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Vinos de fresqueo, de viña más que de bodega

Santi Rivas, del Colectivo Decantado, cree que en Aragón “se debe huir de las variedades foráneas”

Santi Rivas, durante el taller ofrecido en Razimo
Santi Rivas, durante el taller ofrecido en Razimo
Gabi Orte

Los fríos datos apuntan a que la segunda edición de Razimo, uno de los grandes eventos alrededor del vino organizado por Bodegas Carlos Valero el 12 de junio en el Palacio de la Aljafería, fue un éxito. Participaron 45 bodegas, se presentaron 400 vinos, asistieron 1.200 profesionales y aficionados vinculados al sector y se sirvieron más de 20.000 vinos.

Pero esta cita dio mucho más de sí, ya que se celebraron seis master class con la presencia de destacados expertos. En una de ellas, Santi Rivas, del Colectivo Decantado, ofreció su visión de cómo se perciben los vinos de Aragón desde fuera, sus fortalezas y debilidades, y hacia dónde van las tendencias de consumo.

Desde el primer momento dejó claro que sus opiniones iban dirigidas a un consumidor iniciado en el mundo del vino. A su juicio, uno de los retos que tiene el sector en Aragón es romper con el “determinismo latitudinal” que invita al bebedor entrenado a hacerse una idea de sus características a base de prejuicios.

Hay productores que, según Santi Rivas, han conseguido romper con imágenes estereotipadas, “y ese es el camino”. Durante el taller se refirió, por ejemplo, al trabajo que están realizando los master of wine Norrel Robertson y Fernando Mora, y el enólogo Jorge Navascués. Además, se probaron algunas de sus creaciones. “Están siendo capaces de atraer a ese consumidor iniciado que está dispuesto a pagar más de 50 euros por una botella; ese es el camino, que su ejemplo sirva para que otros productores se animen a trabajar en una línea parecida”.

¿Qué características tienen los vinos aragoneses que están marcando tendencia fuera? A esta pregunta también respondió Santi Rivas. “En general -destacó-, se trata de vinos en los que se interviene poco, de viña más que de bodega; de fresqueo, fáciles de beber”. En su intervención acuñó el término ´garnachas delgadas` para referirse a esta y otras variedades que “son objeto de deseo de ese consumidor que bebe mucho y que busca una degustación fluida”.

Durante la charla, este divulgador subrayó la presencia de variedades foráneas (riesling, cabernet sauvignon, chardonnay…) como una debilidad, como algo que “algunas bodegas van a tener que replantearse en un mercado en el que se busca la diferencia y se huye de lo repetido o estandarizado; cada vez se demandan más variedades autóctonas y menos de fuera”.

Otro reto, a su juicio, es el que plantea el cambio climático, con veranos más cálidos que “en Aragón van a dificultar la tarea de elaborar vinos con poco alcohol”.

Además de estas conclusiones, Razimo dejó interesantes detalles para la reflexión. Por ejemplo, los organizadores, Carlos Valero y Manu Jiménez, valoran abrir esta cita al público y crecer con la participación de más bodegas.

También insisten en lo importante que es la diversidad en el consumo de vino de calidad, “algo que se consigue con más formación y con la implicación de toda la cadena -restauradores, sumilleres, distribuidores, instituciones…-, como ya han hecho en Galicia, que en la actualidad es la comunidad con más establecimientos de champanes por copas o con una gama más diversa de precios”.  

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