consecuencias de la pandemia en el deporte

El virus también vacía la caja de los clubes de élite aragoneses

El deporte aragonés atraviesa un momento crítico y sin precedentes a causa de la pandemia. Los clubes de élite asumen importantes pérdidas y miran hacia el futuro con preocupación

Las gradas de La Romareda, vacías durante uno de los partidos disputados esta temporada por el Real Zaragoza.
Las gradas de La Romareda, vacías durante uno de los partidos disputados esta temporada por el RealZaragoza.
José Miguel Marco

El mundo del deporte atraviesa una crisis sin precedentes. No hay modalidad ajena al varapalo económico de la pandemia. Todos los clubes, sin distinción, han visto ostensiblemente reducidos sus ingresos por la caída de patrocinios y la imposición de jugar a puerta cerrada. El Real Zaragoza ha dejado de percibir alrededor de cuatro millones (tres en concepto de abonados y uno de la taquilla) por esta circunstancia; el Casademont Zaragoza, alrededor de 1,6; la SD Huesca, en torno a 1,5; y el Fútbol Emotion, 65.000 euros.

Asimismo, otros equipos de élite aragoneses como el Levitec Huesca, el Bada Huesca o el Club Voleibol Teruel sufrirán un recorte presupuestario de entre el 20 y el 30 por ciento a causa de a las actuales circunstancias. 

Estas entidades carecen de ingresos audiovisuales tan importantes como los que se dan en la industria futbolística, que, aún con ese sostén televisivo, ha tenido que reinventarse a marchas forzadas para sobrevivir a la crisis. La Liga anunció recientemente que, debido a la ausencia de público en las gradas a corto y medio plazo, el techo de gasto de todos los equipos españoles iba a ser recortado, lo que supone un grave perjuicio para un Real Zaragoza que ha visto reducido su margen de maniobra para afrontar el mercado de invierno. 

El tope fijado inicialmente (mes de noviembre) alcanzaba los 8,8 millones, lo que permitía contar con unos 800.000 euros para acometer los posibles refuerzos invernales. Ahora, con las nuevas restricciones de La Liga, los responsables del club se han visto obligados a buscar otras vías de inyección (salida de jugadores, entre otras) para paliar esta situación y salir en busca de refuerzos. 

Igual de acuciante es el caso del Casademont Zaragoza, que la pasada semana propuso paralizar la competición de ACB si el Consejo Superior de Deportes (CSD) no apuesta por el regreso paulatino de los aficionados a los pabellones. «Nosotros abrimos el debate. No nos parece justo que este deporte se juegue con cero por ciento de aforo cuando otros espectáculos sí contienen público. En el Wizink Center no se puede presenciar un partido de baloncesto, pero sí un concierto de Raphael», explica Javier Gastón, gerente del club rojillo, y cifra en un 30 por ciento la merma de ingresos totales a causa del coronavirus.

«El panorama es muy complicado de cara al año que viene. Hay equipos de la ACB que pueden desaparecer porque hay que tener en cuenta que el baloncesto no es como el fútbol. Los derechos televisivos suponen 12 por ciento y vivimos fundamentalmente de lo obtenido en taquilla», añade Gastón, coincidiendo con el discurso de José Ramón Moreno, presidente del Fútbol Emotion Zaragoza (Sala 10).

Agravio comparativo

La ausencia de aficionados en las gradas del pabellón siglo XXI va a acarrear unas pérdidas de alrededor de 65.000 euros, lo que supone el 10 por ciento del presupuesto total del Sala 10, que este fin de semana, al jugarse la clasificación para la Copa en el choque contra el Levante, hubiese llenado el pabellón. «Me sabe muy mal porque después vas a otros pabellones y ves que dejan entrar un pequeño porcentaje de espectadores. En Córdoba, Valdepeñas o Palma de Mallorca, por poner algunos ejemplos, hemos jugado con gente en la grada. Pero Aragón, a diferencia de otras comunidades no lo permite», explica Moreno, y subraya las «dificultades» que ve hacia la próxima temporada. 

Lo mismo ocurre en el Levitec, de LEB Oro, donde la caída de ingresos se estima en un 20 por ciento con respecto a la temporada pasada, lo que se traduce en 100.000 euros para un equipo con un presupuesto de 550.000. «Desde el principio hemos tenido que salir a competir con las gradas vacías, algo que no sucede cuando visitamos a nuestros rivales y que supone un agravio tanto en lo deportivo, por no contar con ese apoyo, como en lo económico dado que a la ausencia de taquillaje se suma también que tampoco podemos poner en marcha el bar, la venta de productos de ‘merchandising’ y los sorteos y loterías», expone su presidente Antonio Orús. 

El Bada Huesca, el representante aragonés en la Asobal, pudo jugar sus dos primeros partidos como local con 300 espectadores en las gradas del Palacio de los Deportes de la capital oscense, un 6 por ciento de su capacidad total. Después, lo ha tenido que hacer ya en solitario. En su caso, su campaña de abonados se pudo llegar hasta prácticamente el final con un 80 por ciento de renovación de abonos, más de 700 socios, «lo que nos hace estar eternamente agradecidos a nuestros aficionados», afirma su presidente Pachi Giné, que está igualmente «encantando» con la respuesta de los patrocinadores. 

En su caso, la caída de ingresos por las circunstancias de la actual temporada se cifra en 60.000 euros, lo que representa el 15 por ciento del presupuesto total del primer equipo. De ellos, 18.000 corresponden a la publicidad (vallás, anuncios...) y 20.000 a la taquilla. A ese descenso hay que sumarle la aparición de un nuevo gasto, el de los test PCR, por los que ya han desembolsado cerca de 7.000 euros a falta de al menos una tanda más de pruebas. 

Del mismo modo, en el Club Voleibol Teruel asumen con preocupación la actual situación. Al no venderse entradas para los partidos ni productos ‘merchandising’, la entidad ha perdido un 30 por ciento de su presupuesto. Su presidente, Carlos Ranera, no oculta su intranquilidad. «Si el covid sigue machacándonos, no sé que va a pasar; o llegan ayudas o el deporte se puede ir al garete», afirma.

Cautela en el Huesca

En el Huesca, se asume la situación con «cautela» para no ver amenazada su salud económica. En el presupuesto inicial para la campaña en curso, la entidad azulgrana había observado un beneficio de seis millones de euros que ahora se ve amenazado. La reducción del 5 por ciento en los derechos televisivos va a hacer que se tengan que devolver 400.000 euros correspondientes al último curso en Segunda División y, si siguen las restricciones en el curso actual, el montante afectado será de 2,5 millones de euros. 

En materia de abonos, La Liga había recomendado que se estimase a la hora de hacer cuentas un 55 por ciento del total en circunstancias normales. En el caso de los altoaragoneses esto son 800.000 euros que se dan prácticamente por perdidos. Además, en cuanto a patrocinios, publicidad o espacios reservados en El Alcoraz se van a dejar de percibir dos millones de euros.

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