REAL ZARAGOZA

Los 21 puntos perdidos ante rivales de la zona de descenso, decisivos

El Real Zaragoza ha echado a perder su temporada en los 6 primeros meses de liga al cometer pecados capitales ante los peores clasificados. Solo con la mitad de esos puntos, estaría en ascenso directo.

Los jugadores del Real Zaragoza, abatidos y abroncados tras el partido del sábado en Villarreal.
Los jugadores del Real Zaragoza, abatidos y abroncados tras el partido del sábado en Villarreal.
Moisés Castell/Prensa2

A estas alturas del largometraje del Real Zaragoza en la liga 23-24 de Segunda División pocas dudas pueden quedar abiertas a debate respecto de su falta de solvencia y de su insuficiente rendimiento en infinidad de los 28 partidos ya disputados. En ese cúmulo de disquisiciones diversas, entre varios epígrafes que denuncian serias máculas y carencias en su fútbol, en sus resultados, en su propuesta y su rendimiento general en todos los ámbitos (en los puestos de responsabilidad dentro y fuera del campo), hay un dato demoledor.

Puntos no sumados ante los peores de la tabla

Y es que, este Real Zaragoza de difícil calificación en su comportamiento global, ha dejado de sumar 21 puntos en ocho partidos disputados frente a rivales que, en esos momentos, ocupaban puestos de descenso o acababan de pasar un tiempo importante en el vagón de cola de la clasificación del torneo.

Un rosario de pesadillas

En la jornada 8, estando el cuadro zaragocista aún en lo más alto del escalafón gracias a su impecable inicio de curso en el que ganó los cinco partidos y se puso líder con 15 puntos de 15 disputados, el primer varapalo de estas características llegó frente al Mirandés en La Romareda. Los burgaleses, que ese día estaban en la 19ª posición (cuartos por atrás) y descolgados, tumbaron a los aragoneses por 0-1.

En la 10ª estación de la liga, dos semanas después, se repitió la escena. Fue el Alcorcón, en esa fecha el 21º (penúltimo), el que expugnó La Romareda ganando 0-2. Los madrileños, por cierto, no han logrado salir del atolladero en todo el año. Ahí siguen, como se verá enseguida.

El tercer cepo de este tenor en el que cayó el Real Zaragoza fue, en la jornada 16 y de nuevo en La Romareda, el que le plantó el Huesca, ese día el 19º en la tabla. Ganaron los oscenses 0-2 y aquello, en plena crisis profunda de la era de Fran Escribá como entrenador abanderado del fallido proyecto, fue el resorte inevitable de la destitución del técnico valenciano esa misma noche.

En la etapa inicial de la liga, por lo tanto, el Real Zaragoza tiró por la borda 9 puntos en casa, como local, frente a equipos de la zona roja del descenso. Pero el mal no quedó ahí. Al contrario. En la segunda fase de este deslavazado curso, ya con Julio Velázquez a los mandos del vestuario, la patología, lejos de encontrar cura, ha seguido avanzando y agrandándose sin remedio a la vista.

El técnico se estrenó en Albacete con una derrota por 1-0 en el Carlos Belmonte en la jornada 17 frente a un rival que ese día era el 16º. No es una trampa en el solitario computarlo aquí en este recuento, pues los manchegos han estado después de aquello sumidos en las cuatro últimas plazas de la tabla. Forman parte del pelotón de cola hace días, incluso ahora mismo.

En la jornada 20, el Real Zaragoza visitó al Amorebieta en Lezama. Los vascos ocupaban el puesto 21º, penúltimos. Y los de Velázquez no pasaron del 1-1, empate y gracias, pues los vizcaínos fallaron un penalti al inicio de un partido de terribles hechuras futbolísticas de los zaragocistas.

En la 24ª estación liguera, el equipo aragonés visitó al Alcorcón, 18º en la tabla (eventualmente en aquel punto de la jornada), pero que habita los últimos cuatro puestos desde el primer día y hasta hoy. El 0-0 final, escaso a todas luces frente a un adversario menor, hizo dejarse otros dos puntos en la gatera al errático Real Zaragoza, que rizó el rizo de las deficiencias de su puesta en escena en otro partido que dio miedo, por feo y mal ejecutado.

En la jornada 27, el Cartagena ahondó más esta enfermedad zaragocista y ganó 1-2 en La Romareda. Esto está aún tierno. Los murcianos, colistas toda la primera vuelta, acababan de alcanzar el ras de puntuación del cuarto puesto por abajo en la tabla, abandonando la zona de descenso puntualmente la semana anterior por el factor ‘golaverage’. Y salieron eufóricos del estadio municipal zaragozano, aunque, obviamente, aún siguen inmersos en la pelea a muerte en los fondos abisales de la clasificación.

Y, finalmente, hace 72 horas, en la jornada 28, el Real Zaragoza no pasó del 0-0 en su visita al Villarreal B. El filial amarillo era el 19º y pisaba las arenas movedizas del descenso, como ha sucedido en tantas otras jornadas anteriores en su sufrimiento permanente.

Cifras que dan coraje y pena

En total, con Julio Velázquez, el Real Zaragoza ha extraviado 12 puntos frente a contrincantes con vitola de descenso a Primera RFEF en esta fase más reciente de la vida en Segunda División.

Y 12 con Velázquez más 9 con Escribá suman 21. Un lastre letal para un equipo –en este caso el zaragocista– que deteriora y derrumba cualquiera aspiración que pueda tener planteada ante un reto concreto en una liga larga. En el paradigma que concurre, el de la pelea por el ascenso a Primera División.

El cotejo, al respecto, es tan contundente como la propia narración aséptica de los hechos. Con solo la mitad de estos puntos perdidos con los rivales de abajo sumados en su balance, el Real Zaragoza estaría ahora ubicado en la 2ª posición, que da el ascenso directo al final del torneo.

Así es. El Real Zaragoza tiene hoy en su haber 37 puntos. Si se le añaden 10 más (en el redondeo, incluso se le puede dejar ligeramente por debajo de la mitad de los 21 referidos), con 47, el equipo zaragocista estaría igualado con el Espanyol, 2º en la tabla y que es el actual vicelíder tras el Leganés, que tiene 50.

Es decir, yendo un paso más alla en esta hipótesis que tanto coraje y pena da, si el Real Zaragoza hubiera logrado 13 de los 21 puntos perdidos ante los peores clasificados de esta liga 23-24 hasta hoy (poco más del 50 por ciento por lo tanto), mandaría en el torneo, sería el número uno, el líder.

No hay más que decir. El exceso de literatura en este tipo de diagnósticos puede resultar contraproducente de cara al análisis puro, imparcial e independiente. Las conclusiones salen solas a ojos y evaluación de cualquier observador cabal. Es evidente que, entre otros problemas mayores de índole deportiva, la hondura del problema de la falta de solvencia de este Real Zaragoza queda descrita aquí de forma cristalina.

Si el equipo, este año, no asciende a Primera División tras su magnífico inicio de liga, tras gozar del incomparable apoyo de su ingente afición (récord de abonados hasta agotar el aforo) y después de contar con el respaldo del 4º mayor techo salarial de la Segunda División para armar la plantilla, aquí tendrá una razón clave para entender su incapacidad.

Por cierto, el domingo visita La Romareda el ya citado Amorebieta. Lo hace en la posición 22ª. Es el último de la fila. Cuerpo a tierra.

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