600 frases para vivir mejor

Víctor Amela publica 'Los inspiradores de Amela. Sabiduría esencial de todos los tiempos', donde selecciona aforismos y pensamientos de 99 creadores

Portada del libro.
Portada del libro.
Libros de Vanguardia.

Víctor Amela (Barcelona, 1960), con antepasados en Teruel, es uno de los periodistas más versátiles de ‘La Vanguardia’. Escribe columnas, entrevistas (con Ima Sanchís y Lluis Amiguet hace ‘La contra’, una de las series más sugerentes de la prensa española, galardonada por HERALDO hace algunos años), ha publicado novelas como ‘El cátaro imperfecto’ y ‘La hija del capitán Groc’, que ha firmado en Librería Serret de Valderrobres, y colabora en radio y televisión.

Ahora acaba de publicar un libro muy útil y oportuno, ‘Los inspiradores de Amela. Sabiduría esencial de todos los tiempos’ (libros de Vanguardia), que conjuga varias disciplinas: la microbiografía de 99 personajes, el libro de autoayuda y la antología de pensamientos o aforismos o píldoras. En un breve prólogo, Amela es poético, alegórico y preciso a la vez: “He navegado en océanos de tiempo y espacio en la estela de 99 seres humanos que vivieron y soñaron. He cabalgado en las estepas del ensueño y las praderas de la imaginación tras la huella de los que rozaron alguna sabiduría. Así he conocido a poetas del arrobo y artistas errantes, filósofos de diversos fuegos y magos del pensamiento, hechiceros de las ideas y vagabundos de todas las esferas”. Afina algo más: “Y hoy regreso de un periplo de más de dos milenios por los prados de la poesía y la filosofía, de la estética y la ética, de la fábula y la historia”.

Entre estos creadores que han iluminado su camino de periodista y cultural, y quizá de ciudadano imaginativo e ingenioso con cierta tendencia a la teatralidad y a la simpatía, figuran Homero, “que nos enseñó la grandeza de ser mortales”, Buda, Epicuro, Horacio, Ovidio, Omar Jayam, Montaigne, Shakespeare, Melville, Emily Dickinson, Frida Kahlo, Borges, Dalí, Gloria Fuertes, Coco Chanel, Alejandro Jodorowsky, Stephen King, John Berger, Josep Pla o el más joven de todos: Alexandre Jollien, un escritor suizo con parálisis cerebral que recomienda que nadie se apiade de él y en cambio exalta la vida. Dice: “Me lo enseñó Ramon Llull: puesto que existimos, ¡alegrémonos!”. Estos personajes, y otros muchos que no citamos aquí, son faros de pensamiento y de sensibilidad, inspiran y estimulan, quizá por ello Víctor Amela advierte: “Y ahora, lector curioso, comparte conmigo estas inspiraciones. No descarto que alguna te salve la vida”.

El procedimiento es sencillo y efectivo. Amela traza una biografía de página y media de cada personaje, cuyos libros o su tarea artística le despiertan recuerdos o sensaciones. Por ejemplo, así empieza ‘Buda’: “A los veinte años leía una novelita de Hermann Hesse por la que supe que en el siglo V a.C. viva en el norte de India el príncipe Sidarta”. Más adelante, al hablar de Albert Schweitzer, anota: “Supe de la existencia de este inspirador por una película de los años 50 que emitió TVE en los 60. Aparecía un tipo blanco de apellido complicado, con bigotes y cabellera blancos, que se la jugada en las selvas africanas para ayudar a negros desamparados, como médico a prueba de calor y mosquitos”.

Aunque la más hermosa y personal quizá sea esta cita con Pepín Bello, José Bello Lasierra, el amigo oscense de Lorca, Dalí y Buñuel (los tres, por cierto, son recordados aquí): “Gocé del privilegio de pasar una tarde entera con Pepín Bello. Atesoro el recuerdo de aquel encuentro como oro en paño. Fue en su pisito del barrio de Prosperidad, en Madrid, poco después de que Bello cumpliese 102 años”. Los dos únicos aragoneses de la selección son Pepín Bello y Luis Buñuel, salvo que se considere aragonés a Michel de Montaigne por sus antepasados en Calatayud.

Después del retrato literario de cada personaje, Víctor Amela incorpora las ‘inspiraciones’: hay una suerte de explicación inicial, y luego añade un puñado de sentencias, pensamientos o aforismos, esas frases que ya tienen un lugar en la historia. Amela dice: “De Pepín Bello entendí la fertilidad de la bonhomía, la cordialidad, la afabilidad, la jovialidad, la bondad, el cariño y, siempre y sobre todo, la grandeza de la amistad”. Quizá por ello, una de las frases preferidas de Amela sea esta de Epicuro: “De todos los bienes que la sabiduría nos brinda para ser feliz, el mayor es la amistad”. El griego también dijo algo tan exacto y lúcido como esto: “El cuerpo, en el amor, es parte del alma”. El elogio de la vida reaparece por doquier pero tan pocos dan en la diana como Mark Twain: “El arte de vivir consiste en que al morir hasta tu enterrador lo lamente”, que también dejó otra perla: “El ser humano dispone de un arma imbatible: la risa”. Tolstói apostilló: “Lo que llamamos belleza reside únicamente en la sonrisa”.

En el perfil de Luis Buñuel, Amela confiesa y recomienda: “Lee sus memorias, ‘Mi último suspiro’, ¡qué delicia de libro!: te habla un artista integral, inteligente, sensible y libre desde el tuétano de los huesos”. Del autor de ‘Los olvidados’ rescata algunas frases que parecen discutibles: “La ciencia no me interesa: ignora el sueño, el azar, la risa, el sentimiento y la contradicción, ¡cosas que me son preciosas!”. Y también se recoge esta visión de Federico García Lorca, al que criticó con bastante severidad como acaba de verse en la edición de su ‘Correspondencia’ (Cátedra, 2018): “De todos los seres humanos que he conocido, Federico García Lorca fue el mejor. No por su teatro o por su poesía, sino por su persona. Él fue su obra maestra”.

De Buñuel a Lorca. El autor de ‘Poeta en Nueva York’ dejó algunas meditaciones sobre España: “Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún otro sitio del mundo”. Y también dijo: “Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos. Pero odio al que es español por ser español nada más: yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el solo hecho de que ama a su Patria con una venda en los ojos”.

Víctor Amela selecciona 600 aforismos o frases inspiradoras. Cerramos con algunas más. Todorov recomienda: “¡Basta ya de anhelar el paraíso en la tierra: conformémonos con evitar el infierno!”. En esa línea, Borges dijo: “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”. Frida Kahlo dijo: “Pies para qué los quiero, si tengo alas para volar” y entonó un “Viva la vida”. Emily Dickinson quizá la anticipase con esta frase, de doble intención: “Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie”. Y advirtió, como si fuera Cervantes: “Demasiada sensatez es mucha locura”.

LA FICHA

Los inspiradores de Amela. Sabiduría esencial de todos los tiempos. Prólogo de Juan Ramón Lucas. Víctor Amela. Libros de Vanguardia. Barcelona, 2018. 219 páginas.

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