Negocios con solera
Laura Bría Modas, desde 1950 dedicada a la venta de ropa y textil en Borja
Laura y Beatriz Bonel son la tercera generación al frente del negocio, abierto por los abuelos maternos hace 73 años en la calle Alfaro Malumbres.
Laura y Beatriz Bonel son la tercera generación al frente de Laura Bría Modas, una tienda de ropa que los abuelos maternos, Pedro Bría y Milagros Pasamar, abrieron en 1950 en Borja. En aquella primera etapa, el matrimonio, que siempre ha trabajado en el sector textil, se especializó en las prendas para señora pero, con los años, la oferta se ha ido ampliando y adaptando a la demanda. Y es que los 73 años que lleva abierto el establecimiento han dado para mucho.
Cuando los fundadores se retiraron, el negocio pasó a manos de sus hijos, Laura y Pedro Bría, quienes tiempo después, cedieron el testigo a la tercera generación, las hijas de Laura, cuyo nombre se ha mantenido para la tienda. Una de ellas es Beatriz, que tiene 49 años y desde que tuvo edad para trabajar empezó a ayudar a su madre en el establecimiento. Su hermana Laura tiene 45 y, en su caso, había trabajado anteriormente en otros sitios, hasta que su madre se jubiló.
De igual forma que el negocio ha ido pasando de generación en generación, también lo han hecho muchos de sus clientes. “Algunos son de toda la vida. Ya venían los abuelos y ahora vienen los nietos. Con muchos tenemos tanta confianza que son casi de la familia”, explica Laura, quien, como su hermana Beatriz, disfruta con la atención al público. “A veces somos hasta un poco psicólogas”, comenta, entre risas. Excepto en ocasiones puntuales, ambas están siempre en la tienda, que abre de lunes a viernes de 10 a 13.00 y de 17 a 20.00, y los sábados solo por la mañana. En el establecimiento, el cliente, que es tanto de Borja como del resto de la comarca, encuentra tanto una zona de ropa juvenil y de señora, con tallas desde la XS hasta la 54, como otra infantil. “Desde la primera puesta, con cero meses, hasta la talla 16”, matiza Laura. Además, también venden artículos de lencería y pijamas para niños y adultos. “Somos un mini Corte Inglés”, apunta.
La tienda siempre ha estado en la calle Alfaro Malumbres, desde que sus abuelos la abrieron en el bajo de su casa. Pero en la etapa más reciente, las hermanas Bonel se mudaron a un local más grande, en el número 8 de la citada vía. Con su fachada azulona y el nombre en blanco, con letras clásicas de caligrafía, cuesta no pararse ante el escaparate de Laura Bría Modas, una tienda coqueta y delicada donde, ante todo, prima la calidad y el producto nacional. “Tenemos artículos de varios precios y, aunque la gente joven mira lo más económico, la clientela de mediana edad prefiere la calidad”, apunta Laura. Para juvenil y señora, trabajan con marcas como Hongo, Md’M o Escorpión. En cuanto a la ropa para bebé y niño, se pueden encontrar artículos de Bóboli o Martín Aranda, entre otras casas.
Las navidades o las rebajas tanto de invierno como de verano son épocas de más trabajo para Laura y Beatriz, que desde hace un tiempo también envían pedidos a toda España. “No tenemos página web pero vendemos a través de Facebook e Instagram. No tiene mucho tirón pero algún pedido va cayendo”, explica Laura, consciente de que para dar el salto a la venta online necesitarían más tiempo y recursos. “Estando las dos solas y teniendo familia e hijos no damos más de sí”, reconoce.
Hablando de familia y aunque todavía les quedan muchos años de trabajo por delante hasta la jubilación, Laura no tiene claro que el negocio vaya a pasar a una cuarta generación. “Mi hermana tiene dos hijos y yo un chico y una chica y ninguno parece estar interesado. Creo que estudiarán otras cosas pero nunca se sabe. Quizás se quede la tienda otra persona”, comenta, sobre algo que todavía ven muy lejano. De momento, centran sus esfuerzos en el día a día, porque tener un negocio propio, dicen, “es duro”. “Cada día tenemos más pagos pero lo sobrellevamos como podemos”, apunta. El último episodio de crisis al que tuvieron que hacer frente estas dos hermanas emprendedoras fue a la pandemia. Aunque Laura no lo recuerda como la peor época de su trayectoria, sí reconoce haber sentido mucha impotencia teniendo que hacer frente a los gastos, sin poder abrir la tienda y desde casa. “Teníamos todo el género de primavera-verano ya colocado para vender y tuvimos que cerrar”, rememora. Pero cuando se pudo volver a abrir, reconoce que la clientela fue su salvación. “Nuestros clientes nos apoyaron mucho y pudimos remontar bastante”, asegura.
Con aquel capítulo más que cerrado, Beatriz y Laura suben cada mañana la persiana de su tienda con la ilusión del primer día. Estar entre artículos textiles o detrás de un mostrador es algo que han mamado desde siempre y llevan la atención al público en la sangre. “Es algo que hemos visto desde pequeñas, primero en nuestros abuelos y luego en mi madre y mi tío”. Ahora son ellas quienes siguen manteniendo el apellido Bría en lo más alto del textil de Borja, donde todo empezó y donde ojalá continúe durante muchos años más.
