Tercer Milenio

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coronavirus

Las infinitas mutaciones de un virus

Más de 3.000 puntos de la estructura genética del SARS-CoV-2 han experimentado mutaciones desde que empezó la pandemia.

¿Un virus muta o se modifica?
Imagen de archivo del virus SARS-CoV-2
Pixabay

La reina de la historia de 'Alicia en el País de las Maravillas' corría y corría, de ahí la llamada hipótesis de reina roja. Así es la lucha contra la aparición de las nuevas variantes del coronavirus: ataque, defensa, ataque, defensa. Hasta el momento se han detectado varias, como la británica, la sudafricana o la brasileña. Esas nuevas variantes consisten en la acumulación de un conjunto de mutaciones. Unas modificaciones aleatorias e infinitas que pueden ser una sustitución, por pérdida o suma.

Se estima que el coronavirus ha experimentado mutaciones en más de 3.000 puntos de la cadena genética. El portal de Nextstrain las muestra en una de las gráficas que ofrece en su web. Allí se puede comprobar, en una línea de tiempo, que durante los primeros meses de la pandemia había menos modificaciones. Conforme se avanza temporalmente se observa que el entramado se convierte en una tupida red que responde a esos miles de mutaciones. Además, a través de la misma web se puede conocer cuantas veces se ha mutado cada uno de los puntos y también en qué zona del mundo está activa cada una de las variantes.

Carlos Martín, catedrático de Microbiología de la Universidad de Zaragoza y creador de la vacuna MTBVAC, ya avisó hace tiempo de que el SARS-CoV-2 es capaz de mutar "cada una o dos semanas". Una de las primeras que recuerda Nacho de Blas, epidemiólogo veterinario, es la mutación D614G, que se consolidó en el mes de marzo del año pasado y que han heredado todas las variantes.

"La zona de unión a la célula corresponde con la región 438-506, donde se adhieren los anticuerpos para neutralizarlo", explica de Blas. En esa franja se encuentra la mutación N501Y -hay organismos que lo describen de distinta forma-, que se aprecia en las tres variantes y la causante de que "la transmisión haya aumentado un 30%". Esa es una de las principales características de la británica, a la que se suma otra que afecta al corte de la furima -el punto que une las dos partes de la espícula- y otra que es la pérdida de dos aminoácidos, es decir, de seis nucleótidos -cada tres nucleótidos codifican un aminoácido-, analiza de Blas.

En el caso de las variantes sudafricana y brasileña (la del Amazonas), también se encuentra la mutación E484K -una que preocupa porque se “está saltando las defensas"- la S477N y la Q498R -asociada con el N501Y-. Nacho de Blas pone como ejemplo el caso de la ciudad de Manaos : "Allí más del 75% de la población tenía anticuerpos ya, había inmunidad de rebaño, según publicó una revista de investigación. Sin embargo, ahora la curva es espectacular". Esta situación recuerda que se pueden dar reinfecciones, ya sea porque se trata de una variante nueva o porque se han terminado los anticuerpos existentes.

¿Qué ocurría si una mutación hiciera que el virus del SARS-CoV-2 fuera más agresivo? "Las personas que se contagiaran tendrían que ser atendidas antes, en cuestión de dos o tres días, es decir, se detectaría de forma precoz. Este supuesto implicaría que el rango de tiempo, la ventana de contagio, fuera menor. Por lo tanto, el virus se podría autoextinguir", considera el epidemiólogo veterinario. Precisamente, una mutación fue el final para el SARS: "Hay casos en los que esa modificación implica que la copia no sea funcional, entonces, no se va a multiplicar".

Una solución ante esta situación sería la vacuna, incluso combinar vacunas contra dos variantes, viable gracias a las trivalentes. De Blas resalta la atenuada que está desarrollado el equipo liderado por el virólogo Luis Enjuanes, considerado el mayor experto español en coronavirus. "Hace que el virus no se replique. Además, se van a administrar por vía intranasal, de forma que no solamente va a desarrollar la respuesta de anticuerpos circulantes, sino que también estará en las mucosas”, determina el epidemiólogo aragonés. El profesor de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza se hace eco de que Moderna ha anunciado que en 6 semanas podría tener preparada una nueva versión de la vacuna que sea efectiva contra la mutación 484, una de las más preocupantes, como ya se ha mencionado.

¿En qué se diferencia variante de cepa?

Estos términos están generando cierta confusión. No son lo mismo. "Se habla de cepas cuando hay una diferencia muy aparente o cuando el cuadro clínico que produce es muy diferente y , por lo tanto, son necesarias vacunas o test diagnósticos diferentes para diferenciarlos serológicamente", expone Nacho de Blas. Se trata de "la misma especie de virus, pero se denominan así porque son variantes especializadas que tienen una característica propia".

En el caso de las variantes "son pequeños cambios que se han acumulado y que no tienen la suficiente entidad como para considerarlos una cepa". Además, a nivel científico, De Blas apuesta por no llamarle "variante británica, sudafricana o brasileña", ya que esa calificación puede estigmatizar a determinados colectivos o países. "Es como la gripe española, cuyo origen se sitúa en un campamento militar de Kansas", aclara el epidemiólogo.

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