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Fran Escribá trae el gol al Real Zaragoza

El Real Zaragoza es el segundo equipo más anotador de la categoría desde que cambió de entrenador. Ha pasado de marcar 0,6 tantos por partido a promediar 1,5

Fran Escribá pasa ante un montón de balones en la Ciudad Deportiva.
Fran Escribá pasa ante un montón de balones en la Ciudad Deportiva.
Toni Galán

Gestionando y armonizando el mismo catálogo de futbolistas -desde delanteros a defensas- con el que al Real Zaragoza se le reconoció como un equipo «sin gol» en el tramo de la temporada en el que Juan Carlos Carcedo perdió su asiento; Fran Escribá le ha traído al equipo la salsa del fútbol. De un Zaragoza de anotación pobre, aislada y seca, han bastado ocho jornadas para hallarnos ahora frente a un Zaragoza con unas prestaciones goleadoras mejoradas, más fértil, regular y constante en esta faceta. Los tres goles marcados en Villarreal son, de momento, el colofón de una reacción que le ha cambiado la cara competitiva al equipo y le ha dotado de argumentos con los que aspirar a las victorias.

Desde que Escribá relevó a Carcedo y asumió la responsabilidad de tocarle al Zaragoza las teclas precisas para su restauración y reanimación, el conjunto aragonés es el segundo más goleador de Segunda División. Ha metido 12 tantos en este tramo del campeonato con el técnico valenciano a los mandos. Solo el Mirandés (14) mejora esas cifras (a falta del Leganés-Albacete que cierra la jornada 23). Es un tramo en el que el Zaragoza, con 13 puntos -una proyección de 68-, es el sexto mejor equipo de la liga.

Esta reacción se ha sustentado en el crecimiento ofensivo del conjunto bajo los postulados de Fran Escribá. El equipo se ha transformado. Las piezas del engranaje colectivo son las mismas, pero su organización y funciones son otras. El equipo ha disparado su eficiencia en este capítulo. La ha multiplicado. Bajo la dirección de Juan Carlos Carcedo, los números presentaban grietas de todo tipo. Marcó nueve goles en quince partidos. En nueve jornadas se quedó sin marcar. Su promedio anotador encogía hasta 0,6 goles por encuentro. A ese paso el Zaragoza, hubiera completado la temporada con 25 goles, según la estimación a 42 jornadas de ese índice goleador.

Con Escribá, el salto es pronunciado. En ocho partidos, ha metido 12 dianas: Málaga (1), Burgos (2), Ibiza (2), Huesca (3), Leganés (1) y Villarreal B (3). Solo se ha quedado dos días sin ver puerta (Albacete y Mirandés). Este Real Zaragoza ha metido tres goles en dos partidos cuando no lo había hecho en toda la temporada, en toda la pasada solo lo hizo dos veces (victoria 2-3 en Las Palmas y empate 3-3 en casa contra el Oviedo), y un curso antes (20-21) solo una, cuando se ganó (3-0) en el campo al Castellón (al Alcorcón se le venció 0-3 en los despachos por alineación indebida). Es decir, en prácticamente un mes, el Zaragoza ha tenido casi tantos partidos de 3 goles a favor como en las dos temporadas y cuarto anteriores. De la mano de Escribá, el Zaragoza promedia más del doble de tantos por partido que con Carcedo: de 0,6 ha subido a 1,5, una proyección a curso completo de 63 goles (su tope en el actual ciclo en Segunda son los 61 del curso 14-15).

Más remates, más goles

Debajo de la epidermis de esta mejora goleadora, descansan varias razones. Con Escribá se ha producido un crecimiento anotador porque, básicamente, se ataca mejor. Parece una perogrullada, pero no lo es tanto. El Real Zaragoza no sufría un problema de gol per se. A la vista está que ahora marca más del doble con los mismos jugadores. No padecía un déficit de definición o de dominio del área rival. No se imponía en ella, porque, directamente, no llegaba a ella. El 4-4-2 impuesto por Escribá ha elevado el caudal ofensivo: el Zaragoza alcanza el área con más gente, es más vertical e incisivo, tiene activados todos sus carriles en sus ataques y sitúa la pelota en las zonas donde verdaderamente pasan las cosas. Aquello que en sus primeros días Escribá advirtió como jugar en «zonas frías» o «zonas calientes». 

Ahora, el Zaragoza lleva el juego con más frecuencia, organización, intención y presencia a los metros decisivos. No le sobran jugadores generadores de peligro, pero ahora el colectivo sí genera esas situaciones. A su vez, ha incorporado otras soluciones ofensivas a su repertorio: con Escribá, el equipo ha comenzado a ser dominador y eficaz en las jugadas de estrategia (Jair ya lleva dos goles así). En resumen, el Zaragoza marca más porque genera y remata mucho más.

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