Vicky Calavia: "Las croquetas marcan la calidad de un local"

La directora de cine Vicky Calavia incluye el jamón y las anchoas entre sus productos preferidos.

Vicky Calavia, en la terraza del Lateral de Zaragoza.
Vicky Calavia, en la terraza del Lateral de Zaragoza.
Guillermo Mestre

A la directora de cine, guionista y productora audiovisual Vicky Calavia le pierden las croquetas. Son su magdalena de Proust, las que desencadenan los recuerdos de infancia alrededor de su madre en la cocina. "Intenté durante mucho tiempo seguir su receta, pero desistí, no me quedan igual", confiesa.

En cualquier caso, esa evocación del pasado es su mayor patrimonio culinario hoy en día. A cualquier establecimiento que va, lo primero que hace si tiene croquetas es probarlas. "Para mí marcan el nivel de calidad de ese sitio; si fallan, será difícil que vuelva".

Las clásicas de jamón y pollo de su madre son sus preferidas, pero se atreve con cualquier combinación. "Recientemente me ha encantado la del Méli del Tubo, Bimba y Bola, presentada en una caja como si fuera una joya, pero también están muy ricas las de Doña Casta o Bodegas Almau". Este último es su local de referencia, allí donde suele quedar siempre que tiene un compromiso. "Más que nada –reconoce– porque también me gustan mucho las anchoas, y en este local las bordan”.

La cineasta, Vicky Calavia, nos ha reunido en la terraza del Lateral, para hablar de cine y gastronomía.

Su fondo de armario culinario lo cierra refiriéndose al jamón. "De Teruel, por supuesto, pero el ibérico me encanta". Tanto le gusta el jamón que su intento de llevar una dieta vegetariana se frustró porque no pudo resistir la tentación. "Duró seis meses y no sé cómo conseguir pasar tanto tiempo sin comerlo", recuerda.

Prácticamente podría sobrevivir con estos tres básicos. "Son los que me llevaría a una isla desierta para alimentarme, pero sobre todo las croquetas". Sin embargo, en el día a día intenta no abusar de ellos. Realmente forman parte de su experiencia culinaria como acto social.

A diario, Vicky asegura que la gran protagonista es la vaporera. Ya va por la tercera en no muchos años. "Como bastante sano, así que prácticamente todas las verduras y el pescado pasan por ella". Le da un poco reparo reconocer que incluso las hamburguesas las hace al vapor, "pero están muy ricas; pierden un poco de grasa y queda el sabor auténtico de la carne".

La gastronomía no está muy presente en sus trabajos audiovisuales. Hizo la producción del guionista de Luis Buñuel, Julio Alejandro, "y es lo más cerca que he estado de este tema porque Julio era un gran cocinero y como buen oscense bordaba el pollo a la chilindrón". Tal vez por ello tuvo tan buena relación con el genio de Calanda.

Vicky Calavia recuerda que no fue el único guionista al que Buñuel 'fichó' por su pasión por la comida y el vino. "A Jean-Claude Carrière, sin que él lo supiera, le hizo un examen a la mesa sobre estos temas y tras escuchar sus respuestas lo contrató".

Eso sí, aunque sus personajes no tienen mucha relación con el arte culinario, "lo que sí procuro es que mi equipo coma bien durante los rodajes". Además, prosigue, siempre que organiza un evento vinculado al cine –especialmente alrededor del festival La Mirada Tabú– "intento que sea en un ambiente distendido y que siempre haya algo para picar, porque en ese momento se establecen buenas relaciones profesionales y laborales".

Lo que también tiene claro es que la gastronomía y el cine dan mucho juego. En este sentido, recomienda tres películas que, "sí o sí", hay que ver. En primer lugar 'El Festín de Babette', "un trabajo delicioso donde se habla sobre cómo llegamos al amor, la amistad y la bondad dando lo mejor de nosotros mismos a través de un festín a la mesa".

También se refiere a 'Como agua para chocolate'. "Con ella descubrí el nuevo movimiento iberoamericano del realismo mágico en el que se mezclan situaciones cotidianas con elementos de ilusión y de magia muy bonitos".

Finalmente, con el erotismo, el deseo y la pasión de 'El último tanto en París', Vicky cerraría una buena sesión triple. Y para el picoteo y el debate posterior, un buen surtido de croquetas, jamón y anchoas.

Tartar de aguacate, en la terraza del Lateral de Zaragoza.
Tartar de aguacate, en la terraza del Lateral de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Lateral, una terraza con las mejores vistas de Zaragoza

Vicky Calavia ha elegido para la entrevista el hotel Innside by Meliá Zaragoza, en concreto, la terraza Lateral de la azotea. Durante el festival La Mirada Tabú colabora con este establecimiento y muchos de los encuentros profesionales alrededor de esta cita los organiza en este escenario.

"Las vistas de la ciudad son maravillosas y tienen una carta de raciones para compartir que me encanta", confiesa. Durante la charla prueba algunas como ensaladilla, pulpo a la brasa o tartar de salmón y aguacate. "Trabajan recetas sencillas, pero con buenos productos y bien elaboradas".

De vez en cuando se toma un cóctel, aunque no es lo habitual. Pero si tuviera que recomendar uno de la carta de Lateral se queda con el mojito de frutas del bosque. Su elaboración es sencilla. Se machacan en el fondo del vaso unos trozos de lima, frutos rojos y un jarabe preparado con azúcar moreno y blanco.

A continuación, se golpean unas hojas de menta entre las manos con suavidad para extraer los aromas y añadir al vaso. Se vierte el ron blanco y, finalmente, se añade hielo pilé y un poco de soda. Se remueve suavemente y a disfrutar.

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