LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA

“José Luis Alegre Cudós era el más puro poeta aragonés de los últimos 25 años"

Recuerdo del escritor de Almunia de San  Juan, galardonado con el premio Adonais, el Boscán y el Álvarez Quintero, que acaba de fallecer a los 71 años

Retrato de archivo de poeta, dramaturgo y narrador de Almunia de San Juan: José Luis Alegre Cudós.
Retrato de archivo de poeta, dramaturgo y narrador de Almunia de San Juan: José Luis Alegre Cudós.
José Miguel Marco.

Hace unos días fallecía el escritor José Luis Alegre Cudós (Almunia de San Juan, Huesca, 1951-Zaragoza, 2022), alguien que se sentía poeta por encima de todo y que ha marcado a bastantes alumnos suyos, entre ellos los poetas Mariano Zaro y Ángel Petisme, que ha recordado que fue capital en su formación, que lo visitaba asiduamente y lo entrevistó a mediados de los años 70 en la revista ‘Narra’, donde le decía: “Me situaría en la generación de los Novísimos, pero me separo de ellos dialécticamente. En novela soy muy marginal porque niego los conceptos de historia, espacio, tiempo y personajes, y mi teatro es de investigación y lenguaje”. Usaba otra palabra para definir la poesía: inconformidad. Algún tiempo más tarde repetiría una certeza y un rasgo de identidad: “Definitivamente soy un poeta (eso sí)”.

José Luis Alegre Cudós nació en Almunia de San Juan y estudió durante doce años en el Seminario de Barbastro. De allí salió para hacer Teología en Zaragoza y finalmente se matriculó en Filosofía y Letras en la Universidad, donde coincidió con grandes profesores como Francisco Ynduráin, José Manuel Blecua o Ildefonso-Manuel Gil, entre otros. Siempre mostró una personalidad especial y una gran habilidad para el manejo del lenguaje, la creación y el juego con las palabras. Y no tardaría en llamar la atención: ya en 1968 ganó el premio Hermanos Argensola; su cosecha de premios incluye los de periodismo ‘Amantes de Teruel’ y el ‘Bolígrafo de oro’, en este caso por un artículo sobre Joaquín Costa. Aunque el premio que le dará celebridad fue el Adonais de 1972 con ‘Abstracción del Diálogo de Cid Mío con Mío Cid’ que se publicó al año siguiente. Fue toda una sorpresa.

“Me situaría en la generación de los Novísimos, pero me separo de ellos dialécticamente. En novela soy muy marginal porque niego los conceptos de historia, espacio, tiempo y personajes, y mi teatro es de investigación y lenguaje”, decía Alegre Cudós

Desde entonces, con una personalidad entre experimental y lúdica, publicaría sin parar y recibiría más galardones: el Juan Boscán por ‘Primera Invitación a la vida’ (1979). pero antes había publicado títulos como ‘Epístola a Rosa’, su primera mujer, ‘Ridícula prosaica, rítmica verborrea’ (1975), ‘En un despoblado canta el poeta su rendición incondicional’ (1976), basado en la música de César Franck, ‘Instinto de Conversación’ (1976), donde se enfrentaba a las posibilidades de la palabra, ‘Poema de Réquiem y de Luces’ (1976) o ‘Romance del Cristo de Don Quijote’ (1976). Posteriormente aparecieron ‘Poema del sentir’ (1980), que había redactado tras recibir la Beca March de Creación Literaria de 1977, y ‘La Alegre Noche de Don Francisco de Goya y de Quevedo’ (1984). Con la pieza teatral ‘La apertura de la puerta del sol’ recibió el premio Álvarez Quintero de la RAE, en 1980. También fue finalista del Nadal y del Planeta de novela.

En esa época era un escritor muy conocido en Zaragoza y su presencia era constante en as páginas culturales de la prensa. Formaba parte de la sociedad literaria, el Teatro de la Ribera incorporó uno de sus poemas al montaje ‘Tierra de voces’, el Silbo Vulnerado lo llevaba en su repertorio, Ana María Navales lo seleccionó en sus dos antologías de poesía y narrativa aragonesas, y mantenía una relación muy afectuosa con los editores Trinidad Ruiz Marcellán y Ángel Guinda, poeta también fallecido este mismo años: “Coincidimos con él en 1974 en una lectura poética. La editorial Puyal se inauguró con José Luis Alegre Cudós, con el título ‘Ridícula prosaica rítmica verborrea’ en 1975. Estábamos felices por abrir la editorial y la colección con José Luis. Había sido seminarista y por tanto tenía una cultura clásica importante. Y en 1978, publica en Porvivir Independiente, en la colección Al Margen, ‘Teatro otro’, que incluía tres piezas teatrales. A José Luis lo conocimos Ángel y yo en una lectura en el barrio de las Delicias. Desde el primer momento nos caímos muy bien.  Y le abrimos nuestra casa, siendo uno más de los nuestros. Conocimos a su familia, hermana, padres, y a la que después sería su primera esposa, Rosa (con quien tuvo a su hijo Jorge). Nosotros vivíamos en Luesia (Aiseúl) y le invitamos a pasar temporadas en nuestra casa”, dice Trinidad Ruiz Marcellán a HERALDO.ES.

Alegre Cudós también patentó algunos descubrimientos científicos.
Alegre Cudós también patentó algunos descubrimientos científicos.
José Miguel Marco.

Añade la editora, galardonada días atrás por el suplemento ‘Artes & Letras’: “Lo más curioso era que llegaba con una maleta y la mitad de ella eran medicamentos, que enseguida ponía encima de la mesa -en orden, en fila según los fuera a ir tomando- del salón y de ahí, cada poco tiempo, iba tomando sus pastillas. Durante el día dormía y nosotros trabajábamos, pero al atardecer, se despabilaba y hablaba y hablaba hasta el amanecer. Estaba muy pálido, comía muy poco y cuando estaba despejado no dejaba de hablar. Continuamente. No solía salir de casa. No paseaba por el campo. Siempre hablábamos de poesía. Para Ángel y para mí, era una de las voces más interesantes del 70. En 1978, le publicamos ‘Teatro otro’, inaugurando la colección Al margen, como he dicho”.

‘Teatro otro’ es una trilogía, muy unitaria, que contiene las claves estéticas de su teatro, que sería representado en Aragón, en Madrid y en Estados Unidos. Ángel Gil Orrios, nacido en Cariñena, dirigió en Nueva York su pieza ‘La madre que lo parió’. Trinidad recuerda otro detalle de aquellos años: “Hacia 1979 y los siguientes años, José Luis se quejaba en la prensa del ‘mal trato’ que recibía de Aragón y de los aragoneses, de su tierra en general. Ángel Guinda, bastante cansado de escucharle todo eso, le contestó públicamente con un artículo que tituló ‘Los puntos sobre las íes’, publicado en HERALDO. Enumeraba y describía todo el apoyo que nosotros le habíamos dado, el cariño, la familiaridad con que le tratábamos y las dos publicaciones de su obra”.

"Alegre Cudós mostró esquejes de geranios, cebollas y una patata, todas sin raíces, tratadas con su producto, y aseguró que habían sobrevivido de un año a tres meses sin agua", informó HERALDO desde Huesca, acerca de sus descubrimientos científicos

A raíz del Premio Adonáis fue llamado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para dar clases de español a extranjeros. En los 80 fue director de actividades culturales y asumió la dirección de su Aula de Poesía. De 1981 a 1983 dirigió el Aula de Teatro de la Universidad de Zaragoza.

En el año 1983, se trasladó a Madrid para ejercer como profesor de poesía contemporánea española, durante una década, en la 'New York University in Spain', impartiendo cursos en otras universidades como son el 'Hamilton Collage” y 'Furman University'. También impartió diversos cursos de creatividad.

En octubre de 1994, José Luis Alegre Cudós, según HERALDO presentó en Huesca "las pruebas de un trabajo que ha desarrollado durante diez años y que según él muestran que se pueden mantener vivos vegetales sin suministrarles agua. Alegre Cudós, que ha patentado hace escasos días su descubrimiento con el nombre 'Procedimiento para la transmisión de energía a una planta vegetal', explicó durante la presentación que una simple aplicación química hecha al vegetal altera su metabolismo para que el agua sea innecesaria", informaba HERALDO. Y añadía, desde Huesca: "Alegre Cudós mostró esquejes de geranios, cebollas y una patata, todas sin raíces, tratadas con su producto, y aseguró que habían sobrevivido de un año a tres meses sin agua". Según el escritor y científico, "la sustancia química aplicada produce una reacción metabólica en la célula del vegetal que permite la conservación, pero también el crecimiento y desarrollo". Este asunto siempre le obsesionó y en ocasiones pareció perturbarle.

Algunos años después, en un diálogo con Mariano García, asumía de condición de enfermo mental que le había llevó a sendas residencias, primero en Utebo y luego en Casablanca: "Ha habido gente que ha hecho correr que estoy loco. Y no es así. Tengo un trastorno bipolar (periodos de euforia que se alternan con periodos de depresión). Es una enfermedad grave, que tiene sus pros y sus contras. Me encantaría decir que estoy curado, y decirlo con satisfacción y confianza, pero no es así. Pero la enfermedad tiene tratamiento". En distintas ocasiones, José Luis llamó a la sección de Cultura de HERALDO y contaba que seguía escribiendo, que intentaba divulgar su descubrimiento científico, sin suerte, que algunos presidentes norteamericanos se habían mostrado interesados... Y todo lo contaba con amabilidad y una inevitable sensación de fastidio. Hablaba totalmente en serio.

LA VALÍA LITERARIA

La valoración de su figura y su obra parece unánimamente positiva. Ángel Petisme, muy amigo suyo y discípulo en cierto modo, ha escrito: “Alegre Cudós fue un extraordinario poeta, dramaturgo y teórico del lenguaje y el poder. De adolescente pasaba tardes enteras hasta la madrugada con él. ‘Instinto de conversación’ y ‘Poema de Réquiem y de Luces’ me impactaron e influyeron mucho. Ojalá que su obra no caiga en el olvido y se reedite en condiciones”. Luis Dionis Minguillón, que lo solía visitar con mucha frecuencia igual que hacía otro poeta como Fernando Burbano, asegura que era “un maestro en las más diferentes ramas del saber. Gran maestro de las técnicas de manipulación de las masas por parte del poder en ensayos que tiene inéditos. Su vida fue de extremo placer y extremo sufrimiento. Su existencia misma era una alegoría de la vida misma. Por hacer hizo hasta patentes de ingeniería”.

Cierta espiritualidad, misticismo y recogimiento también caracterizaron a José Luis Alegre Cudós.
Cierta espiritualidad, misticismo y recogimiento también caracterizaron a José Luis Alegre Cudós.
José Miguel Marco.

José Luis Gracia Mosteo escribe: “Era el más puro poeta aragonés de los últimos 25 años, el que no frecuentaba los cafés desde hace décadas, no perseguía la gloria, no le importaba nada de nada porque comprendía la esencia de la vida, esto es, somos materia que se destruye y cuya luz o pensamiento se apaga para siempre. Pobre José Luis Alegre Cudós, nacer en una tierra tan grandiosa como ingrata. Pobre poeta-poeta, de la dinastía de Hölderlin y Antonin Artaud”, señala el poeta, narrador y teórico de la poesía. El escritor e historiador de los títeres Adolfo Ayuso dice: “Aquel poeta extraño, aquel poeta que ganó un Adonais sin que nadie lo conociera, aquel hombre oscuro y complejo que un día desapareció. Hoy ha desaparecido un poco más”.

"Tengo un trastorno bipolar (periodos de euforia que se alternan con periodos de depresión). Es una enfermedad grave, que tiene sus pros y sus contras. Me encantaría decir que estoy curado, y decirlo con satisfacción y confianza, pero no es así. Pero la enfermedad tiene tratamiento", dijo

El profesor y poeta Jesús Soria Caro ha recordado que lo iba a visitar a menudo: “Le hicimos una entrevista para Aragón Radio, en ‘La torre de Babel’, y es un poeta genial", escribió en la redes el crítico y columnista de HERALDO. Agrega para esta nota: "En su obra está la idea de que el lenguaje tiene vida propia. Hay una guerra del poeta contra el lenguaje y contra sus límites de la realidad, querría ser poeta dentro del poema, fuera de la vida y sus deformidades. En esa otredad alcanza la libertad su yo poético: ‘Quizás se esté cansando la realidad / de hablar conmigo / y le gustan los otros, aquel otro. / Quizá mi voz esté ya muy otra'”.

En las redes sociales, si son de verdad un espejo de la sociedad, se ha visto que José Luis Alegre Cudós era muy querido y admirado, y por ello no ha sido menos llorado.

CUATRO POEMAS DE JOSÉ LUIS ALEGRE CUDÓS

I

El amor juega con el cuerpo

Del amor. ¿Es una palabra?

¿Un contacto? ¿Qué puedo decir

sin temor a equivocarme?

¿Es un sentimiento? ¿Una emoción?

¿Es el corazón? No sé. A veces

lo siento.

II

Estoy en el bosque.

Tengo miedo.

No sé a qué.

Quiero salir del bosque.

Estoy agotado.

Me duermo.

Me despierto.

Tengo hambre y miedo.

Días y días.

Me colgaré de un árbol.

Y se acabó la excursión.

III

Estoy orgulloso

De ser escritor.

Lo diré de otra manera.

El silencio lo dirá mejor que yo.

Y ahora sí que no miento.

IV

Me harta, me alimenta

El vivir cada día.

Soy un descubrimiento.

Me sale el sol tres veces al día.

Tengo el triple de sangre.

Harto de comer vida.

Harto de tener poesía.

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