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Diez operaciones en el aire, deberes para las últimas 88 horas en el Real Zaragoza

Raúl Sanllehí y Miguel Torrecilla afrontan tres días y medio frenéticos para dar forma definitiva a la inconclusa plantilla en la recta final del mercado estival.

Raúl Sanllehí charla con Miguel Torrecilla durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.
Raúl Sanllehí charla con Miguel Torrecilla durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.
Daniel Marzo

Cuando se abrió el mercado de verano en el fútbol español, el pasado 1 de julio, quedaban por delante 1.512 horas para trabajar la composición de las plantillas en el seno de las direcciones generales y deportivas de todos los clubes. Es el equivalente a 63 días, dos meses y un día. En el amanecer de este lunes, 29 de agosto, ya solo faltan 88 horas –si se cuenta que la ventanilla de La Liga se abre a las 9.00–, algo más de tres días y medio para operar.

Y el Real Zaragoza, que es el equipo con menos fichajes llevados a cabo en las 59 fechas anteriores (cuatro, que son tres si se admite que el portero Rebollo va a jugar en el filial de Segunda RFEF de inicio), tiene ante sí un volumen de deberes que sugiere serias dificultades para consumarlos todos por pura cintura y margen temporal real. Al director general, Raúl Sanllehí, y al director deportivo, Miguel Torrecilla, se les han acumulado los asuntos pendientes a causa de la parálisis de índole financiera que ha atenazado los movimientos del Real Zaragoza durante el verano, con su techo salarial cubierto –e incluso algo rebasado por momentos–, por lo que ahora les esperan ratos y episodios de frenesí en sus labores ejecutivas de alto rango.

A saber. Están pendientes de solucionarse salidas que están enquistadas desde hace dos meses: Nick Buyla y Lasure no cuentan para nada en los planes de Juan Carlos Carcedo pero aún se busca un acuerdo con sus representantes, ya contra el reloj. En los terrenos de esclarecimiento del vestuario en el vagón de salarios caros prescindibles, se ha llegado a este punto sin hallar un entendimiento ni un destino sugerente para Narváez, Petrovic y Larrazabal. Los tres, que por San Fermín fueron instados a marcharse, han empezado jugando sus minutos en las tres jornadas que, contra natura, se dirimen en España con el mercado abierto. Y el vasco tiene prácticamente decidido que se queda. Al colombiano y el serbio, a estas alturas del guión estival, es complicado encontrarles el punto de acuerdo para que dejen su espacio libre en el vestuario. Pero se va a intentar hasta el último instante.

En sentido contrario, los fichajes que han de venir a completar el reducido grupo de refuerzos que componen hoy el centrocampista Molina y los extremos Mollejo y Simeone, están mediatizados por la falta de capacidad salarial respecto de la norma que rige en La Liga para cada club.

Se trata, sobre todo, de un delantero centro, un goleador a ser posible consumado, de rendimiento inmediato, dadas las heredadas carencias en este crucial aspecto del juego que presenta la plantilla desde hace dos años, agravadas a primeros de mes con la lesión de rodilla de Azón, el joven ariete de 19 años que venía enrachado, en su debida medida y nivel, desde marzo. Pero también están en la libreta de pendientes un extremo/segundo punta, pieza que también se pretendía a principios de julio que acreditara un buen número de goles a favor y, asimismo, un defensa central que complete el reparto de cuatro especialistas en esa labor, para lo cual era imprescindible la salida de Clemente, que se desatascó hace 48 horas con el hueco encontrado por el zaguero canterano en Las Palmas. Esa pieza, el central, está concretada hace muchas semanas en la figura del hispano-boliviano Jairo Quinteros, que viene de militar en el Inter de Miami de Estados Unidos, club con el que comparte presidente el Real Zaragoza desde mayo: Jorge Mas Santos. Sinergia de grupo en pura esencia.

Chavarría y su hipotético relevo

Las otras dos operaciones que completan la decena de deberes gravitan sobre la postrera opción que ha surgido de traspasar a Chavarría, lateral zurdo titular que cuenta en las últimas tres fechas con ofertas para mejorar su estatus y que él ve con muy buenos ojos, le apetecen. El Rayo Vallecano, de Primera División, es su mayor pretendiente, aunque sus agentes han movido más mercados. Por esto no jugó en Cartagena el viernes. El Zaragoza espera un traspaso que, aunque no llegue a la cláusula de 10 millones de euros, sí que se considere aceptable. Por ahora, esa disquisición no tiene cifra firme, es flexible a expensas del paso de esta recta final del mercado.

Obviamente, el Real Zaragoza está colocándose en el escaparate de laterales zurdos por si Chavarría, como es su deseo, acaba marchándose in extremis. A Torrecilla y Sanllehí, entonces, les tocaría contratar un relevo con suma urgencia y vitola de titular.

Todos estos mandamientos se envuelven dentro de otra circunstancia pendiente que no tiene que ver con nombres propios pero es decisiva para el futuro de todos ellos. La entidad zaragocista debe perfilar al detalle con La Liga en estas 88 horas cuál es verdaderamente su techo de gasto salarial, ahora no definido. Como es fácil colegir, este panorama augura un pulso acelerado en los despachos nobles hasta las 00.00 del jueves 1 de septiembre, cuando el verano del fútbol español clausure sus fichajes, traspasos y cesiones.

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