimo. Pensaba que lo conocía todo de él y me he dado cuenta de que su obra casi no se acaba nunca.

Lástima que no haya podido: lo defiende muy bien. ¿Por qué Jean Dieuzaide, entonces?

He elegido a Jean Dieuzaide, que tenía su propia galería en Toulouse, y luego dirigió el espacio Chateau d’or. Es un fotógrafo excepcional: lo expuse en Huesca-Imagen y luego en el palacio de Sástago. Fue galerista y es uno de los grandes fotógrafos franceses y europeos que empezó a recorrer España desde los años 50. De alguna manera, al exponerlo a él también rindo homenaje a un fotógrafo, galerista y teórico.

Julio Álvarez, a la derecha, con el hijo de Jean Dieuzaide, con el que ya trabajó hace años.
Julio Álvarez, a la derecha, con el hijo de Jean Dieuzaide, con el que ya trabajó hace años.
Guillermo Mestre.

¿Qué hará ahora?

La fotografía es mi vida. Y, entre otros proyectos, quiero presentar al fotógrafo valenciano, interesado por la arquitectura, Antonio Girbés en la Lonja y quiero organizar una gran exposición de la fotógrafa aragonesa Luisa Rojo, que se retiró y murió en Cetina. Como he participado en Tarazona-Foto, en Huesca-Imagen, desde hace unos años colaborado con Barbastro-Foto, así que ahí voy a estar.

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