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Pastelería Fantoba, 166 años endulzando festividades y celebraciones con sus productos artesanos

Fundada en 1856, es una de las confiterías más antiguas de Zaragoza y en su obrador todavía se emplea el recetario original para elaborar turrón, frutas de Aragón o huesos de santo.

Ivana Molina es la propietaria de Fantoba desde hace 25 años.
Ivana Molina es la propietaria de Fantoba desde hace 25 años.
H. A.

En el número 21 de la calle de Don Jaime I de Zaragoza hay un lugar por el que los más lamineros no podrán pasar sin entrar. Un lugar que huele a azúcar y a vainilla y que está abierto todos los días del año. Se trata de la pastelería Fantoba

Fundada en 1856 es una de las más antiguas de la ciudad y 166 años después sigue siendo única para endulzar las celebraciones y festividades de los zaragozanos. En esta confitería todo se elabora de forma artesanal, en un obrador que está en el mismo establecimiento. De él salen tanto dulces de temporada, como los huesos de santo para Todos los Santos o los turrones y guirlaches para Navidad. También hay productos que siempre están, como las frutas de Aragón o la tarta de yema. 

Por su aspecto perenne parece que el tiempo se haya detenido en Fantoba. Sus dulces saben como los de hace un siglo y medio, de hecho, las recetas que se emplean son las mismas, que han pasado de generación en generación. "La empresa se compró con empleados y con el recetario. Se sigue elaborando todo como antiguamente, con un único cambio. En el año 95 bajamos los azúcares de todas las recetas un 30% e incorporamos productos nuevos, pero siempre trabajando con las mejores materias primas", explica Ivana Molina. Es la actual propietaria de Fantoba, negocio que compró con su padre hace 25 años. "Las últimas dueñas eran las hermanas Angelita y Carmen, descendientes de la familia Fantoba. Estaban muy mayores y no tenían ganas de seguir, porque este trabajo es muy bonito, pero muy sacrificado. Te tiene que pillar joven", explica Ivana. 

"Se sigue elaborando todo como antiguamente, con un único cambio. En el año 95 bajamos los azúcares de todas las recetas un 30% e incorporamos productos nuevos, pero siempre trabajando con las mejores materias primas"

Así fue como padre e hija evitaron lo que lamentablemente sucede en tantas otras ocasiones, cuando tiendas y negocios de toda la vida se ven obligados a cerrar porque no hay relevo generacional. Gracias a ello, Fantoba sigue haciendo las delicias de tantas familias para las que pasar por allí cuando celebran una ocasión especial es ya una tradición. Y es que, igual que los dueños, los clientes también van pasando de generación en generación, como el nieto que va a buscar la tarta que siempre se ha comido de postre en los cumpleaños de casa de su abuela. 

El guirlache es una de las especialidades de esta pastelería
El guirlache es una de las especialidades de esta pastelería
H. A.

Abierto todos los días, de diez a diez

La persiana de la pastelería Fantoba está subida todos los días del año, de diez de la mañana a diez de la noche. Un horario exigente para cuya cobertura hace falta un buen equipo de trabajo. En total, son 15 personas. Cuatro e Ivana están en tienda, atendiendo a los clientes. El resto, once, están en el obrador. Entre el recetario de siempre y lo que han ido incluyendo, tienen más de mil referencias. Las hay atemporales, como el merengue o, más recientemente, los 'macarons', y otras que se preparan expresamente en cada época del año, como el manto de la Virgen del Pilar, para las fiestas de Zaragoza.

Algunos de los productos se pueden comprar también 'online'. Y es que lo antiguo y tradicional no está reñido con las nuevas tecnologías. Así, quienes no viven en la ciudad y no pueden pasar sin los exquisitos dulces de Fantoba se pueden hacer con ellos a través de internet. Se realizan envíos a toda España, excepto a las islas, y los pedidos también se pueden recoger en el local.

"En esta vida, si le pones ganas a las cosas, trabajas bien y mimas tanto al producto como al cliente, es un éxito seguro"

En cualquier caso, merece la pena pasar por este establecimiento que transporta a tiempos pasados y solo a través de los olores hace revivir momentos. Y es que, como dice Ivana, Fantoba es una tienda de celebración. "Cuando alguien tiene algo especial que celebrar, una cena con amigos o un cumpleaños, siempre vienen aquí". Haciendo balance de los 25 años que lleva al frente de este mítico negocio zaragozano no puede estar más satisfecha de la decisión que tomó junto a su padre. "La venta va muy bien desde que empezamos. En esta vida, si le pones ganas a las cosas, trabajas bien y mimas tanto al producto como al cliente, es un éxito seguro", asegura. 

Con las ideas claras y muchas ganas de seguir prestando el mejor servicio, este pequeño comercio de cercanía continúa a flote en una época en la que lo industrial y la producción a gran escala va comiendo terreno a negocios de proximidad como este. "Para mí esta tendencia es una ventaja porque ahora se valora mucho más lo que hacemos, lo artesano y, sobre todo, el trato personal que antes se daba en todos los sitios y que ahora se ha perdido". 

No han corrido la misma suerte otros negocios de su alrededor que, en estas más de dos décadas, Ivana ha visto cómo iban cerrando a través del cristal de su tienda. "Es lo que pasa con los negocios familiares de toda la vida y especializados. O hay alguien que quiera seguir con de proyecto o cierran", lamenta. Afortunadamente, hace 25 años hubo alguien que apostó por Fantoba y quiso seguir endulzando celebraciones.

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