REAL ZARAGOZA

Víctor Fernández, en busca de sus 11 mejores para el estreno ante el Espanyol

El nuevo entrenador del Real Zaragoza inició este miércoles el trabajo intensivo que cambiará el sistema de juego del 5-3-2 de Velázquez a un 4-4-2 (o 4-3-3) en busca de más llegada al área rival y, sobre todo, más gol.

Víctor Fernández, en plena charla con la plantilla al inicio del entrenamiento de este miércoles en la Ciudad Deportiva.
Víctor Fernández, en plena charla con la plantilla al inicio del entrenamiento de este miércoles en la Ciudad Deportiva.
Toni Galán

Víctor Fernández comenzó este miércoles a toda velocidad el trabajo de reparación del equipo que le exigen las circunstancias adversas con las que hereda a este Real Zaragoza que es 14º en la clasificación, a 7 de la zona de descenso y alejado a 11 de la de promoción de ascenso, con una racha reciente de un punto sumado de los últimos 15 disputados. 

El nuevo entrenador, tercero del curso, está inmerso en la búsqueda de los 11 mejores futbolistas que puedan adecuarse al sistema 4-4-2 (o 4-3-3 en determinadas fases del juego) con el que se presentará el Zaragoza el domingo en La Romareda ante el Espanyol (18.30). Una tarea nada sencilla cuando la temporada está ya en su recta final -se han jugado 30 partidos y solo restan 12 jornadas- y los futbolistas están inmersos en una depresión superlativa que deriva del paso de dos entrenadores dispares, como fueron Fran Escribá y Julio Velázquez, que fueron incapaces de hallar la fórmula adecuada y, progresivamente, empeoraron uno la solvencia del otro y, a su vez, sus propias trayectorias personales al frente del vestuario. 

Víctor utilizó fundamentalmente la teoría en la jornada del martes. A partir de este miércoles (algo que tendrá continuidad jueves, viernes y sábado), es tiempo de la práctica. De ensayos repetitivos, claros, concisos y comprensibles. Nadie va a sentirse extraño entre el reparto de jugadores, pues Fernández ya remarcó en su presentación hace 24 horas que "los pondré en su sitio, con una propuesta de fútbol que considero que se corresponde con el nivel de la plantilla", avisando de que "en ese dibujo táctico habrá muy poca gente, ninguno o uno como máximo, que esté sacrificada por cuestiones tácticas y, por ello, no pueda mostrar el cien por cien de lo que tiene. En mi idea será difícil ver posiciones forzadas en nadie”.

No es complicado entender los modales tácticos de Víctor. Un portero, dos laterales que, además de defender como primera obligación, sepan subir la banda cuando sea preciso y dos centrales que den altura y cierta salida de balón desde atrás del todo. Un medio campo donde haya un distribuidor ágil, rápido y profundo; dos volantes de fuelle y recorrido, con obligación de llegar al área rival a menudo; y un media punta que pueda ser, además de pasador y asistente de balones de gol, sepa definir ante el marco adversario con naturalidad. Y, arriba, dos delanteros, dos puntas complementarios a la vez que diferentes. Que fijen a los defensas del contrincante la mayor parte del tiempo, que pisen el área de forma habitual, que rematen varias veces a lo largo de los noventa y tantos minutos de cada partido. 

Parece algo sacado del catón del fútbol más que centenario. Pero, si se mira bien, en muchas de estas breves pinceladas descritas, el actual Real Zaragoza viene suspendiendo sus asignaturas de forma tan terrible como alarmante. Por eso salieron disparados Escribá y Velázquez del banquillo y por eso está de vueltas Víctor Fernández. Casi nada de eso descrito ha sido aplicado con éxito este año aquí.

La adaptación al medio... del entrenador

En la portería, Víctor no va a tener dudas. Badía es el titular con seguridad, vistos además los problemas de reajuste de Cristian Álvarez tras su larga lesión de meses. Poussin y Rebollo son secundarios.

En los laterales sí que surgen las primeras disfunciones para el nuevo técnico. Fernández siempre prefirió, en sus etapas más recientes, futbolistas que dotaran de fuerza y estatura a la zaga desde las bandas. Recuérdese, en el último año bueno en el Real Zaragoza en Segunda División, su elección de Vigaray (fichaje 'ad hoc' suyo, de 1,82 de estatura) por la derecha y de Nieto (1,81) por la izquierda. Ahora, el elenco del equipo no tiene esas piezas. Nieto está lesionado de gravedad desde septiembre. En el lado diestro, Gámez aporta solo 1,74 de altura y Zedadka 1,73. Por la izquierda, Lecoeuche ofrece un escaso 1,72.

Los centrales, por lo tanto, deberán apuntalar con firmeza esa carencia de centímetros en las alas. Así, Jair, el más grande (1,91), tiene mucho a su favor para ser la mitad de la dupla. El otro puesto deberá salir del trío Francés-Mouriño-Lluís López. El siguiente en alzado es el uruguayo Mouriño, con 1,86. En este baremo, salen malparados Francés (1,80) y Lluís López (1,82), aunque el canterano aragonés aporta otros valores que lo hacen relevante en el nivel medio de esta plantilla. No faltará en el once.

En la línea medular, si los cuatro hombres elegidos forman en rombo, el medio centro especialista que trajo Juan Carlos Cordero en verano es el canterano Marc Aguado. Ahí debería estar el motor de distribución. Pero este futbolista necesitará meterle dos o tres marchas más a su ritmo habitual y, sobre todo, pensar siempre en avanzar, en llegar rápidamente a la línea del área adversaria y no abusar del pase lateral, del apoyo corto e insustancial demasiado metido en la defensa propia. 

Al respecto, a Víctor ya sele escuchó en su primer ensayo la frase "no os aculéis atrás con la pelota". Y a su ayudante, David Navarro, se le oyó insistir en que el ritmo de desplazamiento del balón debía ser "a fuego". Dos condiciones que los centrocampistas han de meterse en el cerebro de modo indeleble en lo sucesivo. Hasta ahora, ese no era su mandato.

Los volantes, derecho e izquierdo, han de tener vocación de jugar tanto por fuera (pegados a la banda) como por dentro (como interiores). Valera, zurdo que sabe jugar también a pie cambiado, es el único especialista que parece, a priori, ajustarse a lo que Víctor pide. Mollejo puede ser, de partida, el otro. Pero quizá este futbolista acabe siendo uno de los dos puntas. Por ello, la figura del devaluado Manu Vallejo aparece en un sentido lógico, quizá como su último asidero para revivir como zaragocista tras un año negro hasta hoy.

En cualquier caso, es muy posible que Víctor, en su búsqueda de los 11 mejores, deba buscar ahí el espacio necesario para Francho, que es el favorito si está ya recuperado de su golpe en la cadera.  

En la media punta, ese enganche clásico con gol, Maikel Mesa (máximo anotador del equipo con 8 goles) asoma como titular evidente. Y arriba... el gol es el gran defecto de esta plantilla, por tercer año consecutivo. Si Mollejo es uno de los puntas, su acompañante deberá salir del trío de delanteros centro fallidos durante este tortuoso año: Bakis, la estrella estrellada; Sergi Enrich, otro que suma cero goles; y el canterano Azón (2 dianas), cuyo rendimiento viene lastrado desde hace meses. 

De la aportación del resto (Grau, Moya y los canteranos), falta por ver su promoción interna, a base de rendimiento en los ensayos, en estos primeros pasos de Víctor Fernández en el timón del equipo. Igual que Escribá, en su día, dio algo de vuelo a Luna (ahora en el Real Unión de Irún), a Borge e, incluso, a Pau Sans, después Velázquez se marchó dando minutos a su cercano Terrer. En tiempos de agobios, Víctor nunca fue partidario de tirar a los novatos a los pies de los caballos. Estos trances han de solventarlos los veteranos, los senior, los que cobran fichas profesionales. Pero, si es necesario, siempre habrá un espacio para los filiales e, incluso, los juveniles. Puro pragmatismo.

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