negocios

Jamones Bronchales necesita administrativos: "Cuesta mucho encontrar personal cualificado en el medio rural"

Paco Nácher es la tercera generación al frente del secadero, aunque él empezó casi de cero en 1999, con apenas 24 años.

Paco Nácher es el dueño de Jamones Bronchales
Paco Nácher es el dueño de Jamones Bronchales
Laura Uranga

Lo tuvo claro desde siempre, él quería vivir en el pueblo y tener un secadero de jamones. Él es Paco Nácher, el pueblo es Bronchales y esta es la historia de un niño que pudo hacer su sueño realidad. Y eso que el camino nunca fue fácil. 

La profesión le viene en los genes, ya que sus abuelos y después sus padres se dedicaron a ello. Pero en esta segunda generación, el negocio se dejó. “En los años 60 y 70 las familias tuvieron que emigrar para buscar trabajo y esto se quedó vacío”, recuerda Paco, en referencia a la localidad. Sus padres fueron de aquellos y establecieron su domicilio en Valencia. 

Pero Paco, desde los 11 años sabía que quería volver a Bronchales y seguir con la tradición familiar. Sus padres, haciendo honor a su rol, le llevaron por el camino de los estudios y un obediente hijo estudió Ingeniería Agrónoma y Veterinaria. Cuando terminó corría el año 1999 y la universidad no había truncado sus planes. En su futuro solo se veía entre perniles. Y así es como, con la ayuda de sus tíos, que sí mantuvieron desde siempre una carnicería en el pueblo, empezó casi de cero con su secadero. Por aquel entonces apenas contaba con 24 años pero cuando se nace en una familia que trabaja en el sector cárnico, se nota. A los nueve años sacaba tripas para hacer embutidos, a los 13 despellejaba corderos y a los 24 se convirtió en empresario.

"Por circunstancias de la vida, se han quedado vacantes los dos puestos de auxiliar administrativo y estamos buscando reemplazo. Es difícil encontrar personal en el medio rural y, si es cualificado, más todavía. Además, una vez que lo encuentras, tiene que quedarse"

De aquello han pasado ya más de 20 años y el negocio ha ido creciendo a buen ritmo. Cuando comenzó, tenía 500 jamones y en los mejores tiempos, ha llegado a alcanzar los 12.000. Actualmente tiene siete empleados, hasta hace bien poco, cuando eran nueve. “Por circunstancias de la vida, se han quedado vacantes los dos puestos de auxiliar administrativo y estamos buscando reemplazo”, explica Paco. Esto, aunque parezca tarea fácil, en el medio rural es un proceso complicado.

 “Es difícil encontrar personal en el medio rural y, si es cualificado, más todavía. Además, una vez que lo encuentras, tiene que quedarse”, añade. Según sus cálculos, para que una persona que se incorpora a la plantilla pueda formarse bien y conocer todos los entresijos de la empresa pueden pasar dos años. “No todo el mundo aguanta ese tiempo porque una vez que aceptas el trabajo hay que vivir aquí. La gente viene pero, al no ser su sitio y no tener vinculación, se van en cuanto encuentran otra cosa que les encaja más”, explica. 

Con este panorama, el llamamiento que Paco ha hecho a través de Whatsapp y de redes sociales ha tenido bastante repercusión y ha recibido numerosos currículums. Ahora está realizando entrevistas y deseando encontrar a esas dos personas indicadas para el puesto. Se sumarían a un equipo de siete empleados, todos de Bronchales o asentados allí, que para Paco son lo más valioso. “En una localidad con 300 habitantes, dar trabajo a siete familias es muy importante”, apunta.

El vídeo de los 3.000 jamones que se hizo viral

Ahora siete y hasta hace poco nueve familias de Bronchales viven del secadero. Por eso, en marzo de 2021, después de un año de crisis por la pandemia, este empresario del jamón tuvo que lanzar una campaña desesperada para evitar el despido masivo. “Tenía mucho producto acumulado del año anterior porque la mayoría de mis clientes son del sector de la hostelería así que decidí sacar a la venta 3.000 jamones a precio de coste”, explica. Para anunciarlo, difundió por Whatsapp y redes un vídeo contando la complicada situación económica que atravesaba. El vídeo se hizo viral y todo el lote se vendió en apenas 87 horas. “En siete horas se bloqueó la web, había 400 personas pagando por minuto y los tres teléfonos que tenemos recibían 200 llamadas por minuto cada uno. En 24 horas teníamos pedidos de todos los continentes”, recuerda. 

"He tenido que bajar el ritmo de producción porque nos han subido mucho los costes de todo y un jamón tarda en curarse mínimo dos años. No puedo estar tanto tiempo sin recuperar la inversión"

Superada aquella crisis, ahora el reto es otro. “He tenido que bajar el ritmo de producción porque nos han subido mucho los costes de todo y un jamón tarda en curarse mínimo dos años. No puedo estar tanto tiempo sin recuperar la inversión”, explica Paco. Así, Jamones Bronchales se centra ahora en trabajar el producto que ya tienen: van loncheando y preparando lotes de cara a la Semana Santa y, sobre todo, al verano. Es entonces cuando empieza su verdadera campaña, que arranca con la llegada de los veraneantes y turista a la zona y no termina hasta después de las navidades. 

Desde hace un tiempo Paco ya no trabaja con distribuidores, por lo que su jamón solo se puede comprar en el propio secadero, donde además se organizan visitas guiadas de vez en cuando. “Contamos la historia del secadero y de mi familia. También explicamos que nos basamos en la producción natural y que estamos intentando que se reconozca la curación natural como patrimonio inmaterial. La visita termina, por supuesto, con una degustación de jamón”, explica Paco. Para la venta al público, el secadero está abierto prácticamente siempre y, en temporada alta, hasta los domingos. Por otro lado, la empresa se ha centrado mucho en el mundo de la hostelería y los productos del secadero se pueden encontrar y catar ya en tres establecimientos de Albarracín. “Utilizamos mucho los recursos cinegéticos y micológicos, es decir, el producto de caza y las setas, boletus etc.”, puntualiza Paco.  

“La venta digital nos ha salvado la vida. Se ha afianzado como un producto más. La gente ya tiene mucha confianza y esto, sobre todo a los medianos y pequeños productores, nos ayuda mucho"

A todo esto hay que sumar el infinito mercado que les ha abierto internet. “La venta digital nos ha salvado la vida”, dice este empresario, tajante. Una vía de negocio que, en su caso, se exploró a raíz de la pandemia: “El 13 de marzo por internet no se vendía alimentación pero a partir del 15 se empezó y se ha afianzado como un producto más. La gente ya tiene mucha confianza y esto, sobre todo a los medianos y pequeños productores, nos ayuda mucho”, asegura. En su web se pueden comprar, por supuesto, jamones, pero también quesos, otros embutidos como lomo, chorizo de ciervo o de jabalí, conservas, sal de Albarracín o harina cultivada en Bronchales. Porque si por algo destaca este empresario es porque barre para casa. “Estamos muy centrados en el desarrollo rural y en el pueblo”, defiende. 

Con esta clara determinación de mantenerse por y para Bronchales, Paco espera poder cubrir cuanto antes esos puestos de trabajo que tanto necesita. Y si es con personas de la zona o que establezcan unos vínculos que les hagan quedarse por mucho años, mejor que mejor.

Apúntate a la newsletter de economía y tendrás cada semana las últimas noticias del sector, claves y recomendaciones de expertos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión