gastronomía

La gran escultura de chocolate de Goya, de cerca

Claudia Vijiitu es la artesana que ha modelado el gran busto de chocolate del pintor de Fuendetodos.

Retoques a la gran escultura de chocolate de Francisco de Goya.
Retoques a la gran escultura de chocolate de Francisco de Goya.
Toni Galan

Francisco de Goya mira fijamente a Claudia Vijiitu. Su ceño fruncido da respeto. "Me pone muy nerviosa", confiesa, pero ella conoce cada milímetro de su rostro, porque es la autora de este busto de chocolate. Se trata de una reproducción de la obra Mariano Benlliure, pero de grandes dimensiones. Por la frente y las mejillas desliza los mismos dedos con los que lo moldeó hace meses, antes de ser expuesto en el Salón Internacional Chocomad de Zaragozaque se celebra este fin de semana en el Auditorio.

"Trabajo con volumen. Primero hice un tubo de chocolate, desde la base del busto hasta la cabeza, para que no se rompa el cuello", explica la artesana. Después puso más masa de chocolate con textura de plastilina y con la ayuda de agua caliente comenzó a moldear a mano el chocolate puro "como si fuera barro". "Hay que ser rápida porque se enfría muy rápido", apunta la artesana desde el obrador de Bombonera Oro de la avenida de Cataluña de Zaragoza. ¿Lo más complicado de este busto de Goya? No lo duda: "La cara, su expresión es muy complicada".

"Cuando haces figuras como esta te conviertes en peluquera, diseñadora...", enumera. De pequeña odiaba las matemáticas y ahora trabaja constantemente con ellas para calcular las proporciones, por ejemplo. Así resume tres semanas de trabajo en la imagen del pintor de Fuendetodos que pesa entre 55 a 60 kilos.

El pedestal sobre el que se ubica el busto también es de chocolate. "Las paredes son de dos dedos y medio -cuenta Vijiitu- para aguantar el peso". Bajo él se lee ‘Goya. 1746 - 1828’.

Con el paso del tiempo, el cambio de temperatura ha blanqueado la superficie. Claudia calienta un recipiente con chocolate y manteca de cacao y después comprueba los grados con un termómetro. "Tiene que estar entre 29 y 30", concreta a la par que lo lleva a enfriar un poco en agua porque está por encima. Unta la brocha y acaricia el lazo del cuello, la camisa, la cara y el despeinado pelo de Goya.

En el currículo chocolatero de esta rumana también está un Beethoven a tamaño natural que realizó durante el confinamiento y que se guarda en la pastelería, en el Coso de la capital aragonesa. "En ese caso, lo más difícil fueron los pliegues de la ropa y los zapatos", recuerda. 

Hace una década comenzó su trabajo en el sector de la pastelería, dedicada a las tartas 3D y repostería creativa. En un momento dado, hace cinco años, se topó con el chocolate y lo tuvo claro: "Es complicado trabajar con él y a mí no me gustan las cosas fáciles, fue un reto". Sus primeros trabajos fueron con bombones hasta que un día vio una escultura y se lanzó a ello. Además, es la autora de ‘Pasión con sabor a chocolate’, un recetario que ha escrito en colaboración con el salón internacional del chocolate.

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