LITERATURA. OCIO Y CULTURA

José Ignacio de Diego "Un aforismo surge del fogonazo que nos deslumbra o nos irrita"

El profesor y novelista presentó en Cálamo ‘Vida por errata’ (PUZ), una gavilla de frases propias de este género breve de la fragmentación tan en boga

José Ignacio de Diego publica 'Vida por errata'.
José Ignacio de Diego (Zaragoza, 1960) es profesor, narrador y fotógrafo.
Guillermo Mestre.

«Un aforismo es el proceso alquímico en el que se destilan impresiones ilegibles, mal vividas, inservibles en bruto». Acuña esta definición. ¿Podría concretarla un poco más?

De alguna manera estamos sometidos, si tenemos algo de conciencia cívica, a un bombardeo informativo de impresiones y opiniones, cada vez más opiniones y menos impresiones. Un aforismo surge del fogonazo que nos deslumbra o irrita pero que dejamos reposar en palabras armonizadas tras su escritura, repensadas en sus sucesivas correcciones en busca de su eficacia comunicativa. El estilo de un libro de aforismos es la fragmentación, por eso en nuestra época se habla de una «nueva edad de oro del aforismo». Si es que hubo alguna vez una edad de oro de algo.

¿Son unidades de pensamiento, de ingenio, de poesía?

Por sí mismos son bastante inclasificables. En una biblioteca, aunque tengan, por reglas de catalogación, un espacio propio, rara vez se encuentran ahí, sino en la clasificación decimal en la que se haya encajado a su autor, sea novelista o filósofo o poeta, etc. Antonio Machado, en sus ‘Proverbios’, es un aforista excepcional, hondo, profundísimo y delicado, y no solo en este libro de poesía, recordemos a Juan de Mairena. Y ¿dónde hallamos los pecios de Rafael Sánchez Ferlosio?

¿Cómo es el trabajo de composición, de escritura?

Se trabajan como piezas de orfebrería, para que cada uno tenga entidad propia desgajado de la colección donde se ha reunido junto a otros. En este sentido, hay algo de la manera de operar de la poesía, cada uno labrado con sumo cuidado. Un aforismo tiene algo de dietario sin fecha y sin detalle al por menor. Como en poesía, hay una voz, pero no la del narrador en primera persona, sino una camuflada de narrador en tercera persona, que incluso se borra tendiendo a la impersonalidad, lo que puede considerarse un truco de magia para borrar las huellas del crimen.

Un aforismo tiene algo de dietario sin fecha y sin detalle al por menor. Como en poesía, hay una voz, pero no la del narrador en primera persona, sino una camuflada de narrador en tercera persona,

¿Para que sirven?

Sirven para escapar a la fugacidad del momento. Momentos que nos atraviesan sin que seamos conscientes ni de que han sucedido ni de qué significan. Aclararse es mi objetivo al escribirlos, y, en especial, ya al corregirlos para presentarlos a su edición. Separar la ganga del grano. Un aforismo funciona en tanto se deja al lector libertad para aplicarlo a su vivencia, espero que sea gratificante en tanto que la primera lectura le procure, como sucede con el perfume, una evocación imprecisa de algo que él ya sabía. También, sirve de aviso de navegantes.

¿Qué autores de aforismos le han marcado y por qué?

La Rochefoucauld, por su agudeza desolada, el escéptico Cham-fort o el amable príncipe de Ligne. En Aragón tenemos a Gracián, casi más valorado en Alemania que aquí. Sería imperdonable no citar a Canetti. No sé si se pueden, o deben, considerar entre ellos las ‘Greguerías’, de Ramón Gómez de la Serna, que constituyen un género en sí mismas; son un precedente de lo que otros aforistas españoles hacen de forma brillante y gozosa como Ramón Eder.

"Y se me ocurrió el neologismo de ‘misantropismo’ como una mezcla de misantropía y tropismo, es decir, los diversos estados de ánimo que han sacudido mis convicciones al observar la realidad pura y dura"

El libro está dividido en tres partes: ‘Craqueladuras’, ‘Erratas’ y ‘Misantropismos’.

Las ‘craqueladuras’ son las pequeñas grietas que aparecen en la pintura de los cuadros al envejecer : podrían restaurarse, y es a lo que me aplico ahí, en referencia a tantos temas vitales. La ‘errata’ siempre persigue a los escritores, es una pesadilla; aparecen donde menos te lo esperas: el arte es largo y la vida breve, se trata de realizar bien los oficios. Y se me ocurrió el neologismo de ‘misantropismo’ como una mezcla de misantropía y tropismo, es decir, los diversos estados de ánimo que han sacudido mis convicciones al observar la realidad pura y dura.

¿Qué le debe el aforismo al arte de la paradoja? Escribe: "Es preciso soñar la realidad" y a la vez "la realidad es un dogma fatal". Escribe: "Solo en el vértigo encontramos el equilibrio" y "vernos es un espejismo".

Es una figura retórica muy espectacular, que ayuda a ver la realidad desde el otro lado del espejo. Frente a lo que damos por sentado sin caer en lo que es, la paradoja replica y ofrece una perspectiva diferente, quizá deformante como un espejo cóncavo.

¿El mejor retrato del aforista y escritor que es usted sería: "Yo soy yo y mi dispersión"? 

Ja ja, pues sí, de hecho me refleja, escritor tardío, bastante bien, por las distintos palos que he ido tocando. Tras leer el libro, me comentaba un amigo también zaragozano, Jaime Sánchez Ratia, excelente arabista y traductor de la ONU, que este le podía servir de epitafio. La curiosidad puede que mate al gato, pero mantiene con vida al ser humano.

¿Por qué todo el libro tiene un aire grave, de desencanto vital?

Es cierto que el libro está impregnado de un humor melancólico. La duda no invita a fiestas. No lo consideraría pesimista, aunque para un libro de autoayuda tontamente positivo no vale. El escepticismo no destructivo viene bien en circunstancias tan graves como las que vivimos. En medio de esta pandemia, nadie sabe si va a llegar a ver al año próximo.

"El escepticismo no destructivo viene bien en circunstancias tan graves como las que vivimos. En medio de esta pandemia, nadie sabe si va a llegar a ver al año próximo"

¿Cuáles son sus tres aforismos ajenos favoritos?

No recuerdo muchos de memoria. De S. J. Lec: "Tenía la conciencia limpia. Sin usar". Del erudito y sabio Ramón Andrés: "Se piensa en lo corto o en lo largo de la vida, casi nunca en lo ancho". Y del gran y humilde Antonio Porchia: "Por lo que vivo no es por lo que muero. Me avergonzaría morir por lo que muero".

SELECCIÓN DE AFORISMOS

1. Para sobrevivir también hay que morirse un poco.

2. La derrota es patrimonio de todos; la victoria, de quienes se apropian de ella.

3. ¡Cuánto cuesta ser nada!

4. Todos los asesinos se parecen; solo las víctimas son diferentes entre sí.

5. La indiferencia ni siquiera se devuelve.

6. Los lunes suceden sin permiso.

7. Cada vida es una franquicia de la muerte.

8. La belleza está ahí, escondida en lo visible

9. La Historia se escribe y se borra todos los días.

10. El odio exige una gran responsabilidad.

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