Heraldo del Campo

Los maizales rinden menos

Está siendo una campaña muy complicada. Las elevadas temperaturas y la falta de lluvia ha mermado la producción y se están cosechando menos kilos de maíz por hectárea. Los costes de producción, sin embargo, no han dejado de aumentar.

El calor y la falta de lluvias han adelantado la maduración de la planta, con lo que se ha producido una reducción de kilos por hectárea.
El calor y la falta de lluvias han adelantado la maduración de la planta, con lo que se ha producido una reducción de kilos por hectárea.
H.A.

Las cosechadoras están en los maizales. Tuvieron que entrar hasta diez días antes de las fechas en las que suele ser habitual comenzar la recolección, porque así lo quisieron las condiciones climáticas, esas que se han convertido durante toda la campaña en el peor enemigo de esta producción. Y precisamente por eso, muy prudentes, los maiceros y sus representantes agrarios prefieren no aventurar cifras de cosecha final, aunque reconocen que este año tendrá poco que ver con el pasado ejercicio. Y es que aunque en 2021 ya se habían disparado los costes de producción, aupados por los altos precios de las energía, los carburantes y la materias primas, el cultivo del maíz vivió la segunda mejor campaña de los últimos 30 ejercicios, como la calificaron los responsables de la Red Arax. Un mérito que pudo anotarse no solo por los precios -considerablemente mejores que en años anteriores- sino también por el incremento de la superficie dedicada a este cereal de primavera, y, sobre todo, por las buenas cifras alcanzadas en producción.

Lo que tienen claro los agricultores aragoneses es que sus maíces están rindiendo menos. Y saben muy bien por qué. El adelanto de la cosecha siempre se traduce en un merma de la cantidad de grano. Pero no ha sido el motivo principal. El tiempo se ha convertido en el principal enemigo de este cultivo, que se produce en dobles cosechas y en el que, al menos hasta este año, la apuesta por el maíz con destino al consumo humano (de mayor valor añadido) iba arañando cada vez más superficie.

"Ha hecho mucho calor", repiten los productores, sea cual sea la comarca en la que producen. El cultivo ha tenido que soportar temperaturas infernales durante el verano, en el que se sucedieron una tras otra y sin tiempo para el respiro abrasantes olas de calor, justo en el momento en el que el cultivo se encontraba en floración.

Por si fuera poco un termómetro disparado hasta superar los 40 grados y una interminable sucesión de noches tropicales, apenas ha llovido en este seco y caluroso 2022 por lo que las comunidades de regantes han tenido que ser muy cautas en el reparto del agua de riego y establecer cupos para intentar completar la campaña.

Y para complicarlo todo todavía más, las plagas. La más dañina ha sido la de araña roja, un pequeño ácaro chupador de savia que puede llegar a causar mermas del rendimiento (kilos por hectárea) de hasta el 50%.

Por eso entre los agricultores ya se echan cuentas. Calculan que recogerán una media entre 1.500 y 2.000 kilos menos por hectárea. Estiman que los precios que recibirán por sus producciones serán menores que los del pasado año, con lo que la rentabilidad de las explotaciones también será menor, porque, además, los costes de producción han sido más altos que en 2021. Entonces la siembra fue calificada como "la más cara de la historia".

Recolección de maíz en una explotación de la provincia de Huesca.
Recolección de maíz en una explotación de la provincia de Huesca.
Rafael Gobantes

Es complicado concretar en estos momentos cuál ha sido este año la superficie ocupada por el cultivo de maíz (en primera y segunda cosecha). Dicen las organizaciones agrarias, las cooperativas y los organismos públicos que trabajan con el sector que la cifra se conocerá cuando los agricultores realicen sus próximas declaraciones de la PAC. Con todo, se atreven a augurar que en este complicado 2022 el cultivo de este cereal de primavera habrá retrocedido y será menor el número de hectáreas por el que se ha extendido su cultivo. Especialmente en segundas cosechas -aquellas de rotación intensiva de doble cultivo anual en la que el maíz sigue a los producciones de cebada, guisantes, forrajes u hortalizas, principalmente-, en las que el descenso de superficie podría alcanzar un 30%, explica Miguel Gutiérrez, jefe del Área de Cultivos Herbáceos del Centro de Transformación Agroalimentario del Gobierno de Aragón (CTA) y uno de los máximos representantes de la Red Arax. Y el pasado año, recuerda, ocuparon unas 40.000 hectáreas.

Así lo apunta también el portavoz de Asaja Aragón, Fernando Luna, que asegura que muchos agricultores han reducido las segundas cosechas ante la evidencia de que las reservas de agua eran tan escasas que ponían en riesgo los necesarios riegos.

No solo ha descendido el número de hectáreas. Este año el cultivo también está mostrando una merma de kilos. Los agricultores hablan de un descenso del rendimiento en primeras cosechas (las segundas están por recolectar) que oscila entre los 1.000 y los 2.000 kilos por hectáreas, incluso se habla de una reducción en determinadas zonas de hasta los 3.000 kilos por hectárea.

Para hablar de las causas, los maiceros miran al cielo. Las sucesivas olas de calor dificultaron en exceso la floración y han provocado el adelanto de la cosecha. "Siempre que hay que recolectar antes va en detrimento de la producción", explican desde UAGA. No solo las temperaturas han sido elevadas. Además, "no ha caído ni una gota de agua", recuerdan en el sector. Pero esta carencia viene de lejos, ya que el invierno también resultó excesivamente seco. Con las reservas embalsadas muy ajustadas las comunidades de regantes tuvieron que ajustar al milímetro los cupos destinados al riego y los agricultores planificaron sus siembras teniendo en cuenta los problemas que podían encontrar.

"A pesar de los cupos, muchos productores insisten en que les ha faltado al menos riego y medio lo que sumado al caluroso verano ha provocado la pérdida de producción", explica José Manuel Roche, secretario general de UPA-Aragón.

Luna pone en ejemplo de la complicada campaña de riego. "En Riegos del Alto Aragón se han hecho cupos de 5.000 metros cúbicos por hectáreas, pero si consumimos cerca de 2.000 m3 para el cereal, apenas quedan otros 3.000 metros cúbicos, y para sacar adelante una segunda cosecha se necesita al menos el doble", detalla el representante de Asaja en la Comunidad.

Hay otro factor que explica el menor rendimiento de los maizales. El tiempo seco y muy caluroso ha sido el más propicio para la aparición de plagas, entre ellas la de araña roja, cuya presencia ha dejado una importante huella en prácticamente todas las producciones aragonesas.

"Muy seco" en Los Monegros

Todas estas dificultades se han repetido casi por igual en las principales comarcas aragonesas productoras de maíz. Lo dicen los datos recabados por los técnicos de UAGA, que señalan que en Los Monegros los cultivos están dando "pocos kilos" y el grano "está bastante seco debido a la falta de agua y las condiciones climáticas, en especial a las altas temperaturas que han propiciado un secado rápido". No se han librado los cultivos de esta comarca oscense del ataque de araña roja.

Un 30% menos en Cinco Villas

En la comarca cincovillesa, los agricultores estiman un descenso de la producción de entre un 25% y un 30%, señalan desde UAGA, que señala como responsables de la merma el exceso de temperatura y la falta de humedad por el déficit lluvias. "Hay casos en los que se ha tenido que picar el maíz para forraje por no poder acabar la campaña por falta de agua", señalan desde los servicios técnicos de la organización agraria.

Los agricultores de regadío de las Cinco Villas han tenido que lidiar durante la campaña del maíz con una muy ajustada reserva hídrica en el embalse de Yesa. De hecho, el escaso nivel de agua que almacenaba el pantano a finales del mes de octubre obligó a los máximos responsables de la comunidad de regantes a dar por finalizada la campaña. "Eso hizo que los maiceros optaran por no realizar la siembra de segundas cosechas en una importante número de hectáreas", explican desde UAGA, que detalla que los agricultores manifiestan que los cultivos de riego a pie de esta zona están dando entre 3.000 y 4.000 kilos menos por hectáreas. "Aquellos que se riegan por aspersión han aguantado muchísimo mejor los calores, por lo que los rendimientos se han situado entre los 12.000 y los 13.000 kilos por hectáreas de media, lo que significa un descenso de uno 1.000 kilos respecto a los de la pasada campaña", matizan.

"Muy seco" por el calor

Recogido ya el maíz de primera cosecha (no han comenzado todavía la segunda), los productores de maíz de la Hoya de Huesca tienen menos grano que en la pasada campaña. Los rendimientos de sus cultivo son entre 2.500 y 3.000 kilos por hectárea menos que los obtenidos en 2021, aunque los agricultores reconocen que además del calor, la mayor o menor disponibilidad de agua y las plagas -importante incidencia de araña roja y taladro-, hay que tener en cuenta en esta comparativa que la pasada campaña "fue muy buena".

Señalan además, los técnicos de UAGA, que en esta comarca oscense "la humedad del maíz es muy baja para estas fechas debido a que el grano maduró muy deprisa por las altas temperaturas del verano y el otoño".

Menor es el descenso de producción que se han anotado los agricultores de La Litera y Cinca Medio, pero merma también ha habido en estas comarcas, donde la caída de producción se cifra en un 20% respecto a la campaña del pasado año, siempre hablando, insisten, de primeras cosechas, en las que el grano ha tenido un secado rápido debido a las altas temperaturas.

Con menos producción la cuentas no salen, dicen la organizaciones agrarias, que reconocen la escasa rentabilidad que tendrá este año un cultivo que exige un importante desembolso en inversión. "Esto va a ser lo comido por lo servido", asegura el representante de Asaja en Aragón. Y es que el único récord que ha conseguido esta campaña respecto a la del año anterior ha sido el que se refiere a los costes de producción. Si en 2021 las materias primas necesarias para la siembra y el abonado, la electricidad que se gasta en el riego y los carburantes con los que se ponen en marcha las cosechadoras estaban ya a unos precios elevados, en esta campaña han sido "prohibitivos", califica el sector.

Desde UAGA lo demuestran con cifras. El pasado año el coste de los suministros por hectárea se elevó hasta los 964 euros. Para la semilla el agricultor tuvo que desembolsar 214 euros por hectárea y el precio del funcionamiento de la maquinaria se elevó a 600 euros por hectárea. Sumada la mano de obra (150 euros/ha) y otros gastos (600 euros/ha) el coste total de producir una hectárea se elevó en la pasada campaña hasta los 2.638 euros por hectárea.

Con los precios del maíz en cotizaciones elevadas y los buenos rendimientos conseguidos en la campaña del pasado año, los ingresos por hectárea rozaron los 4.400 euros por hectárea, con lo que el margen bruto se situó en algo más de 1.954 euros por hectárea.

El panorama actual es muy distinto. El coste de los suministros se ha más que duplicado hasta los 1.970 euros por hectárea y ha pasado de suponer el 36% de los costes de producción a exigir más de la mitad del desembolso total. Los gastos necesarios para el uso de maquinaria también se han incrementado en un 36%, con los que el coste de producción de cada hectárea se ha disparado hasta los 3.753 euros, casi un 43% más que el pasado año. Los ingresos, según los datos de UAGA, son mejores en esta campaña por la situación de los precios. Se elevan, según el ejemplo realizado, a poco más de 4.909 euros por hectáreas y, sin embargo, el margen bruto se reduce hasta los 1.156 euros. "Es decir, que con mejores precios la rentabilidad de la cosecha es muy inferior porque la inversión necesaria para el cultivo es cada vez más inasumible", añade UAGA.

Un pequeño ácaro al que le gusta el calor y la falta de humedad

Las plagas han sido uno de los quebraderos de cabeza de los productores aragoneses de maíz durante esta campaña. "Ha habido taladro", señalan los agricultores, pero el mayor destrozo lo ha causado un ácaro de nombre Tetranychus spp, que se conoce más popularmente como araña roja y que genera importantes caídas en el rendimiento del cultivo tanto para grano para silaje. Hace acto de presencia durante los meses de verano aprovechando el clima seco y caluroso. Y la época estival de este 2022 se lo ha puesto fácil porque el mercurio apenas ha bajado de los 40 grados y no ha caído ni una gota.

Con un ciclo de reproducción muy corto (6 a 14 días) en poco tiempo la población puede alcanzar niveles económicamente perjudiciales. El ácaro se localiza principalmente en el envés de las hojas lo que dificulta su control con productos químicos. Se alimenta del contenido celular y su ataque provoca el secado prematuro de la planta, la rotura de tallo y la reducción del tamaño del grano y, por lo tanto, bajos rendimientos.

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