REAL ZARAGOZA

Sergi Enrich: “Soy un futbolista trabajador y solidario, no pienso solo en mis goles”

El nuevo delantero centro del Real Zaragoza, de 33 años, que apura su puesta a punto en el Pinatar Arena para debutar este viernes ante el Cartagena, comenta para HERALDO los aspectos más destacados de su larga carrera, iniciada hace 14 temporadas.

Sergi Enrich, en pleno entrenamiento con el Real Zaragoza en el Pinatar Arena murciano.
Sergi Enrich, en pleno entrenamiento con el Real Zaragoza en el Pinatar Arena murciano.
Pascual Méndez/LOF

Llega al Real Zaragoza en la madurez de su carrera, como fichaje de rendimiento inmediato. Un factor clave, mucho más tratándose de un goleador.

Tengo varias misiones. Una, hacer piña, conseguir un buen grupo. Hoy en día, en la Segunda División, esto es lo más importante. Mi labor va ser también ayudar en todo lo que pueda a los jugadores jóvenes. Pero, está claro, lo fundamental será tratar de que vengan muchos goles para el equipo.

En los dos últimos años, tras dejar atrás las seis campañas con el Eibar en Primera, se ha readaptado a Segunda en la Ponferradina y el Oviedo, con 6 y 7 goles.

Si se miran mis cifras, no he sido de hacer grandes cantidades de goles. Pero sí mantengo unos buenos números cada año y eso sí es lo importante, la regularidad. Pero yo creo que, aparte de marcar goles, en un delantero debe haber otras muchas cosas. A mí siempre me las han pedido mis entrenadores y considero que las tengo. Soy un futbolista trabajador, solidario. No pienso solo en mis goles.

¿Cómo se define usted como delantero centro? ¿De qué tipo es?

Los años van pasando y tengo ya 33 años. Antes tenía un poco más de despliegue físico y jugaba en varias posiciones, de segundo delantero, replegándome para ayudar a los dos medios centro en facetas defensivas. A veces, esto me limitaba para llegar en muchas ocasiones al área rival. Pero este último año en Oviedo terminé muy bien jugando solo en punta, sin hacer tantos esfuerzos defensivamente y centrándome en la producción del gol. Ha sido un año donde he estado mucho en el área y he podido dar buen rendimiento.

El remate de cabeza es uno de sus fuertes.

Sí, considero que voy bien de cabeza en el área. Siempre he estado perfectamente en lo físico y aguanto bien la posición y el balón de espaldas también. Me gusta repartir el juego a las bandas, con actitud permanente, que contagie y sea bueno para el resto del equipo. El delantero tiene que ser también el primer defensa desde su posición avanzada.

Vive en Ciudadela, segunda localidad de la isla de Menorca. Ahí nació, ahí está su casa, sus padres, su familia.

Salí muy joven de Menorca, me fui a Mallorca con 14 años. Pero soy muy menorquín, aquello es un paraíso, la mejor isla del mundo. Es un privilegio ser de ahí. Hay muy pocos futbolistas que han salido de la isla y que han alcanzado el profesionalismo desde que existe el fútbol. Yo soy el jugador de Menorca que más partidos ha jugado en toda la historia de la liga española, un honor para mí.

Me consta que usted es un ídolo en toda la isla.

Es un acontecimiento que un menorquín juegue en la élite, se vive mucho el fútbol allí. Yo lo noto por la calle cuando estoy en casa. Los niños te piden autógrafos, los clubes me solicitan apoyos con campus, charlas, visitas a equipos de formación… y yo siempre estoy encantado de ayudar a todo el mundo. Es un orgullo que la gente de mi tierra, de mi isla, se sienta identificada por mí.

De niño, ¿en que equipo jugaba?

En el Penya Orient de Ciutadella, uno de los tres equipos del pueblo, junto con el Atlético Ciutadella y el Sami.

Desaparecieron el Sporting Mahonés, el Atlético Mahón, el Menorca… el fútbol ha sufrido un bajonazo en las últimas dos décadas en su territorio.

El fútbol menorquín ha perdido mucha pujanza, es cierto. No hay hace tiempo ningún equipo que sea referencia en Primera o Segunda RFEF, como pasaba antes. Hay dos en Tercera, porque ha subido el Alayor, y poco más. Es muy difícil ponerse de acuerdo en una isla. Yo digo hace días que, cuando me retire como futbolista, me gustaría hacer un equipo poderoso en Menorca. Creo que es posible. Hay futbolistas muy buenos. A ver si lo podemos conseguir.

Empezó a aparecer en el fútbol profesional con 18 años en el Mallorca, en Primera División.

Al Mallorca le debo una gran formación. Salí con 14 años de casa, viví solo en Palma, sin mis padres, con una tutora que me cuidaba. Fueron años duros, de mucho esfuerzo mío y sobre todo de mis padres. Pero salió bien, porque logré el sueño de debutar en Primera y arrancar una carrera futbolística. Siendo juvenil ya entrenaba con el primer equipo y jugaba con el filial. En el primer equipo estaban de delanteros Adúriz, Víctor Casadesús y Webó. Me ayudaron mucho, los recuerdo con mucho cariño.

Y le taparon la salida también. Fue cedido dos años seguidos.

Sí. Me quedé un poco estancado en ese momento de dar el salto al primer equipo. Me marché al Recreativo de Huelva un año, en Segunda. Y el año siguiente, al Alcorcón, con el que jugué la promoción de ascenso a Primera División. En Huelva me fue bien, con Álvaro Cervera de técnico, que ahora lo he tenido mucho tiempo después en el Oviedo. Y en Alcorcón, aunque por números no lo parezca, aprendí muchísimo y me sirvió una barbaridad estar ahí con un entrenador que me ayudó un montón, José Bordalás. Yo era hasta entonces un delantero diferente, más fino. Él me enseñó el fútbol físico, el aguantar el balón, la pelea. Mantengo una relación buenísima con él, se lo digo siempre.

En 2013 abandonó el Mallorca y fichó por el Numancia, su trampolín.

Yo volví los dos años anteriores de mis cesiones para hacer la pretemporada con el Mallorca. Y, ese segundo verano, hubo cambio de dueño en el club. Se puso Serra Ferrer a dirigir y se dieron varias cosas que no me gustaron nada. Decidí rescindir el contrato y buscar nuevo destino. El Numancia fue uno de mis grandes aciertos. Estoy muy agradecido a aquel club y a esa ciudad. Viví muy bien dos años allí y todo me salió fenomenalmente, con 10 y 16 goles. El que me llevó allí fue Anquela. Cuando me llamó, no me lo pensé. Es otro gran entrenador que he tenido, un maestro. Lo jugué casi todo. Y ahí surgió la llamada de la Primera División.

El Eibar acabó ganando la puja por usted, entre otros pretendientes.

El Eibar ya quiso pagar la cláusula para ficharme después del primer año con el Numancia. Pero decidí quedarme un año más. Ellos esperaron y, con la llamada de Mendilíbar tras el segundo año en Soria, no tuve dudas de que ése era mi equipo en Primera División. Cuando fui, por cierto, estábamos pendientes del descenso administrativo del Elche. O sea, no tenía seguro yo lo de jugar en Primera. Pero a los pocos días sí se confirmó.

Nombra a todos sus entrenadores. Es usted respetuoso y cariñoso con quien le ayuda.

Sí, me quedo siempre con lo bueno de toda la gente que me ha rodeado siempre en mi vida. Creo que hay que ser agradecido con quien te aporta valores y te ayuda en tu crecimiento y progresión. De cada uno de estos entrenadores he extraído factores positivos. Son distintas etapas, que me resultan inolvidables. Sé que ellos hablan también bien de mí y eso me enriquece como persona. Es la parte bonita del fútbol, las relaciones humanas que estableces.

En Éibar fueron seis años seguidos en Primera División. Un logro excelente para el club y, de la mano, también para usted como delantero.

Hicimos temporadas espectaculares, a base de mucho trabajo, de humildad, de mucho sacrificio colectivo. Los dos primeros años fueron complicados, pero los salvamos finalmente.

Ser delantero titular en Primera siendo español, no extranjero, peleando contra fichajes que llegaban para ese puesto, tiene doble mérito.

Cuando los equipos se consolidan en Primera, lo normal es que, con más cantidad de ingresos, todos tiendan a fichar jugadores más caros que suelen venir todos de otros países y otras ligas. En el Eibar también se empezaron a barajar fichajes de más nombre a partir del tercer año, porque había más dinero en caja. Ahí sí que aumentó el riesgo de que los que venían nuevos de equipos extranjeros me pudieran dejar sin sitio. Al principio, fue un equipo joven, de gente con mucha hambre futbolística, una familia. Al final, con el descenso como consecuencia, se vio que hubo equivocaciones en muchas cuestiones sobre esto. Fueron años preciosos. Inolvidables. Demostré con corazón que yo era muy armero.

Pudo haberse ido del club de Ipurúa mucho antes y apostó por quedarse. Es una persona muy leal.

Desde el tercer año tuve buenas ofertas para haberme ido, de otras ligas superiores. A mí me hacía mucha ilusión, por ejemplo, jugar en la Premier League inglesa, era un sueño. Pero siempre prioricé estar valorado y a gusto en un club antes que entrar en aventuras que no sabes cómo van a ser ni cuánto van a durar. Y me quedé en el Eibar, porque el club también supo valorarme. Estar feliz, para mí, es más importante que el dinero, que lo tengo en un segundo plano.

Su mente ha debido asimilar en los dos últimos años la salida de la élite, regresando a Segunda.

No solo ha sido lo deportivo. En Éibar, en los dos últimos años, pasaron otras cosas más allá del descenso. Y fue complicado para mí.

Aquel vídeo de contenido sexual difundido, aquel error por el que ya pagó y del que se arrepintió.

Hace ya años de eso. Y sé que va a estar ahí. Pero yo ya he pasado página hace mucho tiempo. Tengo una nueva vida. Una mujer, una familia, una hija. He repetido ya muchas veces que fe un error. Me equivoqué. También creo que se le dio un bombo excesivo, fruto de ese momento de la vida que vivimos, con las redes sociales envolviéndolo todo. He pagado por mi error. Y, al final, la justicia está ahí. Sé que eso me ha cerrado puertas en el mundo del fútbol. Soy consecuente en ese sentido. Pero soy una persona fuerte mentalmente y he tirado adelante. Creo que mucha gente no hubiera superado lo que yo he pasado tras aquello. Yo me considero un gran profesional como futbolista, muy poca gente podrá hablar mal de mí cuando me retire.

Siete años después, usted no ha quedado estigmatizado.

La vida ha de seguir. Pedí perdón e intervino la justicia. Aquello empezó y acabó. Sí quiero aclarar que la causa y la condena fue por revelación de secretos. No por ninguna otra cuestión más. Nada que ver con asuntos de violación o cuestiones de este tipo. La gente llegó a mezclar cosas sin conocimiento. Y eso me duele. Quiero que eso lo sepa todo el mundo.

Después de Ponferrada y Oviedo, ahora llega a Zaragoza. Otra historia, otra exigencia.

La afición del Real Zaragoza ha vivido años históricos, sobresalientes para el club. Yo también los viví como joven aficionado. El Zaragoza siempre ha sido un club que ha caído simpático en muchos lugares de España, no lo digo por decir, es así desde siempre. Sé que los últimos años están siendo muy difíciles de soportar, pero esta es la Segunda División, un lugar dificilísimo de vivir. Veo al Deportivo de La Coruña, al Málaga, al Murcia, al Recreativo de Huelva, al Numancia… que se han caído incluso de ahí y me doy cuenta de la dificultad que tiene salir de ahí hacia Primera. Sé que el reto es volver adonde el club se merece. Y yo he venido para aportar mi trabajo y mi experiencia para conseguirlo. 

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