recetario tradicional

Un dulce "de toda la vida" que es la caña

Este tradicional postre se prepara con la ayuda de unos pequeños canutillos metálicos que le dan la forma.

Cañas de Fuendejalón.
Cañas de Fuendejalón.
Gabi Orte

Hay cañas que no necesitan anzuelo para que piquen los paladares más lamineros. Crujientes por fuera, con una capita de brillante azúcar y, a veces, el interior también guarda sorpresa. Así son las cañas dulces, con larga tradición en algunos pueblos de Aragón, aunque encandilan paladares de todo el país con recetas similares.

Los ingredientes son sencillos, al alcance de cualquiera. "Se elaboran con harina de trigo, aceite de oliva, manteca de cerdo y un poco de vino blanco. O rancio, ese es el truco para que salgan ricas", explican Blanca y Mari Carmen Rodríguez, de Restaurante Rodi de Fuendejalón, uno de los pueblos donde más arraigo tiene.

Una vez conseguida la masa, se enrollan los pequeños tubos metálicos que le dan forma. Antaño se hacían con finas cañas que se cogían del campo, sin embargo, en la actualidad se han cambiado por razones de higiene y seguridad. Cuando ya están formadas, se fríen en aceite de girasol y, cuando ya están doradas, adquieren la característica fragilidad.

"En nuestro pueblo se hace en todas las casas, de toda la vida", cuentan las hermanas Rodríguez. Normalmente es un postre tradicional del Día de San José, del Día del Padre, así, suelen compartir mesa con los buñuelos o la virutas. Pero la realidad es otra: no importa la fecha que marque el calendario para prepararlas. "Nosotras las hacemos todo el año, tanto para el restaurante como para comercializar", sostienen estas hermanas que recientemente fueron galardonadas con el tercer premio Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales en la categoría de diversificación de la actividad económica.

Además, se pueden encontrar en La Alacena de Aragón, en la calle de Don Jaime I de la capital aragonesa. En su caso las comercializan con azúcar por encima pero sin rellenar. En la mesa las presentan con un interior de mermelada de ruibarbo o también mousse, solo si se van a consumir en el acto porque se reblandecen. Blanca y Mari Carmen –también distinguidas con el premio Alimentos de España a la Restauración hace unos años– las comparan con las ‘papeletas’, que se preparan con la misma masa pero con forma de cucurucho de helado que se pueden rellenar de dulce o de salado.

En Rodi, que este año ha cumplido 55 años, reconocen que son costosas de elaborar, entre la masa y freírlas, pero en la mesa, hay recompensa.

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