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El cuello de la camisa empieza a apretar al Real Zaragoza en su visita a Ibiza

Los aragoneses cierran este lunes la jornada 25 ante el rival más en forma de la liga. Los de Jim, atascados desde hace dos meses, o reaccionan ya o entrarán en seria crisis.

Juan Ignacio Martínez 'Jim', con el pulgar hacia arriba en un entrenamiento del Real Zaragoza.
Juan Ignacio Martínez 'Jim', con el pulgar hacia arriba en un entrenamiento del Real Zaragoza.
Francisco Jiménez

Nadie debe extrañarse por estar viviendo ya, en puertas de febrero, la –nada extraña– sensación de crisis futbolística en el seno y entorno del Real Zaragoza. Es un terreno conocido. Se veía venir desde mitad de noviembre. Era cuestión de olfato, de un mínimo de perspicaz vista y, también, de alejarse dos pasos del subjetivismo analítico que tanto se trata de inocular en el mundillo moderno del pelotón desde diversos frentes, como si el fútbol lo estuviesen inventando ahora algunos, casi siglo y medio después de su eclosión. El cuadro zaragocista, que en la noche de este lunes cierra la jornada 25 en Ibiza, viene circulando hace dos meses sin luces, con el motor gripado, perdiendo anticongelante, con el embrague gritando, con la transmisión rascando la dirección y sin ningún tipo de aceleración porque algún manguito anda agujereado o con la brida suelta. Pretender llegar así al final del viaje en mayo sin mayor incidencia es, desde todo punto de vista, una locura, un suicidio.

Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ ha tardado en indicar a boxes que, con lo que había por Navidad, era posible que el Zaragoza las pasase canutas para mantenerse en Segunda División. Conviene ser sinceros y dejarse de pomadas y zarandajas de ascenso y castillos en el aire. Un equipo que solo ha marcado 17 goles en más de media liga (24 jornadas), que apenas ha anotado seis como local en una docena de partidos, que solo ha ganado cinco duelos desde agosto y cuyo fútbol va en franca decadencia, o reacciona o está en puertas de entrar en una crisis severa de insondables derivadas.

Ahí, en esas coordenadas, vuela en la matinal del lunes el equipo a la isla ibicenca, en un partido sin precedentes ligueros, frente a un adversario novato que viene de Segunda B pero que, dinero mediante, tiene vocación de estar en Primera en breve tiempo. Ibiza es marca España e interesa mucho a La Liga, mucho más si su proyecto está sustentada por el exitoso empresario español, valenciano, Amadeo Salvo, en su día ya presidente fugaz de esa caldera llamada Valencia. Jim es muy consciente de que el cuello de la camisa empieza a apretar, que la responsabilidad es ya enorme por la envergadura de los problemas que se avecinan de no entrar en una racha de suma de puntos, de victorias, y no pocas. Porque son ya cinco jornadas seguidas sin que el Zaragoza marque un solo gol. Una ineficacia brutal, tóxica. Así solo se puede ir a un único sitio: la zona baja de la tabla, la mortal.

Ibiza-Real Zaragoza.
Ibiza-Real Zaragoza.
HA

Y, paralelamente a este episodio de parálisis, se observa la reacción de algunos del cuarteto del furgón de cola. Contra pronóstico, el Fuenlabrada ganó 3-2 el otro día a Las Palmas. Y, anteayer, el Amorebieta derrotó 1-0 al Girona. Es la vieja lección de que no puedes dejar en manos de los demás lo que tú no eres capaz de hacer por ti mismo. El Zaragoza, si no logra ganar seis o siete partidos más de aquí al final del torneo, caerá malherido. En la tarde dominical, el Leganés tumbó al Alcorcón y el Mirandés al Málaga. Ambos adelantan a los zaragocistas, que partirán esta noche en la posición 18ª, asomados al abismo, con solo cuatro puntos de colchón.

Un vestuario agitado

Tras un análisis sesudo y súbito después de caer con aires de desidia en Anduva frente al Mirandés y viendo que el equipo no logró reaccionar ante la Ponferradina y el Valladolid, Jim instó a Torrecilla a mitad de mes (de mercado de invierno) a revolucionar el equipo en la medida de lo posible. Falta gol, a capazos. Y falta creatividad en una medular de jugadores inertes e inánimes. Así que, deprisa y corriendo, se va a sacar del vestuario a media docena de piezas para tratar de reparar tanto fallo mecánico y de calidad en la plantilla armada en agosto por el inefable Torrecilla.

A Ibiza solo llegan dos caras nuevas: Grau, medio centro que ya tuvo minutos ante el Valladolid, y Eugeni, recién llegado para la mediapunta. Si viene alguién más, in extremis, tendrá que debutar el sábado próximo ante el Málaga. En sentido contrario, atrás quedaron los días de Eguaras, Adrián González, Clemente, Igbekeme, Javi Ros… y en estas últimas horas de zoco invernal (acaba hoy a las 00.00) se prevé alguna baja más, incluso en días posteriores, caso de Bermejo. Ya es mala pata que La Liga haya puesto al Real Zaragoza su partido en lunes por la noche, justo coincidiendo con la bajada de la persiana del mercado. Será casualidad.

Aguarda en Can Misses, estadio aún inconcluso, un partido duro ante el Ibiza del exzaragocista Paco Jémez, relevo hace un mes de Carcedo, que ha ganado sus tres partidos dirimidos: 1-2 en Fuenlabrada y, ojo, 6-2 al Alcorcón y 0-5 en Málaga. En dos ratos, este Ibiza ha firmado casi los mismos goles que lleva el Zaragoza en toda la liga. Es Jémez en estado puro. Sin especular. En pos siempre del espectáculo, a la vieja usanza. Lo que faltaba.

Jim recupera a Cristian Álvarez, Álvaro Giménez, Vada y Zapater. Tiene a Grau y a Eugeni, los nuevos, aptos para tener su primera participación de relevancia en su metamorfosis prevista. Se espera, por ello, un Zaragoza distinto. Con gol. Con iniciativa. Si no se ve, será muy mala señal.

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