Real Zaragoza

Una defensa a la altura

En la segunda vuelta, el Zaragoza ha mejorado de forma notable su registro de goles encajados

Grippo, en un entrenamiento del Real Zaragoza
Toni Galán

Como es natural en un equipo en una dinámica tan entusiasta y expansiva como la del Real Zaragoza, las cosas buenas son cada vez más buenas y las cosas malas son cada vez menos malas. El Zaragoza ha potenciado virtudes y ha corregido defectos al ritmo que el equipo se ha ido acercando al ideal de Natxo González. Líderes de la segunda vuelta, seis jornadas invictos, cuatro triunfos consecutivos… estos son los datos gruesos que explican que el Zaragoza haya recuperado su condición de aspirante al ascenso en poco más de un mes y medio. Lo ha hecho a la medida que ha progresado como colectivo y ha pulido los diferentes aspectos del juego. Uno de ellos es el rendimiento defensivo. El Zaragoza aún está lejos de ser un conjunto rocoso e inabordable. No está en su naturaleza serlo, pues prioriza otros órdenes del juego. Defiende a través de la posesión, principalmente. Pero el equipo comienza ya a dar prometedores síntomas de un crecimiento defensivo.

Esta ha sido la principal preocupación de Natxo González: convertirlo en un bloque monolítico, seguro y fiable. La palabra clave es precisamente ésta, la fiabilidad. Su Reus se caracterizó por ella. No era un equipo defensivo, pero sí era un conjunto que defendía de modo impecable y sólido. A este canon se está acercando cada vez más el Real Zaragoza.

En las últimas ocho jornadas, desde que arrancó la segunda vuelta, solo ha encajado cinco goles. El Granada ha sido el único en hacerle dos en un mismo partido, en la derrota 2-1. Le marcaron también el Alcorcón (1-1), el Oviedo ya en la prolongación (2-1) y el Numancia (1-2). A cero se quedaron Tenerife, Córdoba, Lugo y Nástic.

El Zaragoza es el equipo que menos ha encajado de la categoría en este periodo, junto a Sporting, Albacete, Reus, Cádiz y Osasuna, que también han recibido cinco tantos. Como muestra de esta evolución en sus garantías defensivas sirve el contraste con las ocho jornadas anteriores, las ocho del final de la primera vuelta. El equipo de Natxo encajó en ese tramo 11 goles: le metieron dos el Rayo y el Cádiz, le marcó tres el Almería y otros tres el Valladolid, y uno el Barcelona B. Es decir, el Zaragoza ha reducido las concesiones goleadoras a la mitad y si encaja, rara vez, encaja más de uno. Es el sello que caracterizó a Natxo en el Reus. Su gran obsesión.

Todo esto ha desembocado en que el Zaragoza vaya desapareciendo de las posiciones altas de equipos más goleados de la categoría y ya saque la cabeza entre los conjunto que más dejan su portería a cero de la liga. Ya totaliza 10 jornadas sin encajar, el quinto mejor registro en esta faceta, por detrás de Cádiz (16), Sporting (14), Numancia (13) y Osasuna (13).

La mejora de la segunda vuelta ha subrayado el crecimiento del equipo en ese aspecto. De hecho la línea de progresión del conjunto de Natxo González cabe interpretarla desde ese incremento de la compostura defensiva. Una consistencia que está teniendo traducción en resultados y que se alimenta de diferentes factores.Los hay individuales, como el papel decisivo de Cristian Álvarez. La evolución de Grippo y su mezcla con el recién llegado Perone... La eficacia de Lasure en el flanco izquierdo. La capacidad de recuperación de Eguaras -mejor jugador de campo de la liga en este aspecto-... Pero también ha causas colectivas y tácticas: el rombo permite al Zaragoza defender y robar más arriba, la presión de sus dos puntas, el recorrido de sus interiores... El nivel defensivo comienza a estar a la altura de un aspirante.