gastronomía

Dónde comer ancas de rana en Zaragoza: "Vienen de propio a por ellas"

Distinguidas, llaman la atención y evocan a tiempos pasados, así son las raciones de este selecto producto.

Un plato de ancas de rana en el restaurante Méli Mélo de Zaragoza.
Un plato de ancas de rana en el restaurante Méli Mélo de Zaragoza.
Guillermo Mestre

No solo las princesas de los cuentos acercan una rana a su boca, en su caso para darle un beso y convertirla en el ser humano de sus sueños. En algunos bares de Zaragoza –no muchos– se puede pedir una ración de ancas de rana. Unos las demandan por curiosidad y otros por tradición. "Vienen de propio por nuestras ancas", repiten detrás de más de una barra. Hay a quien le dibujan una mueca de rechazo, pero otros salivan cuando lo leen en una carta.

Sobre la barra del restaurante Méli Mélo de la calle Mayor presentan un plato de musculosas ancas. En la boca son finas y su delicada carne invita a 'rader' hasta el último rincón. La forma más habitual de prepararlas es "a la inglesa", rebozadas.

Una de las claves de la cocina de Méli Mélo es que el aceite esté a 180ºC. "Si está a menos temperatura se empapan en el aceite y se cuecen, mientras que si lo supera, se queman", cuentan. En su caso las sirven sobre una cama de salsa romesco que elaboran ellos mismos en base a tomate, almendra, avellana, pimiento choricero, ajo y vinagre.

"Aquí han venido varias generaciones de zaragozanos a comer ancas", relatan en la Cervecería Marisquería Belanche, otro de los establecimientos donde más tradición tiene este producto. En este bar de la calle de Don Jaime I, fundado en 1942, reciben el género de una piscifactoría de Francia y también las preparan enharinadas. De la sartén dan el salto a la mesa acompañada de pimientos de padrón. En cada ración sirven casi una decena, que hacen las delicias de zaragozanos y visitantes, ya que también llaman la atención de los extranjeros cuando las ven anunciadas en el espejo del local, a un precio de 6,5 euros.

Un plato de ancas de rana en el restaurante Méli Mélo de Zaragoza.
Un plato de ancas de rana en el restaurante Méli Mélo de Zaragoza.
Guillermo Mestre

"Siempre hemos apostado por que en nuestras mesas hubiera diversidad, variedad de productos", recalcan en el Bar Génesis. Este negocio levantó su persiana en febrero de 1981 y las ancas ya estaban en su carta junto a propuestas más comunes como los bocadillos de calamares. "Nos las piden por curiosidad, porque nunca las han probado, pero no es una de las raciones que más se demanden –reconocen en este bar de la calle de Joaquín Sorolla, en el barrio de San José, basado en la cocina casera desde sus inicios hace 42 años–. Las ancas para nosotros son como un complemento".

Estos no son los únicos bares y restaurantes que las tienen en carta, a la lista también se suman otros ejemplos en el Tubo de la capital aragonesa, como 7 Golpes (calle de Libertad). Las ancas de rana en las cartas de los bares no abundan, pero siguen saltando generaciones, de paladar en paladar.

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