danza

La nueva Compañía Ramón Artigas ensaya una obra musical en torno a la jota aragonesa

Creada el año pasado, trabaja con 20 bailarines y quiere presentarse al público a finales de 2023

Ramón Artigas, en el centro de la imagen, con los miembros de su Compañía.
Ramón Artigas, en el centro de la imagen, con los miembros de su Compañía.
Francisco Jiménez

De manera silenciosa, la Compañía Ramón Artigas está empezando a perfilar la que será su presentación al público con un espectáculo en torno a la jota aragonesa. Creada el año pasado (las primeras audiciones se celebraron en febrero de 2022) el proceso de gestación de la compañía está entrando en sus horas decisivas. Si todo va según lo previsto, a finales de este año pondrá en escena su primera producción. La compañía podría sumarse así, desde una nueva perspectiva, a la candidatura de la jota a Patrimonio de la Humanidad.

"La compañía nace por iniciativa privada, impulsada desde Factory Producciones –relata el bailarín y coreógrafo Ramón Artigas–. A raíz de mi experiencia personal y del espectáculo ‘Vida’, que fue Premio Santa Isabel de Portugal y finalista de los Max, vimos la posibilidad de seguir en ese camino".

Lo que se ha creado no es un grupo folclórico sino una compañía de danza. "Los grupos han desempeñado un papel fundamental en las últimas décadas para mantener viva la jota. De hecho, no solo la han mantenido, sino que la han hecho avanzar. Pero esta compañía quiere iniciar un nuevo camino, en paralelo al anterior. La clave de ‘Vida’ fue que abrió las puertas a otros gremios artísticos y, en ese sentido, se apartaba de los espectáculos de folclore puro y duro, tal y como se conocen hasta ahora. Había un director teatral, un director de escena; echamos mano de letristas, historiadores, músicos de otras disciplinas...Buscábamos un lenguaje que no fuera local, que cualquier persona pudiera entender la obra a través de conceptos universales, no locales".

A las audiciones se presentaron más de 60 bailarines, algunos de ellos llegados de Barcelona y Madrid, de los que se se eligieron 16, 8 masculinos y 8 femeninos. Posteriormente se han incorporado dos parejas de baile más.

"La mayor parte de los bailarines es joven, de entre 18 y 25 años, y proviene del mundo de la jota, pero también los hay que vienen de la danza contemporánea. Son bailadores de grupos como Baluarte Aragónes, Nobleza Baturra, Raíces de Aragón, El Pilar y Semblante Aragonés. La base de la compañía es la jota, pero estamos trabajando con ellos más en danza contemporánea, algo de ballet clásico y, sobre todo, interpretación".

Mario Ronsano y Antonio Royo se ocupan del apartado interpretativo;, lo folclórico y coreográfico corre a cargo del director de la compañía; y la danza contemporánea la imparten Beatriz Sevilla y Alicia Gasion.

¿Con qué se presentará al público la nueva compañía? "Nuestro objetivo es ofrecer un espectáculo totalmente nuevo, creado desde cero, donde todo será original. Nuestro compositor es Sergio Aso, aunque también queremos trabajar con Miguel Ángel Remiro. La idea es presentarlo a finales de este año o, como mucho, a principios del que viene, y nos gustaría que fuera en el Teatro Principal. Estamos barajando varias líneas argumentales, pero seguramente nos decidiremos por alguna leyenda aragonesa. Las voces que elegiremos seguramente sorprenderán porque igual no traemos a ningún jotero o, en cualquier caso, no todos los cantantes vendrán del ámbito de la jota. No va a ser un espectáculo folclórico".

Artigas piensa más bien en algo parecido a un musical. "Queremos un espectáculo total, con argumento, texto y dirección escénica, y en el que la coreografía sea un apartado más –añade el director de la compañía–. Nuestra línea de trabajo es plenamente contemporánea, aunque no vamos a perder de vista nuestras raíces. Estamos planteando un proyecto único en Aragón. No hay nada parecido".

En 2019, y por primera vez en la historia de los premios Max, creados 21 años antes, un espectáculo de jota aragonesa fue finalista del galardón a la mejor obra de danza del año. ‘Vida. La sabiduría de un pueblo’, de Factory Producciones, era una parábola de la existencia humana desde la concepción a la muerte, y en su puesta en escena confluían jota aragonesa, música sefardí, seguidillas, fandangos, boleros... El espectáculo, de 90 minutos de duración, era una idea de Ramón Artigas, responsable también de la coreografía, y se había presentado en el Teatro de las Esquinas, la verdad es que sin mucho bombo. Durante bastantes meses apenas se representó, pero el hecho de quedar finalista de los Max le dio un nuevo aire a la producción, que recibió premios como el Santa Isabel de Portugal, y gozó ya de la popularidad que merecía.

En la obra bailaban, además de Artigas, Teresa Betoré, Eduardo Aguado, David Claver, Andrea Blanco, Sara López y Paola Scarcella. Y cantaban dos voces muy conocidas en el mundo de la jota, como Beatriz Bernad y Marta Peruga, aunque esta última aborda todo tipo de estilos. La música, compuesta ‘ex profeso’, era de Javier Lobe y Sergio Aso; y Gabriel Sopeña y Juan M. Montes escribieron las letras; Antonio Ayesta coreografió un par de números; y la escenografía era de Tomás Ruata.

‘Vida’ apelaba a las emociones y fue representado en numerosas ocasiones, aunque la productora decidió darlo por extinguido hace tan solo unas semanas. Esa es la inspiración que se ha querido recoger ahora en el seno de la compañía para ofrecer, desde la iniciativa privada y de momento sin ayudas públicas, espectáculos en los que lo contemporáneo tenga un peso específico. Ofrecer jota renovada.

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