gastronomía

Cierra Casa Royo, famosa por sus brasas en la carretera de Logroño de Zaragoza

Abrió sus puertas en 1947 y se puso "en el mapa de Zaragoza con su comedor y su baile de fines de semana".

Casa Royo, en la carretera de Logroño de Zaragoza, cierra sus puertas
Casa Royo, en la carretera de Logroño de Zaragoza, cierra sus puertas
B. A.

"Estimados clientes, les comunicamos que Restaurante Casa Royo cierra sus fogones y brasa de forma indefinida por jubilación. Agradecemos la confianza depositada en nuestro equipo en los últimos 40 años. Hasta siempre. Félix". Ese es el mensaje que escuchan los clientes de este establecimiento cuando marcan su número de teléfono.

El cierre de este restaurante de la autovía de Logroño ha conmovido en las redes sociales, donde han compartido una carta de despedida. "Ha llegado el momento de iniciar una nueva etapa vital", comienza la misiva. "Ha sido un restaurante, una casa al servicio de tantas personas y familias amigas, que muchos diariamente; y otros en sus celebraciones han contado con nosotros para festejar sus vidas", se añade en las líneas.

"Casa Royo es de esos restaurantes populares que, a partir de una reducida oferta, han hecho de la necesidad virtud, especializándose fuertemente en las carnes a la brasa, ternasco y chuletón". Así se definió en una reseña gastronómica de HERALDO en el año 2000. Pero la historia de este establecimiento comenzó mucho antes.

Era 1947, como recuerda su propietario en el texto que ha compartido: "Hoy me acuerdo de mis padres Ángel y Sara, que pusieron Casa Royo, su casa de la Venta del Olivar, en el mapa de Zaragoza, con su comedor y su baile de fines de semana". "Junto a ellos, mis hermanas mayores primero, y yo posteriormente aprendimos a escuchar, a servir y a hacer un poquito más felices a todas esas personas con nuestros guisos, caldos y sobre todo nuestra brasa –agrega-. No puedo olvidarme tampoco de mis tíos y prima que estuvieron a mi lado, cuando ellos lamentablemente faltaron demasiado pronto".

En ese artículo también se destacaron sus tapas –con especial atención a la salmuera-, los huevos fritos o las cazuelas. Jarretes al horno o guisados con alcachofas, arroz de conejo o cualquier tipo de pescado y marisco se añadían a la lista. En el capítulo de los postres, natillas, arroz con leche, flan, helados o pijama.

Recorte de HERALDO sobre Casa Royo, en el año 2000.
Recorte de HERALDO sobre Casa Royo, en el año 2000.
Archivo Heraldo de Aragón

Vivió una expropiación a finales de la década de los años 90, renació en 2001 con edificio e instalaciones nuevas y sobrevivió a la pandemia. "No ha sido un camino fácil, pero el reconocimiento de tantos clientes amigos que han venido y vienen a disfrutar de nuestro ternasco y de las famosas patatas del Royo es, sin duda, nuestra mayor recompensa", dice también en la carta.

La misiva concluye con el agradecimiento a sus clientes en nombre de Lili y Florín también, su equipo. "Gracias por vuestra confianza, cariño y cercanía –dice-. Todos y cada uno de vosotros formáis parte de la historia de Casa Royo y con ello también parte de mi corazón".

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