GASTRONOMÍA Y POLÍTICA. OCIO Y CULTURA

Muere Emilio Lacambra, el alma de Casa Emilio y "apóstol de la cultura"

El reconocido restaurador propietario de Casa Emilio ha fallecido a los 78 años en Zaragoza.

CASA EMILIO. EMILIO LACAMBRA OFRECE COMIDAS GRATUITAS A GENTE NECESITADA EN SU RESTAURANTE. Autor: NAVARRO, ARÁNZAZU Fecha: 05/10/2012 Propietario: Colaboradores Aragón Id: 2012-1360145 [[[HA ARCHIVO]]]
Emilio Lacambra, en Casa Emilio, en 2012. 

Emilio Lacambra (Zaragoza, 1944), histórico hostelero propietario de Casa Emilio, ha fallecido a los 78 años en la capital aragonesa, que lo nombró Hijo Predilecto en 2011.

Desde la Federación de Empresarios de Hostelería de Zaragoza (Horeca) han hecho público un mensaje en el que lamentan comunicar "el fallecimiento de nuestro querido amigo, socio fundador y presidente de Honor de Horeca Zaragoza, Emilio Lacambra Manzano". También fue vocal de la Junta desde 1977, y presidente de Horeca Restaurantes desde 1987 a 2001. "Siempre destacó por su bondad, generosidad y amor por la hostelería", destacan desde la asociación de hosteleros. En este sentido, desde Zúrich, Pilar de la Vega recuerda: "Fue fundamental la ayuda, el apoyo y la colaboración de Emilio Lacambra para poder crear la Escuela de Hostelería de Miralbueno".

Según el propio Emilio Lacambra apuntaba en sus memorias, vino al mundo en el Paseo María Agustín 79 de Zaragoza, en la misma casa que nacieron sus padres. 

Emilio Lacambra fue actor antes casi de ser restaurador y de seguir la tradición familiar con su hermano Guillermo, del que decía que era lo contrario que él: le apasionaba la trastienda. Trabajó en el Teatro Universitario de Zaragoza con Mariano Cariñena, Juan Antonio Hormigón y David Jiménez, que tuvieron una de las tertulias teatrales y culturales de Casa Emilio con Eduardo González, Maribel Lorén y María José Moreno, a la que se sumaba el citado Hormigón, que residía en Madrid.

Luis Alegre: “Emilio Lacambra ha sido un genial apóstol de la cultura, la amistad y la alegría de vivir”

Desde los años 70, Casa Emilio sería algo así como el espacio donde se reunían gentes muy diferentes de todas las disciplinas sociales y culturales: el mundo del teatro, de la canción de autor y de la canción tradicional aragonesa, de la literatura y del cine. Emilio, por cierto, trabajó en varias películas como ‘Réquiem por un campesino español’ y ‘ Y no solo de Zaragoza y de Aragón: casi todo el mundo que pasaba por aquí recalaba en Casa Emilio, como han recordado muchas gentes: desde Ana Belén a Paco Ibáñez o Miguel Ríos. La lista sería interminable. Y Casa Emilio sería también el lugar donde se cruzaban las nuevas tendencias del arte: las paredes del restaurante, arriba y abajo, sobre una pinacoteca constante y también el lugar de dedicatorias y recuerdos de noches de ternasco o sabrosas merluzas y tertulias.

Emilio Lacambra, entre buenos amigos
Emilio Lacambra, entre buenos amigos
Heraldo.es

Allí, como ha recordado Plácido Díez Bella, exdirector de ‘El Día de Aragón’, se reunían las gentes de ‘El Dia’, de ‘Andalán’, proyectos a los que siempre ha estado unido Emilio Lacambra, que nunca ocultó su militancia en el Partido Comunista de Aragón y sus simpatías por las corrientes de izquierda, aunque él, en el fondo, fue un hombre conciliador, amigo de todos, un gran conversador y un enamorado permanente de la cultura y la inteligencia, muy activo de las redes sociales. Le interesaba el mundo de la cultura y la gastronomía, buena prueba de ellos es que publicó a Ruperto de Nola, y quiso dejar constancia de su legión de amigos en su libro de ‘Casa Emilio’, del que se publicaron dos ediciones: cuando el restaurante cumplía 50 años y cuando celebraba los 75. Le gustó mucho recibir en su casa al escritor y guionista de Luis Buñuel, Julio Alejandro de Castro, autor de un ‘Breviario de los chilindrones’, que publicó Ediciones del Valle.

Luis Alegre, uno de sus grandes amigos desde los años 80, dice: “Emilio Lacambra ha sido un genial apóstol de la cultura, la amistad y la alegría de vivir”. Y Fernando J. Soria Castro, fotógrafo y videocreador, que ha pasado muchas horas en su restaurante y lo visitó en el Miguel Servet este miércoles, señala: “En lo personal, Emilio Lacambra fue un amigo de verdad. Quiso mucho a mi padre y me quiso a mí. Para nosotros era una amigo sin parangón. Como personaje, nos ha dejado alguien muy grande, un ejemplo de dignidad y solidaridad. Un luchador y un idealista sincero. Un gran ser humano”.

Casa Emilio ha sido el escenario de muchas actividades (entre ellas el programa 'Café con pólvora' de Radio Zaragoza con Plácido Serrano), presentaciones de libros (sin ir más lejos de Discothèque de Félix Romeo Pescador) y de homenajes a numerosos amigos de Emilio. Algunos de sus compañeros de viaje en la lucha por la democracia y la libertad en Aragón fueron José-Carlos Mainer, Adolfo Burriel, Guillermo Fatás, Emilio Gastón, Eloy Fernández Clemente y, por supuesto, José Antonio Labordeta, que mantuvo durante muchos tertulia en uno de los comedores de arriba, que ahora el es Comedor Labordeta, donde también se rinde homenaje a Félix Romeo. 

Dice Plácido Serrano: "Sus paredes de Casa Emilio y el libro de recuerdos son testigos del paso de cientos de protagonistas de la vida política, social, económica cultural y farándula de Aragón"

Precisamente, el locutor Plácido Serrano explica: "Emilio Lacambra fue testigo, y casi siempre maestro de ceremonias, de los acontecimientos culturales más significativos de esta ciudad. Aquí se gestionaron los recitales los históricos recitales de Ramón y Paco Ibáñez del 68. Se vivieron largas reuniones de las que nació el diseño de las primeras fiestas y festivales con el Primer Ayuntamiento Democrático de Zaragoza. El homenaje a Miguel Labordeta, los primeros contactos con la industria discográfica de Madrid para que Aragón tuviera sello propio con Labordeta, la Bullonera y la Música Antigua".

Serrano, añade: "Durante casi dos décadas, en Casa Emilio se emitió el primer programa de Tertulia y debate 'Café con pólvora'. Sus paredes y libro de recuerdos son testigos del paso de cientos de protagonistas de la vida política, social, económica cultural y farándula de Aragón".

María Dolores Albiac, catedrática de Literatura y biógrafa de Félix de Azara, entre otras cosas, dice: "Emilio fue compañero de clase de mi marido José-Carlos Mainer, en Escolapios. Una de las cosas que más lo caracterizaba era la alegría con que recibía en su Restaurante a los 'viejos compañeros del  colegio'. Con frecuencia recordábamos una frase que a Emilio le gustaba repetir: 'Estos Escolapios nuestros, hay que ver la mano que han tenido para que les salgamos tantos alumnos rojos y tantos geniales como tú, José-Carlos, o José Luis Arribas, o Jesús Romero, o Eduardo González...' y seguía la enumeración de compañeros, con la misma admiración con que los elogiaría una madre...". 

Es cierto que Emilio Lacambra tenía un vasto y sincero sentido de la amistad. Agrega Dolores Albiac: "Esa suerte de fidelidad a la amistad y, especialmente a la escolar, explica mucho de su tenaz generosidad y del cariño con que ha seguido y admirado la vida social y laboral de los amigos de infancia... y de los que estos le iban presentando".

Emilio Lacambra se jubiló hace unos cuantos años, pero pasaba por el restaurante Casa Emilio casi a diario. Este establecimiento lleva 84 años abierto al público en Zaragoza y en todo este tiempo siempre ha estado muy presente el carácter social de su cocina. Según explicaba a Heraldo el propio Emilio Lacambra hace unos meses, "mi abuela Carmen, en los años 40 y 50 del siglo pasado, ya ofrecía comida a personas que seguramente ese día no hubieran podido llevarse nada a la boca; a las cuatro de la tarde, cuando terminaba el servicio, casi siempre había gente esperando a la puerta".

Cuando ya se habían ido casi todos los comensales, Emilio Lacambra subía con su cigarrillo a conversar y desplegar su impresionante abanico de la memoria. Había estado con medio mundo, de todos los oficios y profesiones, y siempre tenía un detalle oculto, recordaba un personaje, desgranaba anécdotas como si fuera un formidable contador de historias.

Y siempre siempre se sintió cerca, casi un padre o un protector, de sus empleados: ya fuera Pascual, que estuvo con él casi medio siglo, Josemari, que era como su prolongación en los comedores, o Nicoletta o muchos otros. Tenía don de gentes, una curiosidad incesante y una ternura incomparable que nacía de un gesto: aquel modo de atusarse el bigote.

VELATORIO Y FUNERAL

A partir del viernes día 28 de julio. Tanatorio de Torrero. Velatorio 15.

Funeral día 29. 10 de la mañana. Capilla 1.

 

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