CURIOSIDADES

¿Por qué se conservan tantas fotografías estereoscópicas de Zaragoza?

A comienzos del siglo XX se hizo popular esta técnica, que crea una ilusión de tercera dimensión y con la que se documentaron muchos iconos de la ciudad.

La calle de Don Jaime I, en una imagen perteneciente a la serie 'El turismo práctico', entre 1914 y 1922.
La calle de Don Jaime I, en una imagen perteneciente a la serie 'El turismo práctico', entre 1914 y 1922.
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Algunos de los que fueron iconos urbanos de la Zaragoza de principios de siglo XX, véase la Torre Nueva o el antiguo Teatro Pignatelli, son conocidos gracias a unas curiosas fotografías estereoscópicas que los ‘millennials’ tratan de interpretar. Son dos imágenes, casi idénticas, que aparecen copiadas en una misma cartulina y que requieren explicación, pero también un visor para poder ver su relieve adecuadamente. 

"La fotografía estereoscópica nació prácticamente a la par que la fotografía convencional y tuvo un gran auge a principios del siglo XX. Se tomaban con cámaras especiales con doble objetivo, para obtener dos imágenes con la finalidad de conseguir una sensación de relieve, lo que hoy llamaríamos 3D. Usaban los mecanismos de la visión binocular humana, a través del uso de un visor especial", explican los expertos. Las dos fotos están hechas desde posiciones ligeramente diferentes que se corresponden con la distancia existente entre los ojos de una persona, unos 6,5 centímetros. Para recrear la impresión de profundidad, al visualizarlas se debe facilitar que cada ojo vea tan sólo una de las dos fotografías del par.

En la recientemente clausurada feria del libro antiguo de Zaragoza había algunas cajas con copias de estas fotografías y también en el Archivo Municipal de Zaragoza, debidamente digitalizado, se pueden encontrar muy curiosas imágenes de la basílica del Pilar aún sin torres, la desaparecida plaza del Mercado, la fuente de Neptuno en el centro de la ciudad…

¿Está Zaragoza mejor documentada estereoscópicamente que otras ciudades de España? “No creo que se conserven más fotografías estereoscópicas de Zaragoza que de otras ciudades importantes como Madrid o Barcelona, o especialmente en los casos de algunas ciudades de Andalucía como Granada, Sevilla, Córdoba, Cádiz...”, afirma José Antonio Hernández Latas, uno de los mayores expertos de fotografía histórica de Aragón. “Simplemente sucede que todavía no se han hecho estudios tan específicos sobre la fotografía de tipo profesional o comercial en estas grandes ciudades o regiones. Aunque sí es verdad que  existe un importante estudio de carácter general sobre la fotografía estereoscópica en España (Fernández Rivero, J. A., 2004) o uno más específico sobre los fotógrafos estereoscopistas franceses en España en tiempos de Isabel II (VV. AA. 2011). Pero, por el momento, solo han llevado a cabo catalogaciones tan pormenorizadas como la de Zaragoza, en ciudades de menor entidad, como Lérida, Cuenca o Guadalajara”, añade Hernández Latas, máxima autoridad en la materia.

La plaza de la Constitución (hoy, de España) con la fuente de Neptuno en el centro.
La plaza de la Constitución (hoy, de España) con la fuente de Neptuno en el centro.
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La Zaragoza de finales del siglo XIX y comienzos del XX resultaba atractiva para los viajeros románticos, que aún buscaban en las calles y edificios nobles los ecos de las heroicidades de los Sitios. De hecho, la capital del Ebro cuenta con la fortuna de que fue visitada por grandes fotógrafos de la época como el británico Charles Clifford, que formó parte de una recepción a la comitiva de Isabel II, o del francés Jean Laurent, autor del mayor legado iconográfico de la España del siglo XIX. A él se deben estampas de la Torre Nueva, el Monumento a Pignatelli o la fuente de la Princesa en la plaza de la Constitución, hoy de España. También el húngaro Alois Beer hizo escala en Zaragoza allá por 1905 y retrató la fachada del palacio de los Condes de Luna, el Coso o la plaza de San Felipe.

"Las imágenes nos permiten andar por las calles de Zaragoza a lo largo de 120 años y contemplar en tres dimensiones espacios emblemáticos"

En paralelo, estos fueron también los años en los que comenzaron a emerger los negocios locales de gabinetes fotográficos: están documentados los del pionero Mariano Júdez y Ortiz, el de Manuel Hortet y Molada, el del pintor Enrique Rays, el de Santos Álvarez… Sin duda, parece que fue un negocio floreciente a principios de siglo, si bien las vistas estereoscópicas comenzaron a decaer llegada la Segunda República por los avances tecnológicos que hacían prescindibles los visores.

Hace seis años se organizó en el Paraninfo una gran muestra con más de 250 imágenes en relieve de la Zaragoza antigua, con material de colecciones particulares y de una veintena de artistas de distintos países. La muestra recogía la fotografía profesional y comercial entre 1850 y 1970, y fue el germen de un libro que publicaría José Antonio Hernández Latas al año siguiente con Prensas Universitarias. En la muestra y la publicación pueden verse estampas del Canal Imperial, la plaza de los Sitios, la Aljafería, el patio de la Infanta… 

La basílica del Pilar, aún sin la construcción de sus torres.
La basílica del Pilar, aún sin la construcción de sus torres.
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También hay vistas de la Exposición Hispano Francesa de 1908, pertenecientes al archivo Coyne, que incluye una fotografía del Pilar iluminado con luz eléctrica, algo que se hizo en 1908 y 1909 en homenaje a los héroes de los Sitios. “Las imágenes nos permiten andar por las calles de Zaragoza a lo largo de 120 años y contemplar en tres dimensiones espacios emblemáticos”, dicen desde la editorial, donde también ponen el acento en cómo documentan “la vida de las gentes y los paisajes urbanos”.

También es importante en esta labor divulgadora la exhibición de los distintos tipos de visores para poder ver las imágenes con la ilusión de relieve (los aparatos son pertenecientes al fondo Boisset-Ibáñez) e, incluso, en Zaragoza se pudo disfrutar del llamado ‘Brewster’, el primer instrumento de este tipo que se presentó en la Exposición Universal de Londres de 1851.

“Con respecto a las fotografías estereoscópicas a las que puedo tener especial aprecio, por su enorme calidad, serían las imágenes tomadas por el fotógrafo británico Frank Mason Good, que estuvo en Zaragoza entre 1868 y 1869. Tanto su vista de la plaza del Mercado, como la de la plaza de la Constitución (actual plaza de España), en la que se puede ver el exterior de los gabinetes fotográficos de Mariano Júdez y de Santos Álvarez, son muy interesantes”, explica Hernández Latas.

De comienzos del siglo XX también hay unas fotografías estereoscópicas del Santo Entierro que han desvelado cómo eran hace más de cien años la procesión general e, incluso, es sabido que el científico Santiago Ramón y Cajal era aficionado a esta técnica y tenía una cámara Verascope-Richard con la que fotografió los edificios de la Exposición Franco-Británica de Londres de 1908.

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