LITERATURA

Ángel Guinda será ya para siempre el poeta inmortal de Uncastillo

La localidad ha colocado una placa de piedra en Casa Palomo donde vivió, dará su nombre a la Biblioteca Pública y creará el Mirador de los Poetas.

La placa realizada en piedra de Uncastillo, por Ricardo Calero, que se ha instalado en Casa Palomo.
La placa realizada en piedra de Uncastillo, a partir de una idea de Ricardo Calero, que se ha instalado en Casa Palomo. La ejecución ha sido del Taller de Cantería Olnasa.
Rocío Guinda.

El poeta, profesor y traductor Ángel Guinda (Zaragoza, 1948-Madrid, 2022) pasó su infancia en Uncastillo y muchas veces dirigió su bicicleta, con su primo Manolete, hacia Los Bañales. Allí vivían sus abuelos y allí tuvo experiencias maravillas de amistad, de primeros amores, de aventura, e incluso de política clandestina a principios de los años 70.

Si decir Inocencia Alcubierre, actriz de cine mudo que murió joven en un parto, es decir Uncastillo, con Ángel Guinda pasará igual: el pasado sábado se presentaba su libro póstumo, ‘Aparición y otras desapariciones’ (Olifante), se descubría una placa en Casa Palomo, donde vivió, hecha a partir de una sugerencia de Ricardo Calero con piedra de Uncastillo por el Taller de Cantería Olnasa, y se anunciaron dos hechos más: la Biblioteca Pública de la localidad llevará su nombre y en la plaza de la iglesia de San Miguel se creará el Mirador de los Poetas. En el volumen hay un poema muy gráfico dedicado a su niñez y a su pueblo.

Uncastillo marcó la infancia y la adolescencia del poeta, pero también su etapa de formación: fue profesor durante una década en la vecina Luesia y pasaba, con su primera esposa y su editora más constante, Trinidad Ruiz Marcellán, muchos fines de semana en la casa familiar. Trinidad evoca una curiosa anécdota: “Los abuelos de Ángel eran muy de derechas y él era muy de izquierdas, comunista. Él daba clases en Luesia y yo en Farasdués y organizó una reunión clandestina a principios de los años 70 en el Casino de Uncastillo. Fue algo un tanto secreto, y es curioso porque un amigo de entonces, dos años mayor que él, me ha recordado este acto de subversión porque vinieron gentes de Sádaba, de Erla, etc. ‘Algo raro pasaba’, me dijo. Y Ángel fue el cabecilla o el coordinador de la cita”.

Josu Azcona, de las Jornadas de Cine Mudo; José Luis Abenia, el alcalde de Uncastillo; Maruja Casaus, de La Lonjeta; Trinidad Ruiz Marcellán, editora de Olifante, y Concepción Vicente, concejala de Cultura.
Josu Azcona, de las Jornadas de Cine Mudo; José Luis Abenia, alcalde de Uncastillo; Maruja Casaus, de La Lonjeta; Trinidad Ruiz Marcellán, editora de Olifante, y Montse Cortés, concejala
de Cultura el pasado sábado ante Casa Palomo.
Rocío Guinda.

En la Lonja medieval de Uncastillo, donde tiene su sede la Fundación Uncastillo y programa muchas de sus actividades la Asociación La Lonjeta, que tiene al frente a Maruja Casaus, Josu Azcona y Carmen Giménez, entre otros, fue el lugar acogedor de la presentación. Trinidad Ruiz Marcellán hizo un recorrido por su memoria y contó la complicidad que el poeta de ‘Vida Ávida’ había tenido con sus primos, especialmente con Manolete (que estaba en la sala con otros dos primos carnales, María Rosa y Miguel Ángel). Contó que Ángel había sido monaguillo, y “era el niño favorito del cura don Dámaso, pero este se disgustó con él y le retiró su confianza porque se enteró que comulgaba en todas las misas”.

Trinidad, entre otras muchas cosas, contó una bella historia de amor y atracción, digna de ‘Amarcord’ de Fellini. “En la familia había una mujer que era realmente hermosa. La tía Carmen. Era deslumbrante, parecía una actriz italiana. Cuando llegaba el verano se iba a la terraza, se ponía el bañador y se tumbaba a tomar el sol. Y Ángel, su sobrino más querido, era quien le alejaba las moscas, algo que hacía con sumo gusto. Ángel solía decir que para él aquella tarea le encantaba y representaba los mejores días del verano”.

“En la familia había una mujer que era realmente hermosa. La tía Carmen. Era deslumbrante, parecía una actriz italiana. Cuando llegaba el verano se iba a la terraza, se ponía el bañador y se tumbaba a tomar el sol. Y Ángel, su sobrino más querido, era quien le alejaba las moscas", cuenta Trinidad Ruiz Marcellán

Hubo otro curioso detalle. Ángel, tras recibir el Premio de las Letras Aragonesas de 2010, publicó un librito, casi todo en prosa, donde evocaba a su primer amor, Albertina. Se conocieron a los cinco años. Un vecino del pueblo diría luego: “Yo me acuerdo muy bien de Albertina. Era de Calatayud y tenía un montón de hermanos. Muchos. Jugaban por las calles, pero había un momento en que su madre o su abuela los llamaba a todos con una campanilla. Y en pocos segundos aparecían todos para comer”. Trinidad, amiga de los guiños literarios y de las apariciones y los fantasías, recordó que las ediciones de Olifante las coordina Alberto Lisbona. “Desde ahora será Albertina Lisbona”, anunció.

Se proyectaron dos vídeos: uno de Mohsen Emadi, donde se oye al poeta decir que “la poesía es una tumba que profanan los lectores”. Guinda ahí, de blanco y con algo parecido a una guayabera, hace pensar en Pablo Neruda, que siendo joven se enamoró de una joven que se llamaba Albertina Azócar y él la bautizó como Albertina Rosa en sus cartas.

Los dos primeros, en los años 50 en Uncastillo: Manolete y Ángel Guinda.
Los dos primeros, en los años 50 en Uncastillo: Manolete y Ángel Guinda.
Archivo Familiar Guinda.

El otro vídeo era una creación audiovisual de Ricardo Calero y David Francisco. “Cuando murió Ángel lo primero que hice fue llamar a David Francisco. Vino con su cámara a Fuendetodos e hicimos un homenaje a un poeta tan entrañable que nos ha marcado como escritor, como ser humano y como amigo”, dice. Calero sembró las letras del nombre de Ángel Guinda y luego las desenterró para componer su nombre. Calero recordó que una parte de las cenizas del autor de ‘Espectral’ están en el cementerio de Trasmoz, donde él hizo una pequeña casita también con piedra de Uncastillo.

“Yo me acuerdo muy bien de Albertina [la primera novia de Ángel Guinda]. Era de Calatayud y tenía un montón de hermanos. Muchos. Jugaban por las calles, pero había un momento en que su madre o su abuela los llamaba a todos con una campanilla", recordaba un vecino

También acudieron los poetas Mariano Castro y María José Sáenz, que leyó tres poemas. El primero ofreció algunas claves interpretativas de su poemario: “Un día oscuro y, sin embargo, transformador, Ángel Guinda sabe que su nacimiento coincidió con la muerte de su madre: nací matando es su grito desgarrador. Tengo para mí que aquella muerte vivió desde entonces convertida en la voz del poeta”, avanzó, y matizó luego: “Guinda nos sitúa frente a la existencia de una vez por todas sin atajos, dicotomías ni distingos; aún más: me atrevo a considerar que su universo poético reposa en la invención de un mismo lenguaje para la vida y la muerte, lo que supone, a mi juicio, una de las características más importantes y renovadoras de su brillante trayectoria”, dijo.

Mariano Castro, que dirige ahora La Casa del Poeta de Trasmoz con su mujer María José, reservaba una gran sorpresa: leyó un poema inédito, un poema en prosa que es, ante todo, una glosa, un retrato y una interpretación del hombre y del artista que fue Guinda.

Ángel Guinda con su familia en una Primera Comunión. Es el primero por la izquierda.
Ángel Guinda con su familia en una Primera Comunión. Es el primero por la izquierda.
Archivo Familiar Guinda.

Tras ese acto, se salió a Casa Palomo, que fue tienda de ultramarinos del pueblo y está situada frente a la Iglesia de Santa María, uno de los grandes iconos patrimoniales de la población, y allí se descubrió una placa, hecha en piedra de Uncastillo por el Taller de Cantería Olnasa, que dice: “En esta Casa Palomo, hogar de los abuelos paternos, vivió su primera infancia el poeta Ángel Guinda Casales (Zaragoza, 1948-Madrid, 2022)”.

Dentro, en un salón inmenso, en una pared había un montón de fotos familiares, entre ellas cinco o seis de Ángel Guinda niño. Y algunas de la deslumbrante tía Carmen, una de ellas firmada. Josu Azcona, uno de los coordinadores del Festival de Cine Mudo, cuenta cómo a partir del Premio de las Letras Aragonesas se dio una recuperación de la figura del poeta. La imagen de Ángel Guinda en Uncastillo era la de un poeta destacado, que en su juventud había roto moldes, generado cierto escándalo y tenido sus más y sus menos con su padre (¿y quién no?); un hijo de la villa que había dado clases en Luesia, al que pocos conocían personalmente pero del que se hablaba con respeto y afecto, sentimientos que se convirtieron en orgullo patrio cuando en 2011 le concedieron el Premio de las Letras Aragonesas”, dice.

“En esta Casa Palomo, hogar de los abuelos paternos, vivió su primera infancia el poeta Ángel Guinda Casales (Zaragoza, 1948-Madrid, 2022)”, dice en la plaza de piedra de Uncastillo, que ha realizado Ricardo Calero

La actitud popular, al menos levemente, cambió un poco en Uncastillo: “Ese año, invitado por La Lonjeta a sus Jornadas sobre la Muerte, ofreció la charla ‘Biografía de la muerte’, título de uno de sus poemarios, en un acto muy concurrido y emotivo, que fue también, sin duda, de reencuentro, reconocimiento y homenaje. Creo que ese día ya quedó definitivamente instalado en el corazón de muchos uncastilleros como el maestro de las palabras, el escritor afable y también divertido, el poeta de Uncastillo”. Próximamente se pondrá el nombre de Guinda a la Biblioteca Municipal y se le recordará en el Mirador de los Poetas.

El joven poeta en su propia Primera Comunión. Está en la fila de delante y Ángel es el segundo por la derecha.
El joven poeta en su propia Primera Comunión. Está en la fila de delante y Ángel es el segundo por la derecha.
Archivo Familiar Guinda.

EL POEMA DE MARIANO CASTRO

Ángel Guinda in memoriam

Hay un decir –tu decir- abierto siempre a lo más alto del origen, a la entrada profunda del vacío en el enigma de la plenitud, al ronco susurrar de una belleza desatada, al nudo que nos une al mundo de los mundos, al otro, al mismo, a ese que nos hace y nos deshace, a aquel que, siendo ya, no es, y al que le crecen almas como a la estrella de mar extremidades.

Vertical es tu forma que nos forma, vertical el aliento, vertical la mirada, vertical para bajar al cielo, para subir al centro que se oculta en el venir – ‘hace mucho que viene / lo que no viene’- continuo movimiento del pensar.

Haces tuya la eterna paradoja, en la vida caliente y ardiendo en la palabra; soplo de luz el fuego prometeico que has robado a los dioses para sacar ampollas en la piel de las tinieblas; para quemar el rostro de la desolación; para abrasar el perverso desajuste de este inmundo.

No dices tu canción al que contigo va: tu canto va con los que van perdidos, no sé adónde, porque sólo los que están perdidos pueden encontrarse.

"Oh, Ángel, ángel caído en el ‘claro interior’ de la noche más larga; ángel desposeído y, sin embargo, poseso; ángel muchedumbremente solo para ser y estar con todos", escribe Mariano Castro

El mundo de tu mundo no es el mundo, es el mundo que das a los que, por estar prisioneros en el mundo, no tienen otro mundo.

Oh, Ángel, ángel caído en el ‘claro interior’ de la noche más larga; ángel desposeído y, sin embargo, poseso; ángel muchedumbremente solo para ser y estar con todos; ángel diverso pero único en el cuerpo de la ausencia; ángel total, como un don nos has dejado feliz tu transparencia en las páginas del aire, del mar, de la montaña, de la ciudad, del pueblo; en los bosques soñados en el sueño de los muertos y los vivos –eros y thánatos-, la muerte del vivir, el vivir del morir, para despertar del sueño a las conciencias nuestras que duermen sin soñar.

Oh, Ángel, tú que dijiste ‘estar fuera del mundo por llevar un mundo dentro’, permítenos, ahora y siempre, vivir, contramorir, en este mundo que tú has levantado y guardas cada día, ‘como si la muerte fuese’ –solamente- ‘vivir después de haber vivido’.

Mariano Castro

Trasmoz, marzo de 2023

Ángel Guinda con dos compañeros de clase. Él es el primero por la izquierda.
Ángel Guinda con dos compañeros de clase. Él es el primero por la izquierda.
Archivo Familiar Guinda.
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