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Recibir en casa: 12 trucos para una mesa perfecta sin caer en el tópico

Elegir la gama cromática adecuada, aprovechar joyas decorativas que tenemos en casa o jugar con elementos naturales son algunos consejos que proponen los expertos.

Crear un ambiente especial,  bonito, acogedor, original... Recibir a amigos y familiares en casa por Navidad va más allá de lo suculento del menú. Decorar la mesa forma parte de los atributos que adornan a un buen anfitrión y para ello no hace falta ni mucho dinero ni demasiado trabajo: en general, solo se encesita tirar de lo que tenemos por casa (que nos puede dar más de una grata sorpresa) y algo de imaginación. Israel Sánchez y Nacho Viñau, de la empresa de organización de celebraciones, La Lola se va de Boda, proponen, con el marco de fondo del Café Nolasco de Zaragoza, una idea de decoración para una mesa "inspiradora", llena de trucos replicables.

Su mesa busca ser cálida y, en cierto modo clásica, un concepto que no tiene por qué significar morir al palo de lo de siempre. Huir del blanco, el rojo y el verde, aunque sin renunciar a elementos muy típicos de estas fechas, es posible.

1) Todo el sabor de la Navidad, con otros ingredientes.

La Navidad tiene elementos decorativos que se pierden en la noche los tiempos: el espumillón, el árbol, las bolas, el Belén, el acebo y colores que le son muy propios, como el rojo, el verde y el blanco. Pero hay otros que pueden remitir al sabor tradicional de estas fechas de una manera diferente. Desde La Lola se va de boda proponen por ejemplo, los elementos vegetales, como los mantos de musgo (que deben comprarse siempre con certificado). Servirían para sustituir al más trillado camino de mesa y, además, se conservan bien en seco para ocasiones posteriores, en cualquier época del año.... o para el Belén. Sugieren también materiales como las plumas, por ejemplo las de pavo real, que estaban muy de moda en los años 70 y ahora vuelven con fuerza en decoración. En la mesa "inspiradora", las plumas aparecen en pequeños 'bouquets' que decoran los platos, y en los centros de mesa, mezcladas con eucalipto, abeto o ramitas teñidas de dorado. el toque tradicional va en este caso de la mano del musgo y de las ramas de abeto: del árbol navideño y del Belén, a la mesa.

Una mesa navideña "inspiradora" fuera de tópicos
Vista general de la mesa decorada. 
Guillermo Mestre

2) Colores: otra gama es posible

Se puede salir del blanco, el verde y el rojo. En este caso, los decoradores han optado por ceñirse a la gama de los azules. Y recomiendan, sobre todo para los menos avezados, mantenerse en la medida de lo posible dentro de la gama que se elija para que nuestra mesa quede equilibrada a la vista. Las velas blancas, trufadas en el manto vegetal del centro de mesa, y en los candelabros dorados, dan el toque cromático luminoso.

3) Se acabó el eclecticismo: se lleva todo a juego

La moda de mezclar platos de diferentes vajillas, vasos, copas o, incluso, sillas, está de capa caída, por lo menos entre los decoradores. Los expertos recomiendan volver a la idea de poner todo a juego o, por lo menos, de coordinar estilos.

Un detalle del plato.
Un detalle del plato.
Guillermo Mestre

4) No seas rancio: saca más la vajilla buena

Nacho Viñau comenta que quizá en España, por nuestro carácter mediterráneo que invita a salir más de casa, no ha habido tanta tradición decorativa como en otros países. Cosa que, opina también, está cambiando. Por ejemplo, a su juicio ha habido una tradicional reticencia a usar la "vajilla buena" y sacarla solo para "ocasiones especiales", como la Navidad. Pero Viñau invita a hacerlo más a menudo, a disfrutar de las cosas bonitas que tenemos de manera más cotidiana o habitual.

5) Sin mantel: ¿por qué no si la mesa es bonita?

También cree que nuestra tradición mediterránea nos hace ser más manteleros, pero en La Lola se va de boda animan a, "si la mesa es bonita", de una madera singular o de mármol, prescindir del mantel. "Si se mancha se limpia más fácilmente que un mantel", sostienen. Se puede recurrir puntualmente a salvamanteles para los recipientes calientes. Además, prescindir del mantel, sobre todo si es muy estampado, da mucho más margen de maniobra a la hora de decorar, no marca tanto el estilo. En cualquier caso, se puede recurrir a un mantel de tonos neutros. Israel, por gusto personal, es partidario de mesas muy decoradas. "No hay que tener miedo", opina. En cuanto a las mesas que deben ser alargadas con tablones o mesas auxiliares, hay que aplicar el puro sentido común: taparlas con un mantel. Hay que abonarse al arte de lo posible. En este sentido, Israel y Nacho insisten en que es bueno tener en cuenta el protocolo, pero es un "marco, que debe ser saltado sin temor dependiendo de las circunstancias: hay mil trucos".

El musgo, que debe comprarse con certificado, se conserva bien de un año para otro.
El musgo, que debe comprarse con certificado, se conserva bien de un año para otro.
Guillermo Mestre

6) Rebuscar en el acervo familiar, una fuente de tesoros.

Estas fechas suelen ser la excusa para sacar la vajilla, la mantelería y la cubertería del "ajuar", pero en la familia puede haber otras "joyas" que, por su belleza intrínseca o descontextualizadas pueden dar juego en la mesa navideña. Los candelabros de nuestra mesa "inspiradora", sin ir más lejos, son de la madre de Israel.

7) Aprovechar lo de siempre con elementos que lo hagan parecer diferente.

Cambiar de vajilla cada año es imposible. Pero ni falta que hace. Basta con añadir cada año toques especiales para que la mesa navideña sea un reecuentro con las costumbres y las tradiciones de cada casa, pero resulte demasiado repetitiva un año tras otro. Se puede cambiar el color de las velas, los elementos vegetales o, por ejemplo, las servilletas, que pueden ser un elemento muy distintivo y rompedor.

Las bolas y las velas dan el aspecto navideño a la mesa.
Las bolas y las velas dan el aspecto navideño a la mesa.
Guillermo Mestre

8) Recibir con la mesa puesta: el momento ¡guau!

Israel recomienda montar la mesa espectacularmente para que luzca en todo su esplendor a la hora a la que llegan los invitados. Que cause efecto. Incluso aunque de entrada no resulte funcional del todo. Ya habrá tiempo, con la gente ya sentada, de organizarse de manera más práctica.

9) ¿No te cabe nada? Que la mesa auxiliar no sea el patito feo

Hablando de lo práctico. La mesa puede quedar muy bonita, pero cuando los invitados se sientan, los elementos decorativos no pueden resultar una molestia. En este sentido, las mesas o muebles auxiliares se revelan indispensables. Pero no por ello han de convertirse en un satélite que afée nuestra mesa central. "Basta con añadir en la mesa auxiliar un toque pequeño de la misma vegetación con la que hemos decorado la principlal o, a veces, los propios elementos que dejamos en la mesa supletoria pueden ser decorativos en sí mismos.

10) Servilleta: ¿tela o papel?

Si hablamos de sostenibilidad, está claro: servilleta de tela. También son mucho más agradables al tacto y añaden un toque de distinción desde el punto de vista decorativo. En cualquier caso, la gama de servilletas de papel es ingente y hay muchas muy bonitas. En cuanto a cómo disponerlas, Nacho e Israel recomiendan colocarlas encima del plato si son de tela. Las de papel, mejor ponerlas todas juntas en una bandejita o plato bonito y repartirlas en el momento de comer. Como se hace con el pan.

Nacho Vuñau (izquierda) e Israel Sánchez, de La Lola se va de boda, decoradores de la mesa.
Nacho Viñau (izquierda) e Israel Sánchez, de La Lola se va de boda, en el Café Nolasco de Zaragoza con su mesa decorada.
Guillermo Mestre

11) ¿Quieres saber si la mesa ha quedado realmente bonita? Hazle una foto

A veces nos ponemos a decorar y perdemos la noción. Un truco de estos expertos para saber cuál es el verdadero aspecto final de nuestra mesa es no valorarlo a ojo, sino hacerle una foto. "En la imagen del móvil se aprecian mucho más los fallos y desequilibrios".

12) La fiesta terminó: apagar las velas tiene truco.

Un truco a la hora de recoger: si se han puesto velas, mucho cuidado. Apagarlas es lo primero que debe hacerse al recoger la mesa, y hacerlo soplando con tino en la llama para evitar que la cera salte y manche la mesa o el mantel (de donde es muy difícil que se vaya la cera ya fría). Una vez apagadas, deben ser recogidas al final del todo, para que dé tiempo a la cera a secarse y no haya peligro de quemaduras.

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