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Santiago Arranz traslada su homenaje a Lorca y 'Poeta en Nueva York' al Ateneo Riojano

El artista, con sus grabados y sus dibujos y sus notas, intenta recrear como una versión ilustrada del gran poemario surrealista

Santiago Arranz acudió a la Universidad de Columbia, donde estudió Lorca en 1929-1930.
Santiago Arranz acudió a la Universidad de Columbia, donde estudió Lorca en 1929-1930.
Archivo S. Arranz.

Al artista Santiago Arranz (Sabiñánigo, Huesca, 1959) siempre lo han atraído empeños vinculados a escritores como Italo Calvino o Franz Kafka, entre otros. En 2016 se sintió hechizado por Federico García Lorca y por su libro ‘Poeta en Nueva York’. Y decidió rendirle un gran homenaje con piezas muy distintas: óleos, esculturas, dibujos, instalaciones, obra gráfica. La pasión fue más allá: decidió marchar un mes completo a la ciudad de los grandes rascacielos, donde Lorca estuvo entre 1929 y 1930, y siguió sus huellas en Manhattan, en Central Park, en Harlem, etc. Estuvo en la Universidad de Columbia, y documentó sus pasos, sus búsquedas y sus rastreos con fotos y algunas notas. Todo aquello lo convirtió en una exposición, ‘Tras Lorca por Nueva York’, que dio lugar también a algunos textos de reflexión que publicó HERALDO.

El pasado lunes, en la Sala Atenea del Ateneo Riojano, Santiago Arranz inauguraba la exposición que presentó en Madrid, aunque con algunas piezas más pequeñas. “Las diez piezas grandes, que explican las diez partes del libro, son de gran formato y no cabían aquí. Lo que he hecho es reproducirlas en obra gráfica, en grabados, de 100 x 70. Y luego hay 35 piezas más que corresponden con los poemas del libro”, dice Santiago Arranz. Que se exponga en el Ateneo de Logroño también tiene su historia: Lorca impartió, en 1935, un ciclo de conferencias sobre el cante jondo y el flamenco en los ateneos de Oviedo, Gijón, San Sebastián y Logroño, donde empezó. A mí me gustaría hacer lo mismo con esta muestra de Lorca”.

Un pieza donde Lorca se convierte en el plano de Manhattan.
Un pieza donde Lorca se convierte en el plano de Manhattan.
Santiago Arranz.

Matiza el artista: “Quizá ahora al convertir esas grandes piezas polípticas en grabados de 100x 70 cm, resulte todo más didáctico y comprensible, aunque menos impactante. En contrapartida, la exposición está más documentada, y al tener el mismo formato las piezas me han permitido desarrollar el libro de Lorca como un poema visual como si lo viéramos en imágenes”.  

Santiago Arranz acompaña los pasos del poeta y los versos de ‘Poeta en Nueva York’, el canto desesperado del hombre que se asoma a un mundo mecánico y deshumanizado ante el cual se siente sobrepasado. Eso sí, el poeta da lo mejor de sí mismo: logra una deslumbrante imaginería surrealista, una visión apocalíptica en cierto modo y un ritmo poético impresionante. Arranz sugiere desde su primer paseo por Broadway, paseando con Leon Felipe, García Maroto…; luego el Harlem de Nella Larsen y de su amigo inglés Campbell Hackforth-Jones. 

“Las diez piezas grandes, que explican las diez partes del libro, son de gran formato y no cabían aquí. Lo que he hecho es reproducirlas en obra gráfica, en grabados, de 100 x 70. Y luego hay 35 piezas más que corresponden con los poemas del libro”, dice Santiago Arranz

“Ese Harlem ¡renaissance’, debió de ser como Madrid en la época de la movida de los 80. Nunca había manejado conceptos como cuantificación, masificación, anonimato, desesperanza y suicidio de la ciudad sin sueño y panorama ciego de Nueva York -apunta Arranz-, que si usaba el poeta. Durante el verano, Lorca abandona la ciudad y viaja al campo, visita a su amigo Philip Cummings en Vermont”, cuenta. Santiago Arranz realiza otras piezas, y hace un guiño a la libertad amorosa y a la voz de América Walt Whitman.

Otra de las piezas de la muestra, alusiva al Nueva York vegetal.
Otra de las piezas de la muestra, alusiva al Nueva York vegetal.
Santiago Arranz.

“Si seguimos el trayecto, vemos cómo su mirada nostálgica hacia Europa y su cultura marcan como un vals el presagio de su regreso. ‘Pequeño vals vienés’, el que versionó Leonard Cohen, y ‘Vals en las ramas’ fueron para mí el inicio de este proyecto, lo que me inspiró frente al mar de Tarragona a finales de 2016 para trabajar en esta obra con tanto amor”.

Como se sabe, García Lorca, que huía del desamor tras la ruptura con Emilio Aladrén y del disgusto que le habían producido las críticas de Dalí y Buñuel al ‘Romancero gitano’, se trasladó a Cuba y pasó allí tres meses de felicidad casi absoluta, algo que ha recordado el novelista Víctor M. Amela en su última novela: 'Si yo me pierdo' (Destino, 2022). “Aún resuenan en mi cabeza los versos, ‘Cuando llegue la Luna llena iré a Santiago, iré a Santiago’. Como ve, así, parte a parte, poema a poema, siguiendo el itinerario del poeta y sus encuentros con amigos, se organiza el recorrido de la exposición y es por eso que me gusta tanto este montaje”, describe el artista, que ha realizado una larga e intensa exposición en el Museo de Huesca no hace muchos meses.

Arranz recuerda que en la muestra hay un par de vitrinas donde ha incluido textos, fotos, dibujos, la portada que le dedicó ‘Artes & Letras’ de HERALDO a la muestra y también un artículo suyo donde explicaba todo lo que había hecho en Nueva York y cuanto había encontrado de la huella aún viva del poeta granadino. ‘Tras Lorca por Nueva York’ estará abierta hasta el 28 de enero. Y su sueño sería repetir el periplo ateneísta del poeta granadino.

Lorca y el joven poeta Philip Cummings, del que se enamoró con locura.
Lorca y el joven poeta Philip Cummings, del que se enamoró con locura.
Santiago Arranz.
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