LITERATURA Y MÚSICA. OCIO Y CULTURA

Octavio Gómez Milián: "Ya no creo en el rock, creo en los fantasmas y amo la literatura"

El escritor, profesor de matemáticas y melómano presenta 'El imperio de las luces', el libro de relatos que ganó el premio Isabel de Portugal de prosa

Octavio Gómez Milián mezcla sus pasiones, y son muchas, en su nuevo libro de relatos.
Octavio Gómez Milián mezcla sus pasiones, y son muchas, en su nuevo libro de relatos.
Jaime Oriz.

Ha ganado el premio de narrativa Santa Isabel de Portugal con ‘El imperio de las luces’ (Diputación de Zaragoza), que se presenta el jueves 16, a las 19.00, en el antiguo Salón de Plenos de la Diputación Provincial de Zaragoza en compañía del poeta y profesor Enrique Cebrián y de la diputada Ros Cihuelo. Dice que empezó su libro de relatos en 2020. ¿Sabe qué quería hacer, qué tipo de cuentos o de prosas, buscaba algo unitario o más bien es un libro por acumulación?

Es un libro fruto de la lectura de muchos libros. Después de estar varios años preparando las oposiciones de profesor de matemáticas y el nacimiento de mi hijo Román, todo el mismo año, me entró una voracidad que no recordaba por la lectura y por ponerme al día en todo lo relacionado con la literatura. Recuerdo comprar y comprar por Iberlibro a 2 ó 3 euros, volver a Ray Loriga, volver a Rodrigo Fresán, leer las reseñas de ‘Letras Libres’, Francisco Umbral, Handke, Eloy Tizón, Ginzurg, Mariano Gistaín, Ramón Acín, Ramón J. Sender, Fernando Arrabal… si te fijas (estoy retomando la lista que guardo de aquel verano), son personajes que aparecerán luego en el libro. Entonces empiezo varias vías de trabajo.

¿Por ejemplo, a qué se refiere en concreto?

Allí, en Garray, con la idea del viaje a Soria del que hablo en el libro, tomo notas…; luego la lírica acumulativa de Camilo José Cela (esos días también leo ‘Mrs Caldwell habla con su hijo’ y ‘Oficio de tinieblas 5’), también empiezo a retomar ‘Interino’, una novela mía que espero entregar a la vuelta del verano, leo ciencia ficción de los setenta (en esos libros de segunda mano) y, como no hay ciclismo en directo, compro almanaques en neerlandés y francés de los setenta, como si fueran carreras que se corrían en ese momento. Luego llegaría la lectura de ‘Malaventura’, de Fernando Navarro, que le dio la puntilla a algunos textos. Patricio Pron, George Saunders, Robert Bloch. Ay, cómo se me puede olvidar: la argentina Mariana Enríquez. Ese fue el último empujón.

"Cada mes abro el ‘Letras Libres’ por el final para leer el cuento de Mariano Gistaín. Es verdaderamente moderno, mucho más que cualquiera de esas generaciones o incluso que sus contemporáneos más mediáticos"

¿Cómo le han marcado de veras Félix Romeo y Sergio Algora, tan citados en el libro?

De Félix el esfuerzo por hacer de lo cercano un espacio de creación e inspiración. No tener que marcharse a Los Ángeles, que te puedes quedar en Nava de la Asunción o Guadalajara o Soria, como es en este caso. Y, sobre todo, la gran frase: “¿Quieres escribirlo?, pues escríbelo”. Y Sergio Algora se está difuminando tanto en mi memoria. Su amor por Zaragoza, su pasión por la vida. Tomarse la vida como una aventura diaria.

Sigamos con sus fuentes, entonces. ¿Qué le debe un escritor tan torrencial y apasionado como usted a Mariano Gistaín?

De Mariano me gusta mucho ‘La Vida 2.0’, me parece el libro más moderno de la literatura reciente en Aragón. Luego escribió la biografía de Perico Fernández (bueno, la escribió antes…), encontré en un rastro un libro medio perdido (‘Florida 135’), que me encantó y también, por las mismas fechas que yo estaba escribiendo, apareció y leí ‘Se busca persona feliz que quiera morir’. Cada mes abro el ‘Letras Libres’ por el final para leer su cuento. Es verdaderamente moderno, mucho más que cualquiera de esas generaciones o incluso que sus contemporáneos más mediáticos. No hay impostura, hay salvajismo, líneas temporales, transhumanismo… y mucho humor, que es lo más importante en la vida. Siempre lo he admirado y, además, estos años, he podido tratar con él y aprender mucho.

¿Qué encuentra en la mitomanía, qué le da? ¿Por qué haces una literatura llena de guiños y de referencias?

Aunque este libro quería que fuera más aséptico en ese aspecto, siempre acaban por aparecer guiños. Pero trato que mis mitos ya no sean los de la adolescencia o los de mis primeros libros. Ya no creo en el rock, creo en los fantasmas. Amo la literatura (y de allí salto a los tebeos, el cine, el deporte…) y amo las casualidades, las vidas de los autores, de los creadores. Me encantan las biografías de músicos o escritores. Es más, tengo que controlarme porque estaría leyendo todo el día biografías en vez de narrativa o ficción. Entonces van surgiendo, sobre todo porque yo soy un poco Lovecraft o Salgari, salvando las distancias, vivo en mi casa, en mi habitación, me guío a otros mundos a través de las lecturas de los demás. Ya he dicho que amo las casualidades, los referentes, el momento en el que algo sucedió…, y los personajes que estuvieron involucrados.

Es un libro de paisajes tensos, aragoneses, desde los dos primeros cuentos de la Guerra civil. ¿Le interesa ese período?

La Guerra Civil española es el momento más triste y odioso de nuestra historia. Pero me niego a seguir la corriente. No soy historiador, soy profesor de matemáticas, pero creo que no se puede juzgar lo sucedido en aquel momento con los ojos y la ética de ahora, de 2023. Y se hace y se tergiversa… Mi abuelo, que es parte de uno de los personajes, era el número dos o tres de Falange en Aragón y me contaba que el día que se proclamó la República se juntaron los falangistas con los comunistas, anarquistas o republicanos a celebrarlo y el Gobernador Civil les mandó la guardia montada y todos recibieron. Celebraban lo mismo y a los años se estaban matando. Por eso esas reflexiones… 

Las paradojas del conflicto que tan bien desarrolla Martínez de Pisón en 'Castillos de fuego' (Seix Barral).

Sí, luego mi abuelo se pasó la mayor parte de la guerra en las Brigadas Internacionales para que no lo detuvieran… y acabó, porque tenía estudios en derecho, como abogado defensor de milicianos y oficiales del ejército republicano en los juicios que se hicieron al final de la contienda. Mi abuelo Matías, que vivía en Nava de la Asunción, le tocó pelear en el bando sublevado y siempre disparaba hacia arriba, No quería la guerra. Sobre todo, creo que no se puede categorizar a las personas desde el punto de vista actual.

El libro de Octavio Gómez Milián glosa y recuerda con mucho cariño y mucha admiración el legado de Félix Romeo Pescador.
El libro de Octavio Gómez Milián glosa y recuerda con mucho cariño y mucha admiración el legado de Félix Romeo Pescador.
Esther Casas / Heraldo.

El ciclismo está muy presente, casi tanto como la música. ¿Es una pasión real, una afición u otra apuesta suya por la mitomanía?

Es mitomanía pura. Me encanta el ciclismo de los ochenta. Pero últimamente más el de los setenta. Es todo mucho más sencillo. Me gustan los belgas, los holandeses y los italianos. Me gusta el equipo KAS. Y me gusta Ocaña.

¡Hombre! Aparece un cuento sobre Luis Ocaña, ganador de un Tour.. ¿Qué nos queda de él, cuál sería su ejemplo o los ecos de su leyenda?

Me gusta esa imagen de Ocaña atacando en Orduña en 1973 con el maillot de campeón de España, con Merckx detrás y Thevenet en la Vuelta a España. Al final Merckx le alcanzó y ganó la etapa. Me gusta la idea de qué hubiera pasado si Merckx hubiera corrido el Tour de 1973 o si no se hubiera caído Luis Ocaña en el de 1971. Me gusta escucharle hablar con ese acento francés tan cerrado y cómo alguien tan humilde siguió amando España a pesar de tener que escapar de la miseria. Pero luego un final tan trágico, un hombre tan sensible. También me conecta con mi propio pasado o el pasado de mi familia. Me acuerdo de mi abuelo llamando Gimondi a un camarero que era muy lento… Salou, el Tour de Francia, las chapas, los 8 segundos de Fignon…

"Creo que le debo a mi generación una novela que vaya desde 1998 hasta 2008, ambientada en Zaragoza. Pero otras veces no sé si interesa. Pero, como decía Félix Romeo, si quieres hacer algo no esperes, hazlo"

La música anda por ahí todo el tiempo. ¿Sabe escribir sin música y sin una banda sonora de fondo?

En este libro sí. Otras veces he metido ‘mixtapes.’ Aquí, en realidad aparece la canción Román de El niño gusano, porque cuando elegimos el nombre para nuestro hijo, a Ana, mi mujer, le gustó Román y yo no dije nada hasta que estuvo decidido y entonces le conté que era una canción de Sergio. Creo que le debo a mi generación una novela que vaya desde 1998 hasta 2008, ambientada en Zaragoza. Pero otras veces no sé si interesa. Pero, como decía Félix Romeo, si quieres hacer algo no esperes, hazlo. Y ahí sí que habrá buena música, mucha música.

¿Por qué este interés por Fofito, un personaje al que le da mucha vida y dos cuentos?

Es una broma que siempre hemos tenido Juan Luis Saldaña, Enrique Cebrián y yo. La gente se parece mucho a Fofito. A Fofito joven, viejo…, medio y medio. Cómo fumaba en la parte de la emisión que no se vio el día que murió Fofó, mientras aguantaban las lágrimas. La muerte de Fofó, el enfrentamiento con su primo, unos sobresalen, otros caen en el olvido. El circo, como el boxeo, tiene algo de malditismo, de entretenimiento que se ha ido perdiendo y de oscuridad. Mucha atracción para el escritor. Además, en uno de mis viajes a Soria para documentar una parte del libro (que quizá sea algo más largo en el futuro), caminando por la calle del Collado, en busca de libros de Peter Handke (ahora Premio Nobel) en la librería Las heras, me encontré un cartel de Fofito que iba a actuar esos días en Soria. Antes he hablado de casualidades…

Octavio es asiduo colaborador de '20minutos' y de HERALDO. Ultima su novela generacional 'Interino'.
Octavio es asiduo colaborador de '20minutos' y de HERALDO. Ultima su novela generacional 'Interino'.
Asier Alcorta/Heraldo.

Volvamos a Félix Romeo y a Ismael Grasa sin irnos de Soria. ¿Cree que fue tan importante el viaje a Soria en busca de Peter Handke?

Es una de las casualidades que hemos visto antes. O de las que he hablado, más bien. Salgo de Zaragoza y me marcho a un pueblo a vivir. Dejo atrás una vida y elijo otra, en un pueblo de menos de 2000 habitantes. Miro a mi alrededor, veo la frontera con Castilla, me encuentro que Aragón es muy distinta, más que Zaragoza, más que los modernos de Huesca, la franja, el Bajo Aragón. Soria está muy cerca, viajo a Cuenca, a Guadalajara y mucho a los distintos pueblos de Soria. Y Soria capital. Y me encuentro con la historia de Handke, de ‘Ensayo sobre el Jukebox’ (hay edición reciente en Alianza editorial), y me encuentro con el artículo sobre él de ‘Artes & Letras’… Estoy en Chodes, llevo ‘Mr. Witt en el Cantón’, me entero que se rueda allí ‘Réquiem por un campesino español’, escribo un artículo sobre la Vuelta a España de 1983… y de pronto veo que, no sé si hay una historia, pero que me apetece escribir sobre eso. Qué mejor gasolina para sentarse: la pasión, Faustino Rupérez, Machado, Handke… ¿para qué voy a fliparme con Sam Shepard acompañando a Bob Dylan y Allen Ginsberg por los USA? Además, al final, la belleza del asunto es poder modificar a tu gusto la historia, los caminos, las casualidades…

¿Quién confunde a los ángeles con cuervos?

Ja ja ja. A veces los ángeles, cuando pierden la esperanza, acaban pareciendo cuervos. Los abrigos negros, las alas escondidas, solo de noche, pasan de Alberti a Lorca con una facilidad extraordinaria. El poeta y músico oscense Javier Carnicer, otro ángel que era un poco cuervo. Todo bondad.

"Fernando Arrabal tiene mucho que ver con Zaragoza a través de los Libros del Innombrable, cosa que habría que reivindicar más. Y me gusta incorporarlo, la Patafísica es otro de los combustibles de la literatura"

Su hijo Román anda por ahí y a veces hasta con Fernando Arrabal. ¿También le interesa la autoficción familiar?

Uso a mi hijo como elemento narrativo, como uso a mi padre. Para mí este libro, ‘El imperio de las luces’, y mucho de lo que estoy escribiendo es la idea de pasar de ser hijo a ser padre. Ese salto. Mira, durante el tiempo que transcurre entre que acabo de escribir los cuentos, gano el premio y se publica, mi padre está muy enfermo (con la misma dolencia que Sergio Algora, por cierto, hablando de casualidades), mi tío David y mi tío Octavio, los dos hermanos de mi padre fallecen. Una cosa emocionante, mi tío Octavio era gemelo de mi padre y por eso yo me llamo así. Era mi padrino. El otro día mi hermana vino de Madrid con mi sobrino y le dijo, anda, ve con el tío Octavio que te llevará a beber agua. Me costó unos segundos darme cuenta de que me había convertido en el tío Octavio. Seguía esperando que apareciera mi tío por la puerta.

Luis Ocaña en una etapa del Tour de Francia. Aparece en varias ocasiones en 'El imperio de las luces'.
Luis Ocaña en una etapa del Tour de Francia. Aparece en varias ocasiones en 'El imperio de las luces'.
Archivo Heraldo.

¿Y Arrabal?

Fernando Arrabal tiene mucho que ver con Zaragoza a través de los Libros del Innombrable, cosa que habría que reivindicar más. Y me gusta incorporarlo, la Patafísica es otro de los combustibles de la literatura. ¿Qué hubiera pasado si no me hubiera ido de Zaragoza? Mi hijo visita esa corriente temporal y se encuentra a Arrabal vigilando la corriente temporal en la que Perico Delgado no llega tarde a la salida del Tour en Luxemburgo. También leo muchos tebeos, pero contestando a la pregunta, me siento cómodo en la autoficción familiar. Muy cómodo. Nunca lo había pensado. Lo sabía, pero no lo había verbalizado.

¿Qué es para usted un cuento, cómo debe ser?

Hay dos tipos de cuentos para mí. Los que tienen un giro final, una historia, un sabor de boca, y los que son más acumulativos y narrativos, que simplemente capturan un trozo de vida inventada en un pedazo de ámbar (papel). En mis primeros libros casi todos eran así. En este hay alguno de esos pero hay más de los que atrapan. No soy muy seguidor de Roberto Bolaño pero había un decálogo sobre cómo escribir cuentos y una de las cosas que me gustaban (una que no es que no había que leer ni escribir cuentos como Umbral, pero bueno, cada uno con sus filias/fobias) era que había que escribir varios cuentos a la vez. En eso soy muy disciplinado, nunca escribo uno, siempre estoy con varios. El proceso es el mismo: lecturas/ideas, nota a mano, esquema o fragmento a mano y luego, al transcribir, el cuento crece en detalles y descripciones, adquiere más cuerpo.

¿Cómo va a evolucionar el escritor Octavio Gómez Milián? ¿Tiene alguna idea?

Primero trato de no tomarme muy en serio. Segundo asumo que mi potencial como escritor es el que es y que no hay que agobiarse, ni con el éxito ni con la publicación. Tercero antes escribía para los demás, ahora disfruto escribiendo para mí. Y me gustaría tener más tiempo (y eso que no salgo ni nada). Sigo con las mismas pasiones, la ciencia ficción, el terror, lo cercano, lo poético, lo costumbrista… pero he añadido la memoria y eso me está dando un filón. Por eso viene pronto ‘Interino’, luego ‘Generaciones’ y, espero, la novela sobre mi década fantástica.

"A mí me dan la satisfacción de hacer feliz a mi padre cada vez que me lee. Solo por eso seguiría escribiendo. La prensa y la radio es algo que me une como mi padre y me encanta"

Escribe en HERALDO, en ‘20minutos’, que dirige Encarna Samitier, en revistas, y lo hacen en textos largos, híbridos de imágenes y música. ¿Qué le dan los periódicos? ¿Y qué intentas darle usted a ellos?

A mí me dan la satisfacción de hacer feliz a mi padre cada vez que me lee. Solo por eso seguiría escribiendo. La prensa y la radio es algo que me une como mi padre y me encanta. La radio también con mi mujer. Una pena que ya no haga nada en radio. He disfrutado mucho. Y me ha dado una disciplina últimamente de escritura, con los artículos de cultura pop en el blog de ‘20minutos’, que me han llevado a otro ritmo en mi relación con la narrativa. Yo siempre quiero ser preciso, aportar mucha, mucha, mucha pasión y que quede reflejado en lo que escribo. Cuando escribo me emociono (y, muchas veces, me deja agotado), pero es que yo disfrutaba leyendo y disfruto. Cada viernes cuando voy al estanco de Carlos Calvo ‘Quiterio’ a por los suplementos literarios o me llega alguna revista y busco a mis críticos y articulistas, es un placer.

Portada del nuevo libro de Octavio Gómez Milián, publicado por la Diputación de Zaragoza.
Portada del nuevo libro de Octavio Gómez Milián, publicado por la Diputación de Zaragoza.
Heraldo.
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