Vecinos y comerciantes, un año después de la reapertura de la plaza de Salamero: "La gente no se acostumbra a tanto metal"

Unos y otros agradecen que se haya recuperado la actividad, pero echan en falta más zonas verdes.

Acceso a la plaza de Salamero
Acceso a la plaza de Salamero
José Miguel Marco  

La reapertura de la plaza de Salamero hace ahora un año ha favorecido la apertura de nuevos negocios. El último en levantar la persiana ha sido el quiosco, rebautizado como La Fontana. Su propietario, Jorge Franco, asegura que la acogida ha sido “espectacular”. “Estamos sorprendidos, y eso que para la Semana Santa hizo un tiempo regular. A la gente le están encantando los helados, la repostería… La plaza necesitaba que hubiera flores y alegría”, afirma.

Entre quienes más sufrieron las obras hay opiniones de todo tipo. Luis Fernando Fernández, propietario de Comercial Algodonera, admite no estar nada contento con el resultado. “Yo entiendo las plazas como lugares con árboles, césped, jardines… Ahora se está bien, pero cuando llegue el verano no se podrá estar. Todo el que viene lo dice. La gente sigue sin acostumbrarse a tanta cuerda y tanto metal”, apunta. En su caso, la reapertura de la plaza no se ha traducido en una recuperación de las ventas. “Que el parquin siga cerrado hace mucho. Según nos han dicho, han empezado hace poco y tienen 10 meses por delante”, indica.

En Toy Club Express sí han notado una mejoría tras unos interminables meses de ruidos, obras e “incomodidad”. “Ahora, con el buen tiempo, hay más actividad y se nota más movimiento, especialmente los fines de semana y a la salida de los colegios. Que haya vida en la plaza hace mucho”, reconoce Gala de Juan, una de las trabajadoras. Preguntada por el diseño, admite no saber qué decir. “Pensaba que iba a haber más plantas y elementos de madera. Las que pusieron para la inauguración, o se volaban con el viento o se las llevaba la gente”, recuerda.

Los vecinos también tienen sentimientos encontrados. “La veo como una evolución de las plazas duras de otras épocas. Se agradecen los intentos por crear zonas de sombra, pero quizás hubiera hecho falta más verde”, opinaba Feliciano, que había acudido con su familia. A pocos metros, Tamara y Emilio echaban en falta más juegos para niños pequeños como su hija Elaya, de 2 años. “Hubiera estado bien algún tobogán chiquitito, más columpios… Por lo demás, las plantas nos parecen muy bonitas. Venimos mucho por aquí, y siempre con la pequeña”, comentaban.

Benjamín Casado y su mujer Paloma también se unían al debate. “A mi no me gusta para nada. Esas estructuras y esas cuerdas… Me parece una plaza poco verde y poco acogedora. El verano es muy duro para los jardines en Zaragoza, y si pretenden dar sobra con lo que hay ahora… igual lo consiguen, pero para la siguiente generación”, decía ella. Él, por contra, recordaba que esta es una plaza muy particular, ya que “tiene un parquin debajo”. “Eso limita mucho lo que se puede hacer y lo que no. Creo que lo han resuelto bien, hay que entender la situación”, razonaba.

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