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La princesa Leonor sale de merienda por Zaragoza: "Se mostró muy agradable y fue una más del grupo"

Se dejó ver en un establecimiento del entorno de la ciudad universitaria, muy frecuentado por los cadetes de la Academia General Militar.

Isidro Francés Ruiz, dueño del zaragozano bar el Tuno desde hace 35 años
Isidro Francés Ruiz, dueño del zaragozano bar el Tuno desde hace 35 años
Francisco Jiménez

Apenas una semana después de su llegada a Zaragoza, el pasado jueves, la princesa Leonor ya ha disfrutado en su tiempo libre de uno de los bares más frecuentados por los jóvenes militares y universitarios de la ciudad.

Se trata del conocido bar El Tuno, donde la princesa Leonor se dejó ver el pasado domingo, 20 de agosto, al final de la tarde, para merendar con una veintena de compañeros en este conocido local que suelen frecuentar también los cadetes de la Academia General Militar (AGM). El Tuno, situado en la calle de Pedro Cerbuna, en plena zona universitaria, suele ser punto de encuentro de los militares más jóvenes en las salidas que estos realizan los fines de semana.

Con su ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza y sus salidas de ocio, la dama cadete Borbón repite muchos años después lo que ya hicieron su padre, el rey Felipe VI, en 1985, cuando solía ir al restaurante El Fuelle (queda constancia de su firma) y a la zona de León XIII, y su abuelo, el emérito Juan Carlos, entre 1955 y 1957, cuando el monarca frecuentaba el Gran Hotel y el bar La Espiga, que ya cerró y estaba situado detrás de la sede de Correos.

Isidro Francés Ruiz, dueño del bar el Tuno desde hace 35 años, señaló que "fue un honor" y "un orgullo" para ellos haber atendido a la dama cadete en su primera salida por la capital aragonesa. Según señala, esta iba vestida de calle, de camisa rosa y pantalón negro, y llevaba unas gafas de sol. Estaba con un grupo de unos 25 compañeros del primer curso tras haber pasado un fin de semana de recibir conferencias y empezar las pruebas físicas previstas tras su llegada a la AGM el pasado jueves 17 de agosto.

Una camarera del local, Fineta, a quien le gusta “mucho” la monarquía española, la recibió en la barra y le tomó nota para pasarles la merienda que compartieron todos con pizzas, bocadillos, hamburguesas y huevos rotos. Bebieron coca cola y botellas de agua, y pagaron 170 euros entre todos.

Se dejó ver en un establecimiento del entorno de la ciudad universitaria, muy frecuentado por los cadetes de la Academia General Militar.

“Ella se mostró muy agradable y fue una más del grupo. Creo que algún cliente les hizo foto, aunque iba acompañada por dos policías secretos (que envía la Casa Real)”, explica el propietario del local, quien fue paracaidista de fuerzas especiales en el Ejército y se siente muy próximo a los militares. “Para nuestro negocio es muy importante que haya venido la princesa. Sus escoltas fueron muy correctos y se sentaron en otra mesa separada de los cadetes”.

Isidro Francés, del bar El Tuno: “Para nuestro negocio es muy importante que haya venido la princesa. Sus escoltas fueron muy correctos y se sentaron en otra mesa separada de los cadetes”.

A punto de cumplir 70 años, Isidro Francés se siente “muy satisfecho” al relatar esta anécdota. Cuenta que recibió la inesperada visita del grupo del que forma parte la princesa poco antes de las 20.00 de la tarde, y que permanecieron allí en su negocio hasta las 21.00, cuando los cadetes regresaron en taxi a la Academia General Militar para llegar al recuento de las 21.30.

Además, echa la vista atrás y recuerda que cuando tenía 17 años y trabajaba en un restaurante de Lanzarote, en las Islas Canarias, ya le sirvió la comida a la familia real al completo con Juan Carlos, Sofía y sus tres hijos, Felipe, Elena y Cristina. Fue en 1973, dos años antes de ser proclamado rey el emérito.

“Nos sentimos muy orgullosos y muy contentos de que haya estado con nosotros la princesa de España el pasado domingo. Fue un momento muy importante para nuestro negocio y nuestras vidas”, proclama el dueño del bar El Tuno. “Vino con sus compañeros de la Academia y todos tuvieron un comportamiento excelente”, asegura.

Asimismo, Isidro Francés incide en que “ella fue una más del grupo” y cree que la visita da “categoría” a su bar. Del mismo modo, reconoce que entre su clientela tiene a “una gran cantidad de cadetes de la Academia”, que acuden generalmente a celebrar sus triunfos deportivos en la Universidad de Zaragoza, y eso le supone “honrarse” de recibirlos porque se siente muy identificado con ellos.

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