inmobiliaria

La reconversión de los pisos de portero a áticos de lujo en Zaragoza

Este tipo de hogares, antaño presentes en todas las promociones de vivienda, suelen ser de pequeñas dimensiones, pero acaban siendo inmuebles de alto 'standing' con varias reformas.

Una reforma de un trastero bajo cubierta que, posteriormente, pudo servir como vivienda para un alguacil. Ahora, es un hogar más de Zaragoza.
Una reforma de un trastero bajo cubierta que, posteriormente, pudo servir como vivienda para un portero o un ayudante. Ahora, es un hogar más de Zaragoza.
Cronotopos

Ha pasado de ser un espacio sin ningún uso y abandonado a ser totalmente revalorizado y de lujo. Es el caso de los clásicos pisos de portero, muy presentes en muchas comunidades zaragozanas, que con el paso de los años han sufrido una transformación. Muchos han sido sometidos a reformas y, donde antes ni siquiera llegaba un ascensor, ahora se cotiza al alza en el mercado inmobiliario.

Hagamos primero un pequeño repaso histórico. A mediados del siglo pasado, la figura del portero cobraba especial relevancia en la comunidad. En los edificios se construía un pequeño local, apartamento o incluso trastero en el que el guardián del portal se alojaba. Todas las promociones de vivienda de la época lo recogían. Eran pisos muy pequeños, pensados para los servicios más básicos, generalmente situados en los áticos (donde no llegaba el ascensor en muchas ocasiones) o en los bajos del bloque.

Dado que su construcción fue sobre los años 50, las zonas de Zaragoza por las que se reparten este tipo de hogares están muy marcadas: el entorno de la plaza de San Francisco, la avenida de Goya, el paseo de Teruel y la avenida de Valencia, la plaza de los Sitios... Se hizo tanto en promociones de viviendas baratas para la gente que emigraba del campo a la ciudad como para inmuebles de clase media.

A día de hoy, no es raro escuchar: "Yo vivo en una vivienda de portero". Y tú entras al hogar y no notas nada distinto a un inmueble cualquiera. Lo cierto es que, desde hace ya años, muchas comunidades de vecinos que ya han prescindido del portero -figura reemplazada por cámaras de seguridad y porteros automáticos- y ese pisito en la parte de arriba o de abajo del bloque se ha quedado sin dueño y sin uso. "Se están vendiendo muchos. Yo mismo habré vendido unos 10 o 12", explica Miguel Ruiz, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón.

No obstante, el trámite para llevar a cabo la venta de esta tipología de vivienda no es sencillo y en muchas ocasiones es motivo de conflicto entre los vecinos. "Primero, se celebra una junta en la que se debe aprobar la venta del piso, que debe ser por unanimidad. Después, se hace una tasación para determinar su valor. Debe haber una desafectación del inmueble, ya que no tiene coeficiente de participación", explica Ruiz. Además, la comunidad hace una busca registral de todos los propietarios de los pisos para saber quién tiene alguna hipoteca. Estos tienen que solicitar la autorización al banco para venderlo.

Una reforma de una vivienda de Zaragoza que fue un trastero utilizado por un portero.
Una reforma de una vivienda de Zaragoza que fue un trastero utilizado por un portero. Es de pequeñas dimensiones, por lo que se aprovechó para instalar una cama en mitad del salón.
Cronotopos
Una reforma de una vivienda de Zaragoza que fue un trastero utilizado por un portero.
Una reforma de una vivienda de Zaragoza que fue un trastero utilizado por un portero. Es de pequeñas dimensiones, por lo que se aprovechó para instalar una cama en mitad del salón.
Cronotopos
Una reforma de una vivienda de Zaragoza que fue un trastero utilizado por un portero.
Una reforma de una vivienda de Zaragoza que fue un trastero utilizado por un portero. Es de pequeñas dimensiones, por lo que se aprovechó para instalar una cama en mitad del salón.
Cronotopos

Pero esto no es todo. "Al no tener enteros el piso, hay que repartirlo en función de los metros entre todos los pisos, que les baja una milésima o centésima, depende del número de propietarios. Por regla general el dinero se queda en la comunidad para hacer reformas o mejoras", añade el presidente de los administradores. Además, al año siguiente todos deben incluirlo en su declaración de la renta. No hace falta rehabilitar el inmueble, pero lógicamente su coste de venta variará en función de su estado. 

"Se venden bastante, sobre todo los que tienen terraza. Imagínate un piso de 50 metros en San Vicente mártir. Son apartamentos de lujo, con una terraza de 10 metros o 15 en el centro de Zaragoza... Una vez hecho a tu gusto es una delicia", asegura Miguel Ruiz. Lo peor es el proceso de venta, ya que si tan solo un vecino se opone la operación no sale adelante. "A veces se tiene que paralizar porque hay personas que tienen embargos de cantidades importantes", manifiesta. El problema "te lo plantea el vecino", especialmente a la hora de declarar el inmueble.

Trámites aparte, las viviendas de portero pueden tener un encanto especial. Son de dimensiones reducidas, donde cabe un dormitorio o dos como mucho. Rondan los 50 metros cuadrados y algunas tienen terraza, un plus. "Nosotros lo compramos porque vimos una gran oportunidad. Unos 60 metros cuadrados, en el centro de Zaragoza y con terraza", explica Juan Antonio Luján. Adquirieron el piso sin rehabilitar. "Lo más costoso era la reforma y hacer hueco para una habitación más", detalla. Todo ello superó el coste de los 100.000 euros.

Un piso de portero en el Camino de las Torres, con terraza.
Un piso de portero en el Camino de las Torres, con terraza.
H. A.

Los estudios de arquitectura también se han encargado de varios proyectos relacionados con los pisos de portero. "Ya no solo hemos hecho actuaciones en este tipo de casas, sino que también en trasteros", detalla Álex Lezcano, de Cronotopos. En su proyecto 'Vivienda para un cinéfilo', reformó un antiguo trastero que pudo ser utilizado por un portero en su pasado, dando resultado a un hogar "de un dormitorio y medio".

Lo denomina así porque, además de la habitación, hay instalada una cama en una pared prácticamente dentro del salón, en una "habitación improvisada" que luego desaparece, tapada con una puerta corredera "que no parece ni una puerta". "Lo que antes era la peor parte de la casa, porque no existían ascensores y realmente estaba ubicado solo para el servicio -transformado en la palabra portero y trasteros-, con la llegada del ascensor hizo que se convirtiera en un ejemplo de revalorizar un piso, que además son los más cotizados por ser los más altos", expresa Lezcano.

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