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Carlos Goñi: "Los momentos más gratos de mi infancia fueron siempre en Zaragoza"

El músico madrileño, al frente de Revólver, presenta este viernes 17 de febrero en las Esquinas el disco 'Adictos a la euforia' con todas las entradas vendidas. 

El músico Carlos Goñi, 34 años al frente de Revólver.
El músico Carlos Goñi, 34 años al frente de Revólver.
Heraldo.es

¿Cuándo le inocularon el virus de la música?

No me lo inocularon, me lo inoculé yo mismo. No tenía antecedentes familiares relacionados con la música. Aunque mi madre Isabel, que por cierto es aragonesa, cantaba muy bien.

¿Su madre es aragonesa?

Toda mi familia materna es de Zaragoza. Allí he pasado muchas épocas de mi vida cuando era pequeño, iba allí cada año durante muchos días. Considero que la mitad de mí es de maño. Por eso, ya de mayor, cada vez que toco en Zaragoza es muy muy especial. Por ejemplo, de crío jugaba detrás del Teatro Principal, donde muchos años después tuve el privilegio de dar un concierto. Tengo Zaragoza muy dentro, muy pateada, muy vivida. Yo no me llevo muy bien con mi infancia, y los momentos realmente gratos que puedo recordar fueron siempre en Zaragoza.

¿Cómo recibieron en su familia que usted se dedicara a la música?

Como todos los padres, mal. Como lo recibiría yo si mis hijos se dedicaran a la música. Nunca es bienvenido cuando tu hijo te dice que va a dejarlo todo por la música, a no ser que la familia tenga tradición o si es de clásica. Para el rock o el pop no te ponen buena cara.

¿Y cómo vivieron su posterior éxito masivo?

Cuando ven que vendes muchos discos y te haces popular la cosa se suaviza y las dudas desaparecen.

¿Cómo metabolizó usted ese éxito tan potente?

Con calma. En el caso de la música, la gasolina es la vocación. Eso tiene una cosa buena y una mala. La buena es que no te tienes que preocupar de saber a qué vas a dedicar el resto de tu vida. La mala es que vas a hacer eso con o sin éxito. Vas a anteponer lo que te genera tu vocación muy por delante de los problemas. El único consejo que les he dado a mis hijos es: procurad que os gusten vuestros lunes como a mí me gustan los míos. Yo lo único a lo que aspiro es a tener el dinero suficiente para poder dedicarme a lo que me apasiona. La mayoría de la gente de este planeta aspira a tener el suficiente dinero para hacer lo que les dé la gana el fin de semana. Yo tengo la suerte de hacer lo que me da la gana las 24 horas del día porque es mi vocación.

Ha firmado una carrera de cuatro décadas. ¿Ha sido el mundo de la música más bonito o más feo que lo que imaginó en sus anhelos adolescentes?

Uno de los problemas que tenemos todos son las expectativas. De niño, yo era muy deportista, jugaba al balonmano, era mi vocación más temprana. En deporte, si tu ganas no hay debate porque has ganado y lo dice el marcador. En la música eso no es así. El hecho de que tú seas mejor que yo no significa que vayas a llegar más lejos. Mis expectativas siempre han sido únicamente tocar la guitarra. Si mis expectativas hubieran sido tener siete Mercedes y apartamentos en Miami y Suiza, ahora diría que la vida al final no ha sido como esperaba. Pero yo no anhelaba eso. Yo lo único que esperaba -y lo logré desde el primer día- es cantar exclusivamente todo aquello que me rajase el corazón. Eso lo puede lograr cualquiera, otra cosa es lo que estás dispuesto a pagar por hacerlo.

Usted que ha logrado discos de oro y de platino, ¿Considera que el auténtico éxito es haber mantenido esa libertad durante 40 años y seguir cantando ante el público?

Absolutamente sí. Para mí eso es el éxito. Uno de los logros que he conseguido desde hace unos pocos años es que cuando me levanto por la mañana tengo el convencimiento de que la vida ya no me debe nada. Es un sentimiento que le deseo a todas las personas.

Aunque los números no lo definen todo, actúa este viernes en Zaragoza con el 'sold out' colgado desde hace semanas. ¿Cómo recibe este regalo de que su propuesta siga emocionando tanto tiempo después?

Como un regalo. No se puede definir mejor. Estoy emocionadísimo con la gira de este nuevo álbum, ‘Adictos a la euforia’, en el que están algunas de las mejores canciones que he escrito en mi vida, y eso que llevo unas 200 canciones editadas. Que lo haya conseguido después de tantos discos es impagable. Hacía muchos años que el público no celebraba tanto un disco de Revólver y eso se está traduciendo en la venta de entradas. Ante eso lo único que puedo hacer es agradecérselo a la vida. 34 años de comenzar con Revólver sigo durmiendo tranquilo. Eso es la bomba.

Entre las múltiples colaboraciones que ha realizado, destaca una con Enrique Bunbury en la canción ‘El faro de Lisboa’. ¿Cómo ve desde la lejanía su retirada de los escenarios y el anuncio de un nuevo disco? 

Enrique es uno de los tipos con más talento que he conocido. Está a la vanguardia de todo. Para cuando los demás vamos él ya ha vuelto 50 veces. Es uno de los profesionales más descomunales con los que he trabajado. Nunca está suficientemente satisfecho, algo que comparto con él. Es un hombre que termina una gira y se mete a grabar, nunca para de trabajar. Esta decisión que ha tomado imagino que no durará mucho. Enrique no puede estar sin hacer discos y sin tocar porque le va la vida en ello. No creo que deje la música nunca. Se podrá tomar un descanso, pero no me lo imagino sin cantar en un escenario. No me creo que se haya retirado para siempre. Le fascina coger la guitarra y contar sus cosas. Es uno de los músicos del planeta que más me enorgullezco haber conocido y haber compartido unas cuantas sobremesas aleccionadoras. Es un tipo extraordinario.

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