Crujiente por fuera, cremosa por dentro y con un intenso sabor a jamón. Así podría definirse la croqueta perfecta. Elaborarla no es tan sencillo como pueda parecer, requiere destreza, buenos ingredientes y mucho mimo. Es una de las tapas estrella con más tradición y lograr el aprobado no basta, hay que conseguir el sobresaliente. De ahí que la competencia para alzarse con los primeros puestos de esta elaboración en concursos gastronómicos sea elevada.

Ricardo Campos, jefe de cocina del zaragozano Café Nolasco, se ha convertido en uno de los privilegiados en alcanzar el olimpo de las croquetas. Ha sido uno de los seis finalistas del ‘V Campeonato Internacional Joselito a la Mejor Croqueta de Jamón del Mundo’, celebrado el pasado miércoles, 30 de enero, dentro del certamen internacional de gastronomía Madrid Fusión.

“Queríamos dar un poco de identidad a nuestro bar en la gastronomía, que pensamos que es muy importante. Yo trato de diferenciarme con mis tapas, con mi estilo de cocinar… Y elegí Madrid Fusión porque creo que es la mejor opción que puede tener un cocinero para dar a conocer tanto el negocio como la cocina que representa”, explica Campos.

Pese a no hacerse con el primer puesto -que fue para Javier Ugidos, del restaurante Tobiko de Toledo-, Ricardo ha logrado posicionar a Zaragoza en el mapa de los lugares del mundo donde comer las mejores croquetas de jamón. “Ha sido una experiencia bastante positiva, me gustó mucho. Allí están los mejores del mundo y, de repente, se vio a Zaragoza representando algo grande. Estamos muy contentos”, comenta el cocinero con entusiasmo.

La receta de Ricardo tuvo un papel clave y le hizo finalista, aunque cuando le llamaron para comunicarle que debía presentarse a la prueba definitiva, no se lo esperaba, “fue totalmente una sorpresa”, recuerda. La competición no fue sencilla e implicó “mucho desgaste y mucho trabajo”, pero el cocinero afrontó el reto “con ilusión y ganas”.

En la final, los aspirantes disponían de una hora para elaborar sus croquetas en directo, delante del jurado y de las cámaras. Eso sí, la bechamel con jamón la debían llevar hecha ‘de casa’, para agilizar la prueba. “Lo complicado fue organizarse en un corto tiempo porque tienes a la gente encima, la televisión, la presión… Está todo el mundo pendiente de ti en ese momento y tú tienes un espacio para trabajar que prácticamente te lo invaden. Hay que prepararlo todo para que salga perfectamente, no puede haber error”, detalla Campos.

El secreto de las buenas croquetas

Para Ricardo, lo fundamental es el trabajo en equipo y la buena sintonía que hay entre todos sus compañeros del Café Nolasco, donde lleva un año trabajando. En el interior de la croqueta, el secreto es una buena bechamel, “potente, con buen sabor y, sobre todo, con mucha cremosidad”. “Tiene que ser como un manjar, que se deshaga en tu boca. Bien consistente a la vez, pero que sientas ese sabor riquísimo como si fuera una crema”, señala el cocinero.

Sus croquetas de jamón no solo han triunfado en la competición, sino que llevan tiempo conquistando a los clientes del Nolasco: “Hay mucha aceptación entre la gente y las personas del barrio, que me dicen que les gustan”.

Ese éxito ha animado a Ricardo a pensar en presentarse a otros concursos de tapas o platos especiales. “La primera experiencia fue buena, así que la segunda tendrá que ser con más tranquilidad y mucho mejor”. Por el momento, anima a la gente a probar sus croquetas y disfrutar de esta pequeña joya de la gastronomía.