Carmelo Artiaga: "La jota va a estar al mismo nivel que el tango y el flamenco"

El director de la Academia de las Artes del Folclore no duda que la Unesco acabará declarándola Patrimonio Inmaterial de la Humanidad 

Carmelo Artiaga, presidente de la Academia de las Artes del Folclore y la Jota de Aragón.
Carmelo Artiaga, presidente de la Academia de las Artes del Folclore y la Jota de Aragón.
José Miguel Marco

¿Qué va a hacer este año la Academia de las Artes del Folclore y la Jota? 
Seguiremos trabajando para que la jota tenga la mayor visibilidad y también para regular su enseñanza. Hemos encontrado la forma y la fórmula para esto último: hay dos autonomías que han regulado manifestaciones folclóricas, el canto valenciano y el asturiano, y vamos a ir a por el mismo marco legal.

¿Regulando una enseñanza elemental, otra profesional y una superior?
Exacto. En la música y el canto al menos existen unas partituras, pero en el baile no. Y hay que poner orden. Con la regulación, pasaremos de la transmisión oral a la enseñanza reglada, con método.

¿En qué va a beneficiar y perjudicar a los que ahora están dando clase?
Va a beneficiarles, pero no les perjudicará. Quien quiera recibir clases por trasmisión oral, como hasta ahora hacen muchos, podrá seguir haciéndolo. Y quien busque tener un título, encontrará el camino. En esa línea va la nueva Ley de Enseñanzas Artísticas, donde queda regulada la figura de profesor invitado para aquellos que no tengan titulación para dar clases.

¿Cuándo se presentará la candidatura ante la Unesco?
No tengo claro que suceda antes de 2024 o 2025 porque tenemos otras apuestas españolas por delante, como la cultura de la sidra, el cristal de La Granja o el carnaval de Cádiz. En esto también interviene la política.

Y luego la Unesco decidirá. ¿Tenemos posibilidades?
Claro que sí. Pero no hay que olvidar tampoco que las valoraciones que hace la Unesco a veces pueden sorprender. Por ejemplo: la candidatura de las tamboradas al principio incluía todas las fiestas con tambor de España y la Unesco la acotó en dos ocasiones hasta reducirla a la formulación actual. Otro ejemplo, Brasil presentó una candidatura conjunta para todos sus carnavales, y la Unesco desestimó la petición porque no vio relación entre los carnavales de Río de Janeiro y Bahía, por citar a dos de ellos. Pensaban que con una candidatura conjunta, amplia, era más fácil tener éxito. Y no fue así.

Eso se ha pensado ahora con la jota, porque la candidatura ya no es solo aragonesa.
Sí, sin embargo Cádiz ha apostado fuerte por su carnaval y no ha querido incluir a otros. Muchas de las declaraciones que han incluido a España en los últimos tiempos provienen de candidaturas trabajadas y defendidas por otros países. Las navatas, por ejemplo, son Patrimonio Mundial porque lo ha defendido Polonia; la construcción en piedra seca se impulsó desde Chipre y Grecia. La trashumancia ha sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco para Austria, Italia o Grecia pero inexplicablemente no se incluye a España. Da la sensación de que el Ministerio de Cultura quiere que se lo den todo hecho.

La Academia, ¿qué busca de la Unesco?
Lo mismo que hizo el alcalde de Madrid con el Paseo del Prado: conseguir que los especialistas de la Unesco conozcan la realidad de aquí. Y no hay que prepararles nada, que vengan cualquier día y vean lo que es la jota en el día a día. En todos los pasos que estamos dando ante la Unesco nos está asesorando Victoria Trasobares, la directora de Territorio Mudéjar.

¿Qué supondrá la declaración? 
Cuando llegue, servirá para colocar la jota a la misma altura que el reggae, el tango o el flamenco. 

La Declaración de Bien Inmaterial de la Humanidad, cada vez más cerca

La jota, desde la extremeña a la catalana, y lógicamente la aragonesa, será incluida en los próximos años en la Lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Casi con toda seguridad. El Gobierno español va avanzando en la tramitación de la candidatura, y hace tan solo unos días se publicaba en el BOE una resolución por la que se incoa el expediente para declarar la jota en general como manifestación del Patrimonio Cultural Inmaterial de todo el país.

La candidatura de la jota engloba a 15 autonomías y en 11 de ellas no estaba protegida legalmente, requisito indispensable para la Unesco. La publicación del BOE resuelve un escollo del proceso, pero no será el último.

Se ignora la fecha en la que se conseguirá el objetivo final. Cada año, el comité pertinente de la Unesco se reúne para evaluar las candidaturas y decidir acerca de las propuestas. La última ocasión ha sido en noviembre pasado, y se aprobaron, entre otras, las del transporte fluvial de madera y del toque de campanas, en las que está España y Aragón. Cada país puede presentar solo una candidatura en solitario y varias compartidas. Este año España presentará la cultura de la sidra de Asturias, que la Unesco examinará el año que viene.

Paralelamente, en la reunión de septiembre de este 2023, la Unesco estudiará para su aprobación definitiva la candidatura ‘Menorca Talayótica’. Y esta es la mejor prueba de que no siempre el camino es fácil. La primera vez que se presentaron los monumentos prehistóricos menorquines fue en 2013 pero la candidatura no prosperó y hubo que reformularla. Si todo va sobre ruedas, en cambio, la declaración puede lograrse en un plazo de solo dos años desde que el Ministerio de Cultura hace la propuesta.

La Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial echó a andar en 2001 con un conjunto de 19 obras a la que luego se añadieron otras 28 en 2003. Hoy, la lista la conforman casi 600 manifestaciones culturales de todo el mundo y de muy variada condición. Se incluyen, por ejemplo, desde las declaraciones genéricas para el café árabe o la tradición cervecera belga, hasta ceremonias más concretas, como la tradición de la geetgawai en Mauricio, con cantos populares.

Al recorrer la lista, se aprecia que hay países como China (34 bienes en solitario) o Japón (27) que se toman muy en serio el proceso. España cuenta en este momento con 19 elementos inscritos en la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial (y 49 inscripciones en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco). De los 19 bienes inscritos, 13 lo son en solitario (el mismo número que la India y uno menos que Croacia) y otros seis lo son en conjunto con otros países, como la dieta mediterránea o la cetrería.

Entre las declaraciones españolas ‘en solitario’ están el Misterio de Elche, el silbo gomero, el flamenco, los castells, las Fallas o la fiesta de los patios cordobeses, entre otros.

La idea de que la jota sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad se remonta a 2010, aunque ha sido la Academia Aragonesa de las Artes del Folclore y la Jota, que dirige Carmelo Artiaga, quien la ha impulsado desde su creación en 2017, y ha conseguido apoyo político, artístico y social.

Se empezó a trabajar en la candidatura solo para la jota aragonesa, pero el año pasado la DGA y el Gobierno español acordaron ampliarla a la jota de todo el país. La candidatura la coordina el toledano Julio César Valle Perulero.

Se calcula que unos 80.000 aragoneses pertenecen al mundo de la jota, y se cifra en 320 el número de grupos folclóricos que la cultivan y en 150 el de escuelas que la enseñan. Se ofrecen cada año 4.000 actuaciones, con un público potencial de dos millones de personas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión