fiestas del pilar

Cuando Picasso reinterpretó el traje aragonés

El artista malagueño diseñó cuatro modelos basados en la indumentaria aragonesa para una obra con música de Falla e interpretada por el ballet ruso.

Recorte de HERALDO sobre la visita de los artistas a Zaragoza.
Recorte de HERALDO sobre la visita de los artistas a Zaragoza.
Archivo Heraldo de Aragón

"Los críticos ingleses abren nuestros ojos, para que veamos lo que tenemos en casa". Ese fue el resumen del estreno de 'El sombrero de tres picos' en la prensa española. Los Ballets Rusos la llevaron al teatro Alhambra de Londres en julio de 1919 y se calificó como una actuación "deliciosa", "ligera", "clara" y "exquisita".

El cuento de Pedro Antonio de Alarcón -adaptado por Gregorio Martínez Sierra- se convirtió en "un gran ballet" de la mano de Serge Diaghilev con la música de Manuel de Falla, la coreografía de Leonide Massine y el vestuario, telón y 'atrezzo' de Pablo Ruiz Picasso, además del maquillaje del elenco. Juntos lograron una de las mayores victorias culturales de los años 20, valorada por los críticos y el público, que lo vivió como la celebración del fin de la Primera Guerra Mundial.

"Ha triunfado en Londres, y ahora, en la Ópera de París ha sido objeto de las más fervorosas aclamaciones"

El éxito se repitió un año después en Francia. "Ha triunfado en Londres, y ahora, en la Ópera de París ha sido objeto de las más fervorosas aclamaciones", se publicó en HERALDO el 3 de febrero de 1920. “Los artistas que triunfan en París, que es triunfar en el mundo, nos siembran de flores el camino de Europa”, añadía la breve noticia sobre ‘Le Tricorne’, como se denominó. Y en 1921 llegó a Madrid.

Con el vestuario, Picasso concibió un homenaje a diferentes comunidades autónomas con ciertos aires goyescos. "Hay gallegos, andaluces… y también de Aragón", cuenta Fernando Maneros, experto en indumentaria. "Costume de les aragonaises" -ropa de los aragoneses- o "manton de l’aragonaise" -mantón de la aragonesa- son algunos de las notas de Picasso que aparecen junto a los figurines, que se conservan en el Museo Picasso de París. En total son cuatro coloridos modelos, dos masculinos y otros tantos femeninos.

Algunos de las reinterpretaciones de Picasso de los trajes regionales de España.
Algunos de las reinterpretaciones de Picasso de los trajes regionales de España.
Archivo Heraldo de Aragón

Triángulos, cuadrados, bandas, rectángulos coloridos brindan una personalidad picassiana a estos conjuntos, en definitiva, líneas sencillas de colores vivos. Cuentan con las modificaciones propias del artista, pero sin dejar la esencia aragonesa. "La mayoría de ellos podrían ser una reinterpretación de la indumentaria de finales del siglo XIX y responderían a trajes labriegos, de ir al campo, de la zona de Zaragoza", los describe Maneros. Aunque cada uno es diferente, entre ellos guardan cierta sintonía.

Una de ellas luce falda de anchas rayas azul capri y color teja, con una cenefa ondulada amarilla, que hace juego con la manteleta y el pañuelo de la cabeza. El delantal combina el negro y el rojo, y la camisa el blanco con un discreto celeste. También viste un corpiño negro.

En el otro traje femenino predominan los tonos más oscuros. Su falda es marrón con detalles negro y en el delantal se cruzan los colores negros, amarillo y rojo. Apenas se ve el verde jubón, ya que lo cubre el mantón y el pañuelo de la cabeza, de la misma gama cromática con algunos motivos amarillos. Una diferencia entre ambas es el calzado, una con zapatos y otra alpargatas.

Los trajes de ellos son más claros y el azul es un punto en común, al igual que las alpargatas de miñero. Llama la atención el modelo que porta 'zaragüells' blancos con triángulos celestes, un estilo que se extiende en la camisa, aunque en este caso se sustituye ese claro azul por el capri. Todo ello contrasta con la faja y el chaleco, que son negros con verde oscuro. El pañuelo de la cabeza es rojo y azul, al igual que los detalla que asoman por el 'zaragüel' y las calcillas.

Boceto del decorado de Picasso para 'Sombrero de tres picos'.
Boceto del decorado de Picasso para 'Sombrero de tres picos'.
Archivo Heraldo de Aragón

La camisa del otro modelo guarda cierta similitud, aunque Picasso en este caso apostó por los triángulos celestes, al igual que en el costado del chaleco y en la parte interior de las perneras del calzón, ambos de fondo negro. La faja es agranatada, unos tonos rojizos que se comparten con la solapa del chaleco y el pañuelo de la cabeza. En las piernas, medias azules.

Hace unos años el Ayuntamiento de Zaragoza organizó una pasarela aragonesa y le encargó una reproducción de los trajes a Maneros, que tomó los dibujos de Picasso como muestra. "Conocía de su existencia y fue con Eva Domínguez, profesora de indumentaria en centros cívicos, cuando los confeccionamos en algodón y paño", recuerda a las puertas de su comercio en la calle de Matías Carrica del centro de la ciudad. "Fue un trabajo bastante entretenido", rememora.

Se estima que Picasso visitó la capital aragonesa para inspirarse y tomar los dibujos previos o croquis "del natural". Estuvo con Diaghilev -que ya había dirigido espectáculos en el desaparecido Teatro Circo- y con Falla. "Debió de ser en el viaje de 1917 cuando pasó por Zaragoza para planear los dibujos de trajes aragoneses", estimó Federico Torralba Soriano en un artículo de HERALDO.

Los antecedentes de esta obra se remontan a 1916, cuando Serge Diaghilev llegó a Madrid con Los Ballets Rusos. Fue por invitación del Rey Alfonso XIII, quien era un "gran aficionado a la danza clásica" -publicó HERALDO-, incluso, solía asistir a los ensayos de las representaciones. Picasso se sumó al proyecto en 1918, cuando regresa a España tras una etapa en Italia, pero esta no era su primera participación en un ballet, sino que ya había intervenido en 'Parade'.

Más referencias aragonesas en el ballet

Como anuncia Maneros, el culmen es una jota aragonesa. "El final, que concluía de una manera apoteósica con una jota, se transformaba en un inmenso fresco en movimiento”, se publicó años después en HERALDO. Pero esa no es la única referencia, sino que también hay un generoso guiño a Francisco de Goya y Lucientes.

"De hecho, se trataba de un homenaje a Goya, ya que Falla se había inspirado en Fuendetodos, lugar de nacimiento del pintor, puesto que Picasso había tomado de sus cuadros los colores y las formas del vestuario, y puesto que Masine había sacado de 'El pelele', una de las obras maestras de Goya, la idea de mantener un muñeco que representaba al corregidor al final del espectáculo", contó este periódico.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión