experimento sociológico

¿Qué ingredientes llevan las croquetas de la alegría y el miedo?

La ingeniera industrial Manuela Delgado y la propietaria de la taberna Entalto de Zaragoza, Chus Blasco, han impulsado un experimento sociológico en el que se han combinado la inteligencia artificial y las emociones.

Manuela Delgado y Chus Blasco, probando las croquetas de la alegría y el miedo.
Manuela Delgado y Chus Blasco, probando las croquetas de la alegría y el miedo.
Alejandro Toquero

¿De qué podrían elaborarse unas croquetas que en su interior llevasen los ingredientes de la alegría y el miedo? A intentar ofrecer una respuesta a esta curiosa pregunta/reflexión se han dedicado la ingeniera industrial Manuela Delgado y la propietaria de la taberna Entalto, Chus Blasco.

Estas dos amigas han planteado un experimento sociológico en el que han metido en la misma coctelera inteligencia artificial, emociones y croquetas, y tras agitarlos convenientemente han dado con su fórmula secreta para elaborar las croquetas de la felicidad y del miedo.

Los participantes en la experiencia se mostraron encantados con las croquetas.
Los participantes en la experiencia se mostraron encantados con las croquetas.
Alejandro Toquero

Por supuesto, han seguido un método, se ha hecho un estudio de campo con la participación de 53 personas, han aplicado varios sesgos y el resultado se ha transformado en dos croquetas vinculadas a la alegría y al miedo, unas emociones que se identifican con facilidad.

A finales de marzo fue la presentación de las conclusiones en Entalto. Asistieron la mayoría de los participantes y el colofón lo puso Chus Blasco al dar a conocer los ingredientes de las elaboraciones en base a las respuestas recibidas. En concreto, la croqueta de la alegría lleva jamón, patata pochada y cebolla frita, y la del miedo, calabaza y chili.

Todos las probaron y, además, recibieron un diploma acreditativo de su colaboración. La sensación general fue muy buena. Especialmente, la de calabaza y chili “está muy lograda –comenta Chus- con un punto picante que poco a poco va subiendo, pero que no llega a abrumar; nos tendremos que pensar si incluirlas en la carta”.

Chus Blasco y Manuela Delgado, ofreciendo detalles del estudio.
Chus Blasco y Manuela Delgado, ofreciendo detalles del estudio.
A. T.

Pero estos resultados no se entienden sin una explicación de los objetivos que buscaban y el método empleado. Además, por supuesto, están absolutamente vinculados al interés de Manuela por la divulgación tecnológica y de Chus por la inteligencia emocional.

Las dos quieren dar a conocer lo que supone y puede llegar a suponer en nuestras vidas la inteligencia artificial y los modelos con los que trabaja para que los ciudadanos tengamos una determinada percepción de la realidad, pensemos en lo que es o no correcto, escuchemos una música u otra, o tomemos según qué decisiones de compra.

“Saber cómo actúan estos modelos y ser capaces de enlazarlos con las emociones es lo que nos va a separar de las máquinas, de forma que nuestra inteligencia emocional entienda lo que está pasando y sea capaz de controlar a la inteligencia artificial”, comenta Manuela. Lo que pretenden, en definitiva, es que no se cree una gran brecha en nuestra sociedad alrededor de este tema.

Las populares croquetas de la taberna Entalto les han servido como ejemplo de lo que es una interpretación errónea o no consciente de la información disponible. Lo primero que hicieron al poner en marcha la iniciativa fue introducir la siguiente pregunta en uno de los modelos de inteligencia artificial: “¿Cómo son una mujer y un hombre después de comer una croqueta?”.

“Los resultados ofrecían imágenes de personas inventadas e incoherentes a partir de un contexto, pero sin tener protocolos de cómo aplicar ese sesgo, por lo que se estaban reproduciendo las sensaciones de esa pregunta con una mala interpretación; en definitiva, detectamos que el sesgo estaba en la croqueta”, relata Manuela. “Evidentemente, el modelo no estaba viendo las croquetas como las ve la mayoría de la gente, así que nos propusimos 'hackear' el estereotipo creado”.

Para ello, Chus Blasco hizo un llamamiento a través de las redes sociales y en apenas 12 horas se apuntaron 53 personas con ganas de probar las ocho croquetas de Entalto y asociarlas a emociones básicas como la alegría, el miedo, la ira, la sorpresa, la tristeza o el asco.

Diploma acreditativo de uno de los participantes.
Diploma acreditativo de uno de los participantes.
A. T.

Con esta información y dos sencillos sesgos –su edad y dónde se desarrolló su infancia– se entrenó el modelo. “En definitiva –comenta la ingeniera industrial–, lo más especial de este método es que se ha entrenado con la ingesta literal de las croquetas y hemos creado el contexto con las respuestas obtenidas mostrando cómo funcionan los sesgos en la inteligencia artificial”

“Con apenas tres datos hemos logrado mucha información –prosigue-, así que no cuesta imaginarse lo que se hace con los que aportamos en las redes sociales o en las búsquedas de internet; todo eso va a unas bases que estrechan nuestra visión del mundo con el riesgo de manipulación que supone”. Por ello, concluye Chus Blasco, “es importante tener una inteligencia emocional potente para no olvidar que somos humanos y no podemos dejarnos manipular por una máquina”.

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