Copa del rey
El Teruel roza la hombrada en la Copa del Rey ante Las Palmas
El equipo de Víctor Bravo aguanta 55 minutos a los canarios, pero acaba cediendo (0-1) con un golazo de Pejiño.
El CD Teruel rozó la hombrada en la Copa del Rey. Magnífico partido de los de Víctor Bravo, que fueron capaces de aguantar 55 minutos a Las Palmas, pero terminaron cediendo ante un equipo de enorme calidad que se valió de un certero disparo de Pejiño para disipar las dudas generadas durante la primera mitad y llevarse la eliminatoria (0-1). Gran ambiente en la campo Pinilla, con una afición entregada con su equipo.
A pesar de que tanto Víctor Bravo como García Pimienta -conscientes de que su verdadera guerra está en la competición liguera- introdujeron rotaciones en sus onces iniciales, la magnitud del choque no lo acusó.
Tan solo los compases iniciales del encuentro fueron de toma de contacto, con Las Palmas moviendo la pelota con menos precisión y velocidad de lo que acostumbra. A partir de ahí, las ocasiones se sucedieron por ambos bandos.
La primera de los canarios vino en el minuto 8, con un pase en profundidad que sorprendió a Lucho y Manchón, y no fue aprovechada por un Ale García que falló en la vaselina sobre la rápida salida de Rubén.
Seguidamente, el Teruel respondió con una doble ocasión de Cabetas. Una vino a la salida de un córner, en el minuto 11 y con un soberbio cabezazo que se estrelló en el larguero; y la otra acto seguido, con otro testarazo que esta vez hizo intervenir al meta Domínguez.
Estos acercamientos espolearon a los rojillos. Entre el minuto 15 y el 30, los de Víctor Bravo llegaron a discutirle la iniciativa a Las Palmas gracias a una firme defensa en bloque bajo, con un 5-4-1 con Emaná como único hombre adelantado, y sabiendo usar con inteligencia cada una de sus posesiones.
El propio Emaná conseguía abrir la defensa visitante con continuas rupturas a la espalda, con Artemio como mejor socio partiendo desde la izquierda, y a Las Palmas le costaba recuperar el balón. Tanto, que su siguiente acercamiento de cierto peligro no llegó hasta el minuto 38, con un chut lejano de Peñijo que se perdió cerca del poste.
El Teruel había logrado aguantar el grueso de la primera mitad con menos sufrimiento del previsto, y el tramo previo al descanso, a pesar de que Las Palmas consiguió encerrar a los locales con balones colgados desde las bandas, no fue distinto. La contundencia de Fran, Cabetas y Sanchís en área propia desbarató todos los acercamientos de los isleños.
Ya en la segunda mitad, tras un respiro en el que Víctor Bravo y García Pimienta dieron entrada a dos titularísimos como Kevin Lacruz y Sandro, el Teruel continuó esperando en su campo, pero concediendo más espacios interiores que, ahora sí, empezaron a ser bien utilizados por Las Palmas.
De esta forma llegó el 0-1 en el minuto 55. Los canarios movieron bien el balón para encontrar a Pejiño en la frontal del área y este no dudó en conectar un potente zurdazo hacia la cepa del palo ante el que nada pudo hacer Rubén.
Con el marcador a favor, y a pesar de que Fran estuvo a punto de empatar en la siguiente acción con otro cabezazo desviado por Domínguez, Las Palmas se hizo con el control del partido. Álvaro, Lemos y Sandro -hasta que cayó lesionado y tuvo que ser sustituido por Álex Suárez- conectaron por dentro; las bandas, sobre todo la izquierda con Óscar Clemente, comenzaron a tener mayor profundidad; y los amarillos hicieron correr al Teruel tras el balón hasta hacerles acusar un claro bajón físico.
Bravo refrescó el equipo en el 66, dando entrada a Guille, Villa y Tena en lugar de Redolar, Emaná y Borja Romero, pero al Teruel le siguió costando mucho recuperar y salir. El esfuerzo hecho durante el primer tiempo hizo mella y, con todo, Dani Villa tuvo otra opción de igualar de cabeza en el 70. Iba a ser la última clara de los locales. La recta final del duelo transcurrió entre posesiones largas de Las Palmas, de escaso peligro a excepción de un fallo garrafal de Lemos, y acercamientos aislados del Teruel a balón parado.
Ya en el tiempo de descuento, el portero Rubén subió a rematar a la desesperada el último córner, desbaratado por la zaga visitante. Era la muestra final de la valentía de un Teruel que rozó la proeza. Pinilla despidió a los suyos con una tremenda ovación y el césped, a pesar de las advertencias por megafonía, se llenó de chavales en busca de una foto o un autógrafo. Cosas de la Copa del Rey, de un torneo que ayer volvió a llenar, cuatro años y medio después, las gradas de Pinilla.
