La formación del rey emérito en la AGM: "Se rodeó de los militares que cambiaron el Ejército en la Transición"

La princesa Leonor empieza su formación en la Academia General Militar de Zaragoza como su abuelo, Juan Carlos I, quien estuvo dos años (1955-1957) en la AGM. 

El Rey emérito también inició su formación militar en la capital aragonesa.
El Rey emérito también inició su formación militar en la capital aragonesa.
Archivo Heraldo

Francisco Laguna, general de brigada en la reserva y presidente de la Asociación de Militares Escritores, nació en Barcelona hace 86 años y reside desde hace mucho tiempo en Zaragoza, donde se formó al alimón con Juan Carlos de Borbón antes de ser príncipe. El rey emérito estuvo dos años, de 1955 a 1957, en la Academia General Militar preparándose como cadete, y recibió su despacho en 1959 (tras pasar un año en la Armada y otro en el Ejército del Aire).

"Yo salí de teniente cuando él todavía era cadete, pero mantuvimos mucho contacto aunque él no era todavía príncipe porque no lo había designado Franco. Luego lo veía entre los viajes o ya siendo Rey, cuando escuchaba nuestras propuestas".

"Una de las cosas que pedíamos para la Academia General Militar era que pudieran entrar las mujeres, lo reclamamos en 1978, cuando preparamos las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas", rememora. Así, el capitán general Manuel Gutiérrez Mellado, ministro de Defensa, respondió actualizando las normas de los militares, que permanecían como hacía 200 años, con Carlos III.

Francisco Laguna estuvo doce años de profesor en la AGM, luego pasó a un regimiento de Vitoria, fue jefe de estudios en la Escuela Básica de Suboficiales de Lérida y llegó como general de brigada a la subdirección general de Educación del Ministerio de Defensa (junto a Javier Calderón, quien dirigió la AGM y el Cesid).

El Rey emérito también inició su formación militar en la capital aragonesa.
El Rey emérito también inició su formación militar en la capital aragonesa.
Marín Chivite

Laguna recuerda que la "transformación" de la Academia empezó en 1958, cuando modificaron los profesores que procedían de la Guerra Civil, no eran monárquicos sino "provisionales" en la Dictadura y formaron al Rey. Por eso, agrega, "Juan Carlos tuvo que inventar esa nueva promoción". "Entabló relación personal con muchos compañeros de su XIV promoción y se fue adaptando a las circunstancias de los cambios en el Ejército, a los nuevos planes o la cooperación con Guinea, porque era un hombre abierto. También era un gran deportista y amigo de Manolo Santana", enumera.

"El Rey tuvo que rodearse de gente dinámica (en la Casa Real) del Ejército y apoyaba el cambio (democrático) en las conversaciones sobre la AGM", señala el general. "A Gutiérrez Mellado, el primer ministro de Defensa de la democracia, se lo llevó Alberto Oliart. El nuevo espíritu del ejército lo incluimos en las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas", destaca.

Juan Carlos de Borbon, en una corrida de toros en Zaragoza con dos cadetes.
Juan Carlos de Borbon, en una corrida de toros en Zaragoza con dos cadetes.
Luis Mompel

El general Francisco Laguna llegó en 1960 como profesor de la AGM porque era de la XI promoción, tras haber estado como teniente de paracaidistas y en la guerra de Ifni. Para poder llegar a ser jefe de las Fuerzas Armadas, Juan Carlos de Borbón, antes de ser príncipe, estuvo dos años en la Academia, y después pasar por la Armada y el Ejército del Aire.

"La formación de esos dos años fue como la de sus compañeros cadetes en las clases, la instrucción o el campamento. Lo hacíamos en Ezcaray (La Rioja) durante quince días y él venía, pero también se escapaba con actos que le invitaban los alcaldes de la zona como en Santo Domingo", relata. "Tenía más libertad en los fines de semana con su entorno que solía llevárselo al Gran Hotel u otros sitios".

El general menciona que a Juan Carlos "el hecho de vivir en una habitación al lado de la enfermería en el patio de la AGM, fuera de la nave (donde estaban los cadetes) le daba una cierta libertad de actuación". "Tenía unos profesores que le hacían de tutores. En esta primera fase no tuvo un trato muy especial porque los directores no eran muy monárquicos sino del Régimen y procedían de la Guerra Civil", menciona.

En esa época, cuando salía con sus compañeros de promoción por Zaragoza iban a ‘La Espiga’, detrás de Correos. Les llamaban "la cadetada" y su trato era muy cordial. Al joven Juan Carlos le gustaba mucho el tenis y esquiaba en Candanchú.

"Los campamentos por los que pasó Juan Carlos fueron el del campo de San Gregorio; el de Santa Cristina para octubre; otro en Candanchú que se hacía diez días en enero; y el de Ezcaray en La Rioja con recorridos de montaña de quince días a mediados de junio", enumera.

Los cadetes de 1955 entraban en la Academia a mediados de septiembre (un mes después que su nieta, la princesa Leonor) y antes del Pilar hacían unas maniobras de instrucción en el centro del campo de San Gregorio. La jura de bandera era a finales de noviembre (más tarde que ahora).

"El militar de Tierra tiene que moverse en el campamento, dormir en el suelo y convivir en tiendas de campaña. El de San Gregorio y Ezcaray eran así. En Candanchú había literas y no teníamos casi ni arrastres", señala.

Juan Carlos como cadete tuvo compañeros cercanos de familias ilustres e hijos de la aristocracia, y de distintas ideologías. Al salir de teniente mantuvo contacto con ellos. "En las reuniones hablábamos de la formación de los militares y de que el rey Juan Carlos nos salvó del golpe de Estado del 23-F", concluye Laguna.

 

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