gastronomía

Brasería Galápagos: “La clientela nos ha animado a arriesgar y estamos encantados”

Este nuevo restaurante se une a la cevichería del mismo nombre que funciona desde hace seis años en la calle Graus.

Boris Saúl Abril, en el comedor de la brasería Galápagos.
Boris Saúl Abril, en el comedor de la brasería Galápagos.
A. Toquero

A la hora de abrir un negocio hostelero, las motivaciones pueden ser muchas y variadas. En el caso de la brasería Galápagos, que inició su andadura en Delicias (avda. de Madrid, 95) a finales de enero, ha sido la clientela de otro negocio hermano –la cevichería Galápagos– la que ha impulsado este nuevo emprendimiento.

Al frente están Boris Saúl Abril y Verónica Alexandra Morejón. Esta pareja ecuatoriana inició su andadura hostelera hace unos cuantos años, con un bar en La Almozara, y en 2017 abrió una cevichería de la calle Graus.

Boris reconoce que este negocio “está muy consolidado, pero se nos había quedado pequeño y muchos clientes insistían en que abriésemos un local más grande y nos animaban a iniciar una nueva andadura empresarial”. También hace hincapié en que ha sido su cocinero y amigo Jerson “quien más ha insistido en dar el salto”.

En julio del año pasado por fin se hizo realidad esta inquietud. La oportunidad surgió en el local del restaurante Maza, al que la pandemia, como a tantos otros negocios hosteleros, le dio la puntilla. “Los primeros meses empezamos a trabajar con el mismo nombre, pero a lo largo del día, entre el desayuno, el almuerzo y la cena, había demasiadas horas muertas, así que decidimos darle un aire más latino porque en mi país y, en general, en toda América Latina, se come en diferentes momentos del día”.

Dicho y hecho. A finales de enero dejó de existir Maza y empezó la andadura de la brasería Galápagos, y el cambio ha sido radical. “Estamos muy contentos –comenta Boris–, la acogida de los menús y la carta está siendo muy buena, tanto del público latino como de los españoles”.

El esfuerzo que han hecho ha sido grande, ya que la carta, muy centrada en las carnes a la brasa, tiene una versión ecuatoriana y otra española. La diferencia principal es que, en el primer caso, las carnes suelen llevar un adobo especial. También se ofrece la posibilidad de acompañarlas de guarniciones diferentes: una versión clásica con patatas y pimientos, y otra con arroz, menestra de frijoles y patacones.

Chuleta a la brasa con guarnición de arroz, menestra de frijoles y patacones
Chuleta a la brasa con guarnición de arroz, menestra de frijoles y patacones
A. Toquero

“En Ecuador y, en general, en los países de la zona, los desayunos son fuertes, así que hemos incorporado bastantes platos”, destaca Boris. Por ejemplo, patacones con huevo y bistec, plátano maduro con queso y chicharrón, empanada de verde e, incluso, algún ceviche.

En el menú del día (13 euros) también se procura que las gastronomías española y latina mariden y encuentren acomodo. En cualquier caso, la brasa es la gran protagonista con la presencia de despieces como churrasco, secreto, solomillo, costillas de ternasco o entrecot (suplemento de dos euros).

Entre los primeros platos, suele haber propuestas como encebollado –un caldo preparado a base de yuca, bonito y cebolla triturada–, sopa de camarón o caldos de pata de res o de gallina. “En nuestro país hay mucha tradición de tomar sopas durante todo el año, pero que van muy bien acompañadas”, matiza Boris. Tarta de queso, pudin y flan caseros son algunos de los postres más recomendables.

Todavía es pronto para hacer balance, pero Boris y Verónica están “muy satisfechos” de la acogida que han tenido durante estas primeras semanas de funcionamiento. “Lo mejor de todo es que ha sido la clientela la que nos ha empujado a arriesgar y estamos encantados”.

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