Javier Carnicer, el amor y las tinieblas de un ángel de la música y la poesía

El sello En Vez de Nada publica un doble CD, ‘Respiraciones’, de canciones y poemas, del creador oscense fallecido en 2015

Retrato de Javier Carnicer, el Nick Cave de Huesca, poeta y músico ante todo.
Javier Carnicer, el amor y las tinieblas de un ángel de la música y la poesía
Pablo de Ayerbe

Javier Carnicer (Huesca, 1956- Barcelona, 2015) es uno de esos seres tímidos e irreductibles, un tanto secretos pero con aureola, que han dejado huella y discípulos o fieles seguidores por el eco de su poesía, de su música y de su filosofía. Su obra es breve e intensa, perturbadora: la componen dos poemarios, ‘La sombra del obituario vista por su huésped’ (1982), que saludó y glosó Ángel Guinda, en estas mismas páginas, y ‘Estuche de lijas / Capsa d’escats’ (2008), y dos discos, ‘Lijas’ (2009) y ‘Polar’ (2012), ambos en colaboración con Justo Bagüeste.


A principios de verano, en Huesca y desde el sello En vez de nada, aparecía un doble CD, ‘Respiraciones. Antología inédita’, compuesto por las canciones y maquetas que había preparado para sus tres formaciones, Carnicería Carnicer (1987-1990), Manicomio Romántico (1990), Soledad Anónima (1993-2001), a las que se añade una versión de su tema ‘Carnicería Carnicer’ de Will Spector y Los Fatus. El segundo CD incluye cuatro piezas de ‘Polar’ que Javier grabó junto a Justo Bagüeste, que no llegaron a editarse, y siete poemas inéditos que han sido interpretados por músicos y amigos como Susana Cáncer, Antonio Romeo, Orencio Boix, Javier Aquilué, Nicolás Sánchez, Licor de Pájaro, Javimar y Justo Bagüeste, responsable además de la selección. En este proyecto han colaborado diversos autores, músicos y artistas. Su cuñado, el pintor Alberto Carrera Blecua, es el responsable de la portada del doble álbum y se incorporan ilustraciones de Pablo P. Terré, Carmen Laín, Pablo de Ayerbe, María José Hasta, Ana Calvo Palacios, Carlos Aquilué, Eme Eme, Fratelli Moca, Paloma Boix y David Adiego.Retrato del hombre


Luis Lles retrata al hombre y al músico, con su sentido trágico de la vida a cuestas, y evoca "su mítica actuación en la antigua estación de autobuses de La Oscense, que constituyó el debut del grupo Carnicería Carnicer, que fue todo un ‘shock’ en el panorama musical de la ciudad, que vio en él a su Nick Cave particular, su príncipe de las tinieblas, su ángel de la oscuridad". El poeta y especialista musical Octavio Gómez Milián lo define como "un poeta maldito que no practicaba el malditismo" y añade: "Tras esa apariencia de noctámbulo cansado se escondía un profesor divertido que ya solo quería hablar de poesía". Eduardo Sanahuja, que lo tradujo al catalán, analiza su lírica: "En Javier Carnicer existe muy poca distancia entre vida, poesía y filosofía", dice.


Orencio Boix, realizador de cine y uno de los responsables de la edición de ‘Respiraciones’ con Javier Borau ‘Bolo’ y Felipe Garzo, explica: "Pablo de Ayerbe, compañero y amigo del colegio y sobrino de Javier Carnicer, me puso cuando éramos unos adolescentes un casete de Carnicería Carnicer. Aquello fue un chispazo y ya nunca olvidé esas canciones. Pasó más de una década, hasta que conocí a Javier Carnicer. Yo andaba haciendo el documental ‘Los chicos de provincias somos así’, un relato histórico de la cultura pop oscense y quería investigar y conocer más sobre aquel grupo. Javier resultó una persona, accesible, generosa y lúcida".


Carnicer le regaló un avance de su libro ‘Estuche de lijjas’ (Universidad Autónoma de Barcelona, 2008), que fue para él como una revelación. "Aquellos poemas eran esenciales, y contenían un universo depuradísimo, trágico y moral. Del romanticismo acendrado de las canciones de Carnicería Carnicer a la visión nihilista, compasiva, e iluminadora de sus ‘Lijas’ hay un camino reconocible y preciso".Estudios en Barcelona


Javier Carnicer estudió Económicas, carrera que dejó por Filosofía y se licenció en Barcelona donde residió más de 30 años. Era lector de Schopenhauer, Nietzsche, Antonin Artaud, Leopoldo María Panero, entre otros. "Conforme lo fui conociendo, entendí también que el fondo filosófico de su poesía no era ninguna pose, sino su forma de estar en el mundo. Su poema ‘Valor’ sintetiza en cierta forma su coherencia y su pereza activa, "Sé valiente, y déjate vencer por los que son más débiles que tú. / Tal vez así podamos detener el curso de esta infame evolución", agrega Orencio Boix. Se hicieron amigos, colaboraron en el documental y hubo lugar para la confidencia. Dice Boix: "Una noche, era difícil verle de día, me dijo que a él para vivir le bastaba con una cama, una libreta, un lápiz, una piedra de hachís, y Carmen, su eterna e inseparable chica. Así vivía Javier, como ‘El poeta pobre’ del pintor Carl Spitzweg".


Partidario del abrazo de paz, existencialista y torturado, tenía fama de transgresor, de neorromántico de espíritu gótico. Resumió la Humanidad en dos versos: "No somos lo mejor que hemos podido ser. / Tampoco lo peor, aunque por poco". Creía en los pequeños gestos. En el poema ‘Tacto’ escribió: "Ese tacto con la dosis de ternura necesaria para amar". El amor ha sido el gran impulso de su existencia. Dijo: "Afortunadamente, soy un poeta enamorado. No necesito otra farmacia". Y en uno de sus mejores poemas, Carmen (su compañera, su musa, su luz), anotó: "El amor, tu amor: esa pipa cargada de paz / Que enciendo con tus ojos y fumo con tus labios. / Ese antídoto sagrado / Contra todos mis posibles suicidios".

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