gastronomía
Un bar de Zaragoza con croquetas de cuatro quesos y turrón o de pepinillos y anchoa
En plena plaza de San Miguel de la capital aragonesa se encuentra este establecimiento, donde la imaginación es un ingrediente más.
"Porción de masa, generalmente redonda u ovalada, hecha con un picadillo de jamón, carne, pescado, huevo u otros ingredientes, que, ligado con besamel, se reboza en huevo y pan rallado y se fríe en aceite abundante". Esa es la definición que da la RAE de la palabra 'croqueta'. Lo de "otros ingredientes" es amplio y tiende una mano a la creatividad e imaginación.
Los hosteleros aragoneses están en constante innovación en cuestión de sabores. Unas veces son recetas de siempre convertidas en croquetas o, incluso, le preguntan a la inteligencia artificial para conocer qué ingredientes pueden evocar según qué sentimientos, como la tristeza o la felicidad.
De jamón o de bacalao se pueden encontrar en la barra de El Caballo Blanco. Están hechas con mimo y son las preferidas de algunos paladares, sin embargo, las que llaman la atención son otras. "Es lo de siempre, pero un toque diferente", lo define Ana Cris.
Cuatro quesos con un interior de turrón o de chistorra con huevo frito acaparan la mayoría de las miradas, que Ana Cristina Mayayo, al frente del negocio junto a sus hermanos Alberto y Alfonso, elabora de forma artesanal. Otro sabor que sorprende es el de anchoa con pepinillo. Cuando se prueba, se identifican la textura del encurtido y al final se queda el sabor de la salmuera.
También preparan algunas temporales, como la de cardo con bechamel de almendra, que hacen en Navidad y se llama 'Nochebuena' y la de Ternasco de Aragón con corazón líquido de vino de garnacha. Otra de la barra es la de espinacas, con pasas, queso y gambas. "Y esta es vegetariana, que está hecha de verduras con bebida vegetal, de avena o de almendra", cuenta Mayayo.
Con todas estas creaciones ya han conseguido un fiel público: "Hay gente fija que compra la de chistorra y para la de queso y turrón vienen de propio". "La clave de una buena croqueta es que esté crujiente por fuera –que en su caso hacen con panko- y cremosa por dentro –que a veces matizan con mozarela-".
Además de las croquetas
En la barra de este bar, con seis décadas de trayectoria, también se puede encontrar una tortilla de patata casera, de la que cada día sacan tres o cuatro unidades. También las empanadillas, que muestra Ana Cris: "Son de queso de cabra con mermelada, morcilla con cebolla caramelizada y de ternera con picante que hago yo misma".
