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El Real Zaragoza se cocina a tiempo

A falta del remate final, el club tiene definida la plantilla justo en hora para el comienzo de la temporada tras dos meses de máxima intensidad en el mercado.

Presentación de Germán Valera, nuevo jugador del Real Zaragoza, en La Romareda
Presentación de Germán Valera, último fichaje del Real Zaragoza, en La Romareda
Guillermo Mestre

Al Zaragoza le ha sonado el timbre del microondas justo a tiempo: a la plantilla solo le faltan dos o tres condimentos finales, pero el plato ya se puede comer. Está hecho y cocinado, en el momento exacto para estrenarse en el debut ligero. Después de dos meses de frenética intensidad en el mercado, el Real Zaragoza ha dado un paso de gigante hacia comenzar la temporada en las mejores condiciones competitivas posibles. A 10 de agosto, tiene el 85-90% de la plantilla configurada. No solo se han incorporado nueve caras al proyecto, sino que también se ha desbrozado el grupo de aquellos jugadores que cojeaban de los planes del cuerpo técnico y de la dirección deportiva.

Con dos semanas y media aún de mercado por delante -un mundo, diríamos que un universo, en este periodo del calendario-, el Zaragoza tiene la confección general de la plantilla concretada. El club aún persigue rematarla con dos o tres fichajes más, un central, un extremo izquierdo y un delantero rápido, si el límite salarial aún lo permite; pero Fran Escribá ya tiene las diferentes líneas y posiciones del equipo lo suficientemente completadas y perfiladas como para armar ya, desde el primer día, una alineación reconocible con lo que será el resto de la temporada. No solo eso, además de un once definido, tendrá profundidad y variantes de diferente tipo como alternativas (siempre y cuando LaLiga valide las inscripciones a tiempo).

Ni todo esto es sencillo en el fútbol de hoy ni ha sido común en el Zaragoza de los últimos tiempos esta confección tan avanzada de la plantilla a estas alturas del mercado. Los diferentes ritmos en las altas y bajas de clubes terceros, los estragos del límite salarial, la denunciada asimetría entre el tiempo de la competición y el tiempo de periodo de fichajes, las volubles voluntades de futbolistas y empresas de representación… Diversos factores que condicionan este tramo final del mercado y obligan a largas esperas, equilibrios económicos, y tiras y aflojas… El Zaragoza, este año, ha esquivado ese torbellino que tiene a varios clubes de Primera y Segunda con sus proyectos de la próxima temporada aún en fase embrionaria.

Juan Carlos Cordero y su equipo de trabajo han sabido manejar, sobre todo, los tiempos de las operaciones, apoyándose en Sanllehí y otras áreas del club, como la económica y jurídica. Todos han vivido dos meses a pleno pulmón para que la plantilla ofrezca sus actuales hechuras. No se recuerda un Zaragoza tan desarrollado en su composición desde las temporadas 2017-2018 ó 2019-2020, planificaciones abordadas, entonces, por Lalo Arantegui en la dirección deportiva, dos cursos, precisamente, en los que el equipo peleó el ascenso a Primera hasta el final. Una señal de la relevancia de tener la plantilla ya cimentada cuando suena el primer silbato de la campaña.

Durante el mes de julio, Juan Carlos Cordero encalló especialmente en los perfiles para los extremos, un mercado que se ha revelado complejo este verano y en el que el director deportivo ha trabado diferentes vías. Ha sido el último rincón de la plantilla en tomar forma. Pero en los últimos diez días previos a inicio de la competición le ha dado un impulso clave a este diseño de la posición con las llegadas, cedidos desde el Atlético de Madrid, de Mollejo y Germán Valera. Además, se ha recuperado puntual Sergio Bermejo. Esto ha dejado a Fran Escribá con una plantilla próxima a su ideal definitivo, con casi todas las posiciones prácticamente dobladas para su 4-4-2, variantes posicionales y muy cerca del número de 20-21 jugadores de campo más tres porteros con el que se espera cerrar el grupo de la primera plantilla.

Ahora, el Zaragoza tiene tres guardametas (Cristian Álvarez, Poussin y Rebollo), dos laterales derechos (Fran Gámez y Marcos Luna), tres centrales (Francés, Jair y Lluís López), dos laterales izquierdos (Lecoeuche y Nieto), cinco centrocampistas (Marc Aguado, Grau, Toni Moya, Francho Serrano y Maikel Mesa), tres extremos (Sergio Bermejo, Germán Valera y Víctor Mollejo) y tres delanteros (Azón, Bakis y Enrich). Descontando a Manu Molina, la salida pendiente, a este bloque de 21 jugadores se le deben añadir los duplicados que se esperan firmar en las dos últimas semanas de mercado: un central más (Santiago Mouriño), un extremo izquierdo (la gran aspiración aún es Bebé) y un delantero más (Andrés Martín es una vía negociada), aunque esta última incorporación va a depender del género disponible en el mercado y de las condiciones de la operación. Si no, ese papel de cuarto punta será para Mollejo o la opción de Maikel Mesa como mediapunta.

También puede producirse alguna salida en forma de traspaso, con Alejandro Francés como candidato principal ante los movimientos que ha estado agitando el club durante todo el verano, en un mercado abierto hasta el 1 de septiembre, lo que obligaría al Zaragoza a volver al mercado a por un central… O quedarse con Borge. Pero, en todo caso, escenarios tan abiertos e inciertos, como en las temporadas previas en las que varios jugadores disputaron las primeras jornadas antes de dejar el club -Narváez o Pep Chavarría el pasado curso sin ir más lejos-, difícilmente se van a repetir.

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