Navidad sin brillo en Europa

La crudeza de la segunda ola vírica y el miedo a una nueva escalada de contagios obligan a celebrar unas fiestas entre grandes restricciones.

Una familia hace compras navideñas en Berlín.
Una familia hace compras navideñas en Berlín.
FILIP SINGER/EFE

La Navidad más triste en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Así han definido un buen número de líderes políticos e intelectuales las próximas fiestas de fin de año, sinónimo histórico de reencuentros y felicidad pero que en esta ocasión se verán severamente limitadas por la amenaza del covid-19 y oscurecidas por las cifras de una epidemia que arroja cientos de miles de enfermos y fallecidos en el Viejo Continente.

Mientras los españoles intentan concienciarse ante las Navidades más atípicas, en el resto de la UE los gobiernos también activan sus estrategias entre el miedo, el rigor sanitario, las urgencias económicas y el deseo de mantener el brillo de la Estrella de Belén. La crudeza de la segunda ola pandémica, aún no resuelta, y el miedo a que las fiestas desencadenen una nueva escalada de contagios obligarán a toques de queda, celebraciones extremadamente reducidas, pocos villancicos y apenas rastros de fuegos artificiales. Así lo demuestran los planes de algunas de las principales capitales.

Alemania: regresa la amenaza del cerrojo absoluto

Zona de compras en Berlín.
Zona de compras en Berlín.
FILIP SINGER/EFE

Recluidos en casa y sin contactos exteriores, con no más de cinco personas a la mesa sin contar los niños en los días señalados, con toques de queda y un "cierre total" de la vida pública y económica afrontan los alemanes las festividades navideñas y de Año Nuevo. A la espera de que este domingo se reúnan la canciller federal, Angela Merkel, y los primeros ministros de los 16 estados federados para tomar nuevas medidas ante el constante aumento de las infecciones y muertes por coronavirus, todo hace presumir que las restricciones serán las más severas desde el comienzo de la epidemia. "Ya no valen las advertencias, son necesarias medidas autoritarias del Estado", dice el primer ministro de Sajonia, Michael Kretschmer.

Al igual que otros 'länder' como Baden Württemberg, que desde este sábado ha aplicado restricciones máximas, Sajonia no ha querido esperar a la cumbre con Merkel y desde este lunes ordena el cierre de guarderías, colegios y comercios que no vendan artículos de primera necesidad, prohibido a sus ciudadanos abandonar su propio distrito y obliga a llevar la mascarilla puesta nada más salir a la calle. Bares y restaurantes llevan cerrados en toda Alemania desde principios de noviembre, al igual que todo centro cultural o deportivo.

Markus Söder, primer ministro de Baviera, quiere acelerar al máximo la ejecución de un cierre duro, llevarlo a la práctica esta próxima semana y no esperar a los días previos a Navidad para ordenarlo. Igual opina su colega de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, quien reconoció que las festividades de este año serán "las más tristes" en Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Francia: el Gobierno salva la Navidad, pero sacrifica la Nochevieja

El Ayuntamiento de París, iluminado por Navidad.
El Ayuntamiento de París, iluminado por Navidad.
CHARLES PLATIAU/Reuters

El Gobierno francés ha decidido salvar la Navidad en familia, pero sacrificará las fiestas de Nochevieja para tratar de reducir los contagios durante las vacaciones. A partir del día 15 habrá toque de queda entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana en todo el territorio nacional, con la excepción de Nochebuena, en la que no habrá restricciones horarias para que las familias puedan reunirse.

Sin embargo, el Ejecutivo ha decidido mantener el toque de queda en Nochevieja porque "concentra todos los ingredientes para un repunte epidémico", explica el primer ministro. Jean Castex, quien insta a los franceses a "ser razonables, respetar la regla del toque de queda, quedarse en casa el 31 de diciembre y seguir las recomendaciones de un máximo de seis adultos" en las reuniones familiares o con amigos.

Los franceses podrán viajar por todo el país a partir del martes, pero no ir a esquiar ya que los remontes estarán cerrados. También será una Navidad sin actividades culturales, ya que los cines, teatros, museos y salas de espectáculos permanecerán cerrados hasta por lo menos el 7 de enero. Los restaurantes, bares y cafés abrirán sus puertas el 20 de enero, si la situación sanitaria lo permite.

Italia: toque de queda y movilidad limitada entre regiones

Iluminación navideña en la plaza Venecia de Roma.
Iluminación navideña en la plaza Venecia de Roma.
Riccardo Antimiani/EFE

Los italianos van a tener que darse prisa estas fiestas si quieren visitar a los familiares y amigos que viven en otras regiones del país. Deberán hacerlo antes del día 20, pues entre esa fecha y el 7 de enero solo será posible pasar de un territorio a otro por motivos de trabajo, salud o emergencia. Se contemplan además algunas excepciones: retorno al lugar de residencia, visita a hijos menores en caso de parejas divorciadas y atención a personas que no son autosuficientes.

Las restricciones serán aún más duras durante los días señalados de la Navidad. El 25 y el 26 de este mes y el 1 de enero no se podrá salir ni siquiera del propio municipio. El Gobierno de Giuseppe Conte no ha querido poner un número máximo de participantes en las comidas y cenas navideñas, aunque existe la fuerte recomendación de que sólo estén presentes los familiares que convivan en el mismo núcleo, lo que excluye a muchos abuelos. El toque de queda a las 22.00, además, se mantiene durante las próximas semanas, lo que impide la celebración de fiestas en Nochevieja. Para tratar de desincentivar los viajes al extranjero el Ejecutivo obliga a pasar una cuarentena cuando se regresa a Italia desde otro país.

Bélgica: la burbuja más radical solo permite visitas de una persona

Una bola de navidad gigante en una calle de Bruselas.
Una bola de navidad gigante en una calle de Bruselas.
YVES HERMAN/Reuters

Los estragos causados por la epidemia en Bélgica, donde los niveles de letalidad han sido extraordinariamente elevados en esta segunda ola, apuntan a que la Navidad se vivirá inmersa en medidas sanitarias estrictas. Los datos han mejorado en las últimas semanas, lo que ha alimentado el debate sobre una suavización de las prohibiciones. Sin embargo, el Gobierno parece poco dispuesto a correr riesgos y ha prohibido los actos multitudinarios o las fiestas y despedidas tradicionales en favor de una radical estrategia de 'burbujas sociales'. Se trata de mantener separada a la población y, especialmente, cuidar a los mayores.

En principio, cada ciudadano puede tener contacto con una sola persona dentro del hogar sin tomar medidas de distanciamiento e invitar a un allegado de visita. Si las reuniones son en el exterior, terrazas o jardines, el límite son cuatro personas. La única excepción radica en quienes viven solos, que pueden aceptar a dos familiares o amigos. Lo que no cambiará será el toque de queda entre la medianoche (en Bruselas, dos horas antes) y las cinco de la madrugada, insalvable incluso en Nochebuena y Nochevieja. Tampoco nadie podrá celebrar las fiestas en un restaurante: la hostelería permanecerá cerrada hasta el 15 de enero.

Países Bajos: confinamiento parcial y atención a los viajes

Empleados de la compañía Unilever empaquetan comida para el Banco de Alimentos, en Rotterdam.
Empleados de la compañía Unilever empaquetan comida para el Banco de Alimentos, en Rotterdam.
ROBIN UTRECHT/EFE

Hasta este sábado, el Gobierno apostaba por continuar con el "confinamiento parcial", aunque condicionado a la evolución de la pandemia, que en Países Bajos se ha agravado en la última semana. Es decir, podrían darse mayores restricciones. Las cenas y comidas festivas solo están autorizadas en grupos de entre tres y seis personas, según el lugar donde se celebren. Los fuegos artificiales, como en el resto de Europa, estarán muy restringidos para evitar masificaciones. Y como sucede con Bélgica, las autoridades han pedido a los ciudadanos que reduzcan al máximo los desplazamientos, al entender que las compras navideñas aumentan la movilidad interna y la transfronteriza.

Reino Unido: la tradición de cantar villancicos, a salvo

Decoración navideña en Regent Street, en Londres.
Decoración navideña en Regent Street, en Londres.
NEIL HALL/EFE

Ni el coronavirus impedirá a Reino Unido defender a capa y espada la tradición de cantar villancicos a la puerta de las casas. Es una de las pocas licencias previstas por el Gobierno de Boris Johnson, que ha decidido que sus compatriotas disfruten de las fiestas en burbujas fijas y "lo más pequeñas posible". Cada uno de estos grupos podrá reunirse en casas privadas y asistir a ceremonias religiosas navideñas o pasar tiempo al aire libre. La burbuja estará vigente hasta después de Navidad.

Respecto a la posibilidad de acudir a pubs, restaurantes, cines o teatros, todo depende de cada región y del nivel de gravedad de la epidemia, ya que el país se rige por un sistema basado en tres grados de alarma.

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