Fire hace de la brasa su razón de ser junto a la plaza del Pilar

El cocinero Adrián García apuesta por el ternasco en un céntrico emplazamiento.

Jarrete de ternasco a baja temperatura terminado a la brasa de carbón
Jarrete de ternasco a baja temperatura terminado a la brasa de carbón
A. Toquero

Brasería Fire es un restaurante de cocina aragonesa de autor. Así lo proclama su inspirador, el cocinero Adrián García, que con este proyecto ha llegado donde soñaba. Es joven, así que seguro que afrontará nuevos retos. En este, de momento, ha transformado una hamburguesería en una brasería y se ha acercado a la plaza del Pilar, un escenario que le motiva. Lo hace, además, alrededor de su producto más icónico, el Ternasco de Aragón, que presenta en media docena de versiones.

No es el único detalle que marca la diferencia en su cocina. No es exagerado decir que más del 80% de los platos pasan por la brasa. Pero no una cualquiera. Adrián tiene un horno de brasa Josper. Podía haber sido una parrilla vasca abierta tradicional o uno de leña, pero no, tenía claro que este utensilio que combina parrilla y horno era el mejor. En él los alimentos conservan muy bien la jugosidad; la textura en boca es exquisita y aporta un delicado toque ahumado al recetario.

El jarrete es lo más parecido a la versión de un asado tradicional; con la carne del cuello en salsa española se elabora una crep y se ofrece un curioso pastel de manitas de ternasco con migas. Lo más diferente, un cachopo. Y para los más osados, chile de carrillón de ternasco. Eso sí, con el punto picante apto para todos los públicos. Este proyecto nace vinculado al hotel Alda -se sitúa en sus bajos-, pero es independiente, aunque le da servicio. Adrián García apuesta por aprovechar todos los momentos gastronómicos del día, cuidando el desayuno y la merienda con tartas, repostería variada, batidos, smoothies…

Para el aperitivo no hay tapas ni montaditos a la vista. Se apuesta por raciones como mejillones a la marinera, berberechos que se terminan al humo de la leña o patatas alioli de ajos fermentados al carbón. El queso provolone también se funde a la brasa, lo mismo que los nachos, que se acompañan de las salsas diablesa y amostazada, guacamole, pico de gallo y queso fundido.

A mediodía, casi toda la carta se ofrece en versión menú (25 euros, bebida no incluida). Como primer plato, todos los entrantes y dos ensaladas. Y entre los segundos, las recetas de ternasco ya reseñadas, codillo asado a la leña, conejo escabechado o melosa de ternera del Pirineo. Para el postre se puede elegir cualquier tarta.

Adrián García no se ha olvidado de que hace poco tiempo Fire era una hamburguesería, así que en la nueva ubicación tiene seis versiones que se elaboran a la brasa. Del mar, la dorada y el pulpo a la gallega también pasan por el horno para conseguir un punto ahumado.

Además, aunque no es una cervecería, hay un muestrario de alrededor de 50 nacionales y de importación. La carta de vinos es generosa y se agradece que se recomienden maridajes que encajan bien con estas bebidas. Lo dicho, una atractiva propuesta para animar el paisaje gastronómico del entorno de la plaza del Pilar.

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