gastronomía

Las recetas para disfrutar del Carnaval, ya sean disfrazadas de dulce o salado

Los crespillos o las cocas de Carnaval son algunas de las opciones que se pueden degustar estos días.

Crespillos.
Crespillos.
José Luis Pano

Antes de que Doña Cuaresma llegue con sus costumbres gastronómicas, el resto de personajes del Carnaval aprovechan para degustar aquello que no le gusta –no suele probar ni un gramo de carne ningún viernes hasta Semana Santa-. El Conde Salchichón, el Vizconde de la Morcilla, el Rey gallos y el Caballero de la Hornilla se deleitan con un buen trozo de longaniza, como esta semana para celebrar Jueves Lardero, y también con algún que otro dulce.

En el recetario más dulce del Carnaval español se encuentran flores, rosquillas, cañas o buñuelos. Cada comunidad autónoma conserva unas costumbres, como las rosquillas en Galicia, las hojuelas de miel de Castilla - La Mancha o los frixuelos asturianos.

¿Y en Aragón? En Bielsa, localidad que celebra uno de los carnavales con más tradición de Aragón, junto a Luco de Jiloca o Épila. En este pueblo pirenaico es costumbre comer millazos y las pasteras, que se unen a los crujientes crespillos de Carnaval. Todos ellos pueden englobarse dentro de la repostería de sartén, basada en la realización de una torta fina rellena de distintas formas, aunque siempre con de gusto dulce.

Estos últimos, los crespillos, se suelen tomar, el último sábado antes de la Cuaresma. Los hay de diferentes tipos, pero los más afamados son los de borraja. "Suelen ser típicos del 25 de marzo, pero también se comen en Carnaval", explica Luis Ángel López, panadero de Almonacid de la Sierra e investigador de la tradición culinaria aragonesa. Además, recuerda que en otros puntos de la geografía española se hacen con hojas del naranjo o del limonero.

También se preparan sin la borraja, en este caso son originarios de la provincia de Huesca. Los ingredientes que se deben utilizar son naturales: dos huevos, otras tantas cucharadas de harina y de azúcar, dos sobre de gaseosa en polvo, aceite de oliva y medio vas de anís. Para elaborarlos, por un lado se baten las yemas con la harina y el azúcar y, por otro lado, se ponen las claras al punto de nieve y se les añade la gaseosa con el fin de que queden más esponjosos. Llegados a este punto, se unen ambas mezclas y se agrega el vaso de anís. Se cogen cucharadas de la masa que resulta y se dejan caer en aceite hirviendo y se fríen hasta que quedan doradas. Por último, se retiran y se espolvorea azúcar.

En la actualidad, algunas panaderías y pastelerías adaptan sus propuestas más lamineras a estas fechas y disfrazan con caretas venecianas o antifaces sus galletas o palmeras de chocolate. Puede ser que antaño hubiera más dulces típicos de Carnaval, pero la suspensión de esta festividad en los años de la dictadura pudo hacer que se perdieran algunos, explica López.

Opciones saladas

Para aquellos que se decantan por los sabores más salados están de suerte con la coca de Carnaval. “Es una comida típica de Almonacid de la Sierra y de otros pueblos de la zona que consiste en un pan con tocino y butifarra, muy similar a la sanantonada que se come el 17 de enero”, relata Luis Ángel López. A esta opción se suma una especie de pañoletas con chorizo y longaniza, que también se elaboran estos días.

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