REAL ZARAGOZA

David Generelo: “Es muy positivo para un cuerpo técnico empezar el proyecto en julio”

El segundo entrenador del Real Zaragoza, ayudante de Fran Escribá, porta en sus credenciales dos títulos como jugador blanquillo. Campeón de Copa y de la Supercopa de España, su rol no tiene parangón en toda la historia del club.

David Generelo posa para HERALDO DE ARAGÓN en el Hotel Thalasia-Costa de Murcia, lugar de concentración del Real Zaragoza en la pretemporada.
David Generelo posa para HERALDO DE ARAGÓN en el Hotel Thalasia-Costa de Murcia, lugar de concentración del Real Zaragoza en la pretemporada.
Tino Gil/Real Zaragoza

Su valor como segundo entrenador del Real Zaragoza es algo excepcional en la historia del club. Nunca ocupó ese puesto un doble campeón como futbolista del primer equipo. ¿Pensó alguna vez volver a la entidad con este papel tan específico?

Si soy completamente sincero, sí. Tenía esa ilusión hace tiempo, la de volver un día al club más importante de toda mi carrera deportiva. Cuando empecé a trabajar en el equipo de Fran Escribá, era un pensamiento recurrente el de esperar que un día nos llamara el Real Zaragoza. De hecho, lo hablamos más de una vez: ‘a ver si un año cuadran las cosas y podemos ir a entrenar allí’, decíamos. Y ha sucedido. Para mí es un trabajo muy ilusionante. Sueño con volver a hacer algo importante en la historia del club. Zaragoza es especial para mí. Por eso también siento una responsabilidad mayor.

Cuando fue el primer entrenador del Real Oviedo en 2016 muchos pensaron que iba a subirse ya a la rueda de técnicos del fútbol español. No fue así. ¿Por qué?

Porque quizás quise correr demasiado. Fue algo muy singular lo que ocurrió en Oviedo. A los tres meses de haberme retirado como jugador me ofrecieron coger el equipo como solución de emergencia tras la destitución del entrenador (Sergio Egea) y, al final, resultó que acabé toda la temporada. Estaba dirigiendo a futbolistas que habían sido compañeros míos poco antes. El equipo tenía muchas dudas. Al final, lo que viví me hizo replantearme las cosas y considerar que no había seguido la estrategia adecuada. Creo que ahora sí que voy en mejor sentido.

Ya tuvo un paso breve por el Real Zaragoza, tras Oviedo y antes de esta etapa reciente y actual con Escribá, en 2017.

Sí. Hice una pequeña parada en la Ciudad Deportiva, entrenando a chavales juveniles. Pero me surgió la oportunidad de irme con Fran Escribá, al que ya conocía bien y sabía de su talante, de cómo era, y decidí dar este paso. Tenía la seguridad de que íbamos a trabajar muy bien juntos.

Fue su entrenador en el Elche, cuando aún estaba usted en activo.

Año y medio me entrenó allí. Yo era capitán del equipo, estuve muy en contacto con él y, además, fueron dos temporadas muy positivos. Esto siempre ayuda a generar relaciones buenas entre la gente. Por carácter, siempre he sabido que Fran y yo cuadrábamos muy bien.

Tiene solo 40 años. Aún están cercanas en el tiempo aquellas finales ganadas, la de Copa al Real Madrid en Montjuic y la Supercopa al Valencia.

Estuve en el primer equipo del Real Zaragoza seis temporadas y viví de todo: ascenso, descenso, competiciones europeas y, sobre todo, esos dos títulos, los últimos que ha logrado el club en su historia. Tuve la fortuna de estar en un Zaragoza que tenía grandísimos jugadores. Compartí vestuario con futbolistas de una calidad inmensa. Y esto es lo que ahora podamos estar hablando y disfrutando de este currículum.

¿Duele para un doble campeón zaragocista trabajar con el equipo en Segunda División, además por undécimo año consecutivo ya?

Claro que duele. No digo nada que no haya sentido cualquier zaragocista en todos estos años recientes. Duele mucho ver al equipo tantos años en Segunda e, incluso, varios de ellos pasando serios apuros para mantenerse en esta categoría y no caer más abajo. Pero ahora empiezo a ver algo estimulante, una buena sintonía entre la afición con el club, con el equipo. Este es el camino para volver a llevar al Real Zaragoza cuanto antes de nuevo a la Primera División. Y, además, yo soy de los que piensa que, cuando eso suceda, no deberemos pararnos ahí. Por club, por ciudad, cuando regresemos a primera habrá que seguir planteándonos retos mayores.

Miremos atrás un poco. Hace 23 años llegaba desde Badajoz a Zaragoza un adolescente de 17 años en edad juvenil. ¿Quién lo captó allí?

Fue Luis Costa el que me trajo al Real Zaragoza. Y tengo otro padre deportivo: Manolo Villanova, quien como entrenador me hizo crecer de modo rápido en el filial. A base de palos, de decirte las cosas clarísimas, tal y como era él, me puso en el buen camino. En un solo año con el B, que era un equipazo por cierto, me gané estar en la pretemporada con el primer equipo el verano siguiente. Fue todo muy rápido. Mi recuerdo siempre estará centrado en ellos dos y, poco más tarde, en Paco Flores, con el que me consolidé en Primera División.

Un filial que casi subió a Segunda División, donde ahora está el primer equipo.

Jugamos la liguilla de promoción en la liga 1999-2000 con el Hércules de Alicante, el Xerez y el Universidad de Las Palmas. Subieron estos últimos, que eran los menos favoritos, los más flojos a priori. Nos tocó el grupo más fuerte, si no, aquel Zaragoza B hubiera subido a Segunda, seguro. En el Xerez jugaba Paquete Higuera.

Tras salir de Zaragoza su carrera tuvo vigencia en el fútbol profesional con bastante lustre.

Mi carrera fue mucho más corta de lo que me hubiera gustado a causa de las lesiones de rodilla. Tuve una cesión al Nástic de Tarragona, cuando jugó en Primera División. Fui al Elche, donde jugué cinco temporadas, en Segunda y en Primera, con un breve paso de seis meses por el Mallorca. Y acabé en el Oviedo, retirándome a los 32 años.

¿Está haciendo lo que tenía pensado al acabar el fútbol? ¿O pensaba entonces volver a Badajoz, montar un negocio de jamones o cualquier otra iniciativa al margen del balompié?

Lo de los jamones será para el futuro más lejano, eso lo retomaré con seguridad. Ciertamente, cuando estaba en el Elche, ya en mi madurez, vi que me gustaba entrenar. Estaba en el campo y sentía la necesidad de mandar, de ordenar a los demás, de participar mucho en los partidos. Entonces supe que iba a tratar de ser entrenador.

Pues en Zaragoza dejó un poso de chico tímido, quizá cohibido entre tantas estrellas. Esta esencia la tenía escondida en su juventud.

Así es. Soy tímido. Pero en el fútbol hay un momento en los vestuarios donde pasas a ser el veterano. Y yo siempre trate de emular lo que aprendí de mis veteranos. Yo me he sentido muy bien tratado por los veteranos con los que jugué en el Real Zaragoza, he tenido una gran suerte en ese sentido. Haber compartido vestuario con Santi Aragón, Ander Garitano, Paco Jémez, Xavi Aguado… fue un lujo para mí, vistos después muchos otros vestuarios. Estas relaciones te ayudan a hacerte de determinada manera.

Fran Escribá. Su mentor en los últimos años. El primero él, el segundo usted. Es el neofútbol, donde los entrenadores ya no son solistas ni cantautores, como antaño.

Tengo una doble fortuna en mi relación con Fran. Primero, haberlo tenido como entrenador. Y después, que él haya sido segundo técnico ayudante con anterioridad (estuvo con Quique Sánchez Flores, otro exzaragocista). Esto es clave porque él conoce todo lo que se siente cuando se trabaja desde mi prisma. Los pros y contras de cada situación. Es fundamental tener confianza máxima en la persona que tienes al lado. Pero no solo somos dos en el equipo técnico. Ahora, en el fútbol actual, hay muchos más anexos. El ‘staff’ es mucho más numeroso. Somos muchos los que trabajamos para tratar de hacerle la vida lo más fácil posible al entrenador.

Cuando ve a Rubén Castro seguir metiendo goles con 40 años, su misma edad… ¿qué piensa?

Hay muchos momentos que tengo rabia y maldigo mis rodillas. Jugué con Rubén Castro en el Nástic de Tarragona. Cada jornada de liga, siento una sensación especial todavía en un pasaje concreto: cuando salimos a calentar antes de los partidos. Yo voy siempre con los jugadores y… me pica el gusanillo. Me cambiaría por cualquiera de ellos. Durante la semana, me lo pasó tan bien haciendo mi trabajo que no me da tiempo de pensarlo. En los estadios, con el público y el ambiente, todo cambia. Ahí sí volvería a ojos cerrados. El futbolista es el más afortunado de este mundillo nuestro.

Aquel golazo al Dnipro ucraniano en la UEFA 2004-05, de volea, por la escuadra…

Es mi mejor gol, con seguridad. Fue en un día imposible para jugar al fútbol, con lluvia y un campo embalsado. También el gol de falta de Savio fue excelente. Ganamos 2-1. Dos días después fuimos a La Romareda a hacer un reportaje para HERALDO DE ARAGÓN a cuenta del golazo. Lo intentamos repetir muchas veces y… no salió más. Es un gol que llevó conmigo siempre. Pero, sobre esa competición de la UEFA de esa temporada tengo una espina clavada.

¿Cuál?

Que creo que aquel equipo estaba capacitado para ganarla. Éramos un equipo irregular, en la liga sufríamos. Pero en las competiciones de K.O. teníamos muchas virtudes. Por eso fuimos campeones de la Copa del Rey en 2004. Nunca debimos perder la eliminatoria contra el Austria de Viena después de ir ganando 2-0 en la segunda parte (en la ida, se había empatado 1-1 allí y el 2-2 final en La Romareda fue letal).

Es el momento de salir por fin de la espiral nociva de la Segunda División. Algún año ha de ser.

Estamos poniendo las primeras piedras a este proyecto 2023-24. Es ascenso es algo que todos buscamos, pero somos conscientes de lo complicado que es. Se ha sufrido mucho en los últimos años y esto nos debe ayudar a armar un caparazón alrededor del equipo, del club, de la afición, todos unidos tirando hacia delante. Con esa comunión, construyendo día a día, seguro que el Real Zaragoza estará pronto donde se merece.

El curso pasado, Fran Escribá llegó en noviembre, tras una destitución. Empezar un proyecto desde el principio, como sucede ahora, es un modelo de trabajo distinto.

Así es. Creo que este es un aspecto clave. Es muy positivo para un cuerpo técnico poder empezar el proyecto en julio. Después de la llegada sobre la marcha que tuvimos que hacer el año pasado, algo que cuando sucede es siempre porque las cosas no van bien, se nos ha dado esta continuidad y considero que esto va a ser decisivo para poder construir lo que queremos y deseamos.

Va a ser un año con un vestuario muy remodelado. Este perfil de equipos llenos de caras nuevas tienen su singularidad para los entrenadores que han de juntarlos y mezclarlos convenientemente.

Cuando en una plantilla hay muchos cambios, todo eso genera una inestabilidad que hay que intentar acoplarla lo antes posible. En el trabajo de estas primeras tres semanas estamos extrayendo conclusiones muy positivas. Estamos muy contentos con la mezcla de futbolistas del año pasado con los que están llegando nuevos. También la cantera aporta frescura y calidad. Todo camina por donde queremos. Hay muy buen entendimiento entre el club, la dirección deportiva y el cuerpo técnico. Buscamos conformar un buen grupo humano, con el que dé gusto venir a entrenar cada día. Y, a partir de ahí, saldrá un equipo competitivo que estará arriba en la clasificación. 

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